Una marcha histórica exige la dimisión de Mazón por la gestión de la DANA
Más de 130.000 personas según la delegación del Gobierno claman contra la falta de prevención y la respuesta de la Generalitat ante la emergencia
La protesta pacífica queda empañada por los incidentes provocados por un grupo minoritario de violentos cuando la concentración ya había acabado que dañan el Palau de la Generalitat
Los convocantes denuncian la "negligencia" del Consell, piden llevar al president ante la justicia y reprochan al Gobierno que no asumiera el mando de la crisis
Decenas de miles de personas han abarrotado este sábado el centro de València para exigir la dimisión de Carlos Mazón y de todo su Consell por la gestión de la Dana en una de las manifestaciones más multitudinarias que se recuerdan en la ciudad. La delegación del Gobierno en la Comunitat Valenciana cifró en 130.000 los participantes en una protesta que canalizó el malestar social respecto a la actuación de Mazón y todo su gobierno en esta crisis, tanto en la prevención como en la respuesta a la emergencia. Es la manifestación más numerosa desde la de 2003 contra la guerra de Irak y confirma los peores temores que había en la dirección nacional del PP, donde se reconocía estos días la preocupación por el grado de seguimiento que pudiera generar esta marcha, que finalmente ha sido masiva.
El president fue el blanco indiscutible de la rabia de los miles y miles de asistentes, buena parte de ellos llegados desde municipios de las múltiples zonas cero que deja la catástrofe. Todos los cánticos coreados masivamente iban dirigidos al president y su gobierno, así como las miles de pancartas que salpicaban la marea humana. La marcha se desarrolló de manera tranquila y fue muy heterogénea, con personas de todas las edades, pero terminó empañada por unos incidentes protagonizados por un reducido grupo de violentos cuando la protesta ya se había disuelto. La organización había insistido en el carácter pacífico de la convocatoria.
Finalmente fueron más de 60 las entidades sociales que se sumaron al acto reivindicativo, que terminó a las puertas del Palau de la Generalitat pasadas las 20.00 horas. Casi una hora después del final oficial de la marcha, anunciado por la organización por megafonía, se vivieron unos momentos de alta tensión cuando un grupo aislado de manifestantes lanzó barro y pintura roja, simulando sangre, a la puerta del Palau.
Se saldó con al menos un detenido tras algunos choques con la policía, que realizó algunas cargas contra los violentos, que se dispersaron por las calles adyacentes donde continuaron los disturbios. Mazón no estaba dentro, pero el Palau, edificio gótico que data de 1421, fue vandalizado con pintadas. Otras personas pegaron sus pancartas, de forma pacífica, cuando la turba se desplazó del lugar huyendo de la policía.
Antes también se vivieron escenas de tensión puntual cuando otro grupúsculo lanzó una bengala contra el ayuntamiento. El consistorio condenó el «intento de incendiar la puerta principal» así como la rotura de los cristales de algunas ventanas.
Masiva y pacífica
Esos incidentes no representan lo que se vivió durante la protesta. La multitud que se fue concentrando desde mucho antes de la hora oficial de inicio, las 18.00 horas, complicó la logística. La cabecera, organizada a los pies del consistorio municipal, era incapaz de avanzar ante las miles y miles de personas que se iban agolpando en la plaza. A la vez, otras columnas de manifestantes se seguían sumando, algunas en dirección opuesta al recorrido, lo que complicó más todavía el arranque. La parte delantera tardó dos horas en recorrer los 950 metros que separan ambos puntos. Y para cuando lo hicieron, muchos ya estaban concentrados en la plaza de Manises, donde sobre las 19.00 horas no cabía un alfiler.
El ambiente no era ni mucho menos festivo, pero la imagen de la plaza del Ayuntamiento llena hasta la bandera dejaba corta la afluencia a muchas mascletàs en los días centrales de Fallas.
El malestar estaba a flor de piel. Los primeros gritos de «asesinos, asesinos» no tardaron en escucharse. «Mazón dimisión», «el president, a Picassent» y «Mazón, dimitie, sal de tu escondite», fueron algunos de los cánticos más repetidos y seguidos por la multitud. La agenda del jefe del Consell el día de la tragedia también fue cuestionada en algunos cánticos, como el que coreó «Mazón comiendo y la gente muriendo».
La gran mayoría de las pancartas también apuntaban directamente a Mazón. En ninguna de ellas se vio ningún elemento de partido. Algunas reprochaban la falta de prevención del president:«El que avisa no es Mazón», «el agua sube, la riada crece y Mazón no aparece» o «dónde estabas entonces, cuando tanto te necesité» son algunos ejemplos. Otras denunciaban que el «negacionismo climático mata», lamentaban el desmantelamiento de la Unidad Valenciana de Emergencias o reclamaban «más bomberos y menos toreros».
Ya a las puertas del Palau, donde previamente se habían colocado botas llenas del barro contra el que todavía hoy se sigue luchando en los municipios de la zona cero, tres afectadas leyeron el manifiesto tras guardar un respetuoso y emotivo minuto de silencio en recuerdo de los más de 200 fallecidos y miles y miles de damnificados.
Además de la mencionada dimisión de todo el Consell, clamaron por el inicio de un procedimiento judicial contra Mazón por «las consecuencias evitables de la catástrofe». Las portavoces denunciaron que la Generalitat se ha «limitado a intentar tapar la negligencia ante esta crisis», condenaron la tardanza del Gobierno central a la hora de actuar, en especial que no asumiera el mando ante la «inacción» del gobierno valenciano en las horas posteriores a la Dana, y reprocharon la «falta de cordinación» entre ambas administraciones.
El texto puso también el foco en la emergencia habitacional que se abre ante los miles de damnificados, por lo que se reclamó la puesta a disposición de estas personas los pisos turísticos de la zona así como los inmuebles en propiedad de la Sareb. También se exigió reforzar el transporte público y un nuevo modelo productivo más respetuoso con el territorio y adaptado al cambio climático, entre otras reivindicaciones.
El PP valenciano, como hizo antes Mazón, salió en tromba a denunciar que la manifestación estaba «politizada» por entidades catalanistas con otros intereses.
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