“Es momento de ayudar, nos necesitan”
Miles de personas esperan ya en la Ciudad de las Artes y las Ciencias para subirse a 50 autobuses cargados con voluntarios para la zona cero

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En uno de los extremos del lago de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, a las siete y cinco de la mañana, hay un hombre con un megáfono. “Cada autobús con 50 personas va a ir a una ubicación donde somos necesarios. Ahora mismo no sé decir dónde ni cuándo”, explica. Por el fondo llegan gritos de “no se oye”. Pero el hombre continúa: “Importante: no veo menores. Si hay algún mejor de edad que no venga acompañado, por favor, no se les dejará subir; si viene con adultos, padre, madre tutor, sí”. Son las primeras instrucciones que reciben las miles de personas que hoy han acudido a la llamada de la Generalitat Valenciana y la Plataforma de Voluntariado, el día de después de que miles de personas se desplazaran de forma autoorganizada a la zona cero de la Dana.
Tomás y Ana han llegado a las siete menos diez: “De momento está desorganizado. Nadie da directrices”. Son de Aldaia y tienen familia afectada: “algunos están mejor que otros pero no ha habido pérdidas humanas”. “Es importante organizarse para poder reducir el tráfico en esas zonas”, creen, por eso han venido. No han estado en la zona cero hasta ahora pero trabajan en ONG.
Paz y Lola y sus hijas, Lola y Sara, amigas del colegio, han venido atraídos por la posibilidad de ayudar de forma más organizada. Ambas conocen bien la situación en la que se encuentran los municipios afectados, y son partidarios de canalizar la ayuda de forma coordinada. “mi tío y mi primo viven en Catarroja a poca distancia y ayer uno estaba sin luz sin agua y el otro con luz. Les pregunté ‘cómo puedo ir a ayudaros’ y me dijeron que no lo sabían y que no creían que pudiera, por eso es importante ir con alguien que se sepa cómo”, destaca Lola. Paz y su hija Sara no fueron ayer a la zona cero porque vieron que había “cierta desorganización”. “Hacerlo de esa forma no es tan seguro como esto”.
Alba sí que fue ayer, con dos amigas. Nadie les organizó ni les dijo dónde ir. ”Quedamos, aparcamos el coche en La Fe y fuimos andando”. Llegaron hasta Alfafar y nunca habían visto nada igual. “Todo lleno de coches destrozados y dados la vuelta”, explica. Por un lado del grupo aparece, de repente, la vicepresidenta del Consell, Susana Camarero, que busca el modo de acceder al interior del museo. “¿Estos qué son, VIPs?”, se pregunta el grupo.
En la cola para acceder al Museo de las Ciencias esperan Anna y Esther, amigas de Alcàsser y Venta del Moro. “Es el momento de ayudar, nos necesitan”, destaca Esther. Las dos son de municipios que se han salvado de los efectos de la inundación, pero están rodeados de algunos de los más afectados. Todos sus amigos y familiares están bien.
Inmenso centro de distribución
Dentro del museo se ha montado un inmenso centro de distribución en el que los voluntarios de la organización ofrecen a todo el que quiera sumarse un autobús camisetas para identificarlos, mascarillas, guantes y cubos para retirar el barro y el agua. Desde el interior del museo, los voluntarios organizan grupos con destino a los diferentes autobuses que irán a los municipios inundados y castigados por las lluvias y la riada.
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