La factura ambiental de la gota fría

El zarpazo a los escudos climáticos de l’Albufera y el Parc Natural del Túria

El devastador paso de la DANA, con una insoportable cifra de víctimas, ha tenido un impacto aún por determinar en los parques naturales de l’Albufera y el Túria.

Son dos escudos que, bien gestionados, son aliados frente a los fenómenos extremos climáticos. Sequías y lluvias torrenciales serán cada vez serán más recurrentes y agresivas

Los daños en caminos y acequias son enormes,  sumados al arrastre hasta la laguna de cañas, residuos sólidos y líquidos.

Los daños en caminos y acequias son enormes, sumados al arrastre hasta la laguna de cañas, residuos sólidos y líquidos.

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

València

El ‘tsunami’ de agua y fango de la fatídica tarde del martes 29 de octubre ha provocado una brutal transformación del paisaje allá por donde pasó la lengua destructora. El impacto fue no menos severo en los dos parques naturales que abrazan el área metropolitana, el del Túria y el de l’Albufera. Las imágenes del satélite estadounidense Lansat-8 revelaban unos días después, desde el espacio, la magnitud de la gota fría. Sobre el terreno, las primeras evaluaciones son más desoladoras si cabe, aunque los expertos insisten en que aún es pronto para hablar de la factura ecológica cuando la cifra de víctimas y desaparecidos es dramática dos semanas después.

L’Albufera, un lago circundado por 21.000 hectáreas en gran medida de arrozales, ha sido la depositaria de lo arrastrado por la descomunal crecida del barranco del Poyo. En algunos puntos el paso es difícilmente navegable incluso para las barcas de la zona por la compactación de restos vegetales.

El parque fluvial del Túria, totalmente desdibujado a su paso por Riba-roja de
 Túria.

El parque fluvial del Túria, totalmente desdibujado a su paso por Riba-roja de Túria.

Pese a ello, l’Albufera es un ecosistema más resiliente que el Parc Natural del Túria, con una extensión de 8.000 hectáreas marcadas por el río que le da nombre. El cauce del Túria, por donde circulaba la torrentera originada aguas arriba, arrasó todo a su paso en áreas donde deberá acometerse una importante restauración de los bosques de ribera. En el término de Riba-roja, por ejemplo, el zarpazo al paisaje es como el de un misil. A las 18:55 de la tarde, el último dato del caudalímetro de la Confederación Hidrográfica del Júcar antes de ser arrancado registraba el paso de 2.262 m3/s de agua por el Poyo. Los nuevos datos que maneja el organismo del Ministerio para la Transición Ecológica, aunque provisionales, hablan de que se pudo alcanzar un caudal punta de 3.500 m3/s. Diez veces lo que lleva un río como el Ebro.

Estado del parque fluvial del Túria a la altura de Rina-roja de Túria, donde arrancó las pasarelas sobre el río con un poder de devastación que necesitará de una profunda restauración tanto de la vegetación como autóctona como para la erradicación de exóticas invasoras como la caña americana.

Estado del parque fluvial del Túria a la altura de Rina-roja de Túria, donde arrancó las pasarelas sobre el río con un poder de devastación que necesitará de una profunda restauración tanto de la vegetación como autóctona como para la erradicación de exóticas invasoras como la caña americana.

Carles Sanchis Ibor, presidente de la Junta Rectora del Parc Natural de l’Albufera, apunta a que todavía se está haciendo una cuantificación de daños en el lago y la marjal, que afectan en gran medida a caminos y acequias. «Primero hay que evaluar y retirar todos los depósitos arrastrados, que son muchos, para reconstruir después», señala. E incide: «La prioridad son ahora las zonas urbanas donde hay pérdidas humanas».

Zarpazo a los escudos climáticos de l’Albufera y el Parc Natural del Túria

Zarpazo a los escudos climáticos de l’Albufera y el Parc Natural del Túria

Sanchis Ibor recuerda la «enorme capacidad de resiliencia de l’Albufera a estos eventos porque forman parte de su ritmo natural». Esa característica convierte a los humedales en grandes aliados frente a efectos del cambio climático como las lluvias explosivas del fatídico martes. En este caso, como ha podido tristemente comprobarse, se convierte en una esponja capaz de laminar la mortal torrentera escupida por la rambla del Poyo evitando males mayores.

Zarpazo a los escudos climáticos de l’Albufera y el Parc Natural del Túria

Zarpazo a los escudos climáticos de l’Albufera y el Parc Natural del Túria

La llegada de residuos urbanos sólidos y líquidos, con materiales de todo tipo, es una de las principales preocupaciones de los biólogos y técnicos que trabajan en ambos enclaves protegidos. En el caso de l’Albufera una de las primeras tareas fue recuperar los niveles habituales con las bombas instaladas en la Gola del Pujol. Estuvieron extrayendo agua sin cesar. «Es una laguna de flujo, por lo que buena parte de lo que entró salió rápidamente al mar», explica Sanchis Ibor, para subrayar que se trata de «una cadena de transmisión de la inundación».

Zarpazo a los escudos climáticos de l’Albufera y el Parc Natural del Túria

Zarpazo a los escudos climáticos de l’Albufera y el Parc Natural del Túria

«Cada vez más fuertes»

Javier Jiménez, biólogo que vive y trabaja en l’Albufera, incide en que este tipo de episodios serán «cada vez más fuertes y frecuentes». De ahí que reclame dejar atrás la inacción climática y pasar ya a la adaptación. Como Sanchis Ibor, subraya que es muy pronto para abordar el impacto ambiental del plástico o la basura que llenan el lago, cuando el drama humano es de tal dimensión. «Hay que repensar nuestra relación con los ecosistemas y con la vida, porque humedales como este bien gestionados pueden salvar vidas», razona Jiménez. «El Saler no se ha inundado seguramente gracias a l’Albufera, que ya estaba mal antes de todo esto y ahora es un desastre», remarca.

Zona devastada

El catedrático de Ecología de la Universitat de València Emilio Barba explica que la zona del Parc Natural del Túria, donde tenían un proyecto de investigación, ha quedado muy devastada. Barba, experto en gestión medio ambiental, se encuentra en estos momentos colaborando con el Vicerrectorado de Sostenibilidad y Cooperación en la ayuda a zonas arrasadas por el agua y reflexiona sobre la necesidad de «repensar a la hora de reconstruir infraestructuras o viviendas».

«Hace tiempo se publicó que había un proyecto de restauración de toda la zona cercana a la ciudad de València, que estaba muy deteriorada. Sería una buena ocasión para recuperarlo y hacer una regeneración sensata del territorio afectado», recuerda Barba. Sin embargo, teme que se vuelva al «descuido y el descontrol urbanístico» que ha primado en las últimas décadas.

Mario Giménez, delegado de SEO/Birdlife en la Comunitat Valenciana, insiste en que los fenómenos extremos como los del pasado martes serán desgraciadamente cada vez más recurrentes. «Tenemos que ser rigurosos con la planificación territorial para evitar estas consecuencias sobre bienes y personas», razona. Tras la retirada de basura, la reparación de las motas y el despeje de caminos llegarán las evaluaciones más exhaustivas. «Habrá que repensar la ordenación del territorio que queremos y qué pasa si no se respetan los ciclos hidrológicos. Hay que sacar enseñanzas de aquí porque estos son los efectos del cambio climático, de sufrir un clima mediterráneo ya tropical y de estar en una llanura de inundación», señala.

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