Sanidad

La dana pone en riesgo la salud mental de 71.000 niños y niñas valencianos

Save the Children resalta la importancia de ofrecer ayuda psicológica antes de desarrollar "problemas más graves"

Silencio o retroceso en el aprendizaje son algunos de los síntomas emocionales de los menores, aun varían dependiendo de la edad

 

Los niños en su vuelta a las aulas en Algemesí la semana pasada.

Los niños en su vuelta a las aulas en Algemesí la semana pasada. / Agustí Perales Iborra

Lluís Pérez

Lluís Pérez

"Mi nieto no para de repetirnos que no quiere que vuelva el agua". Así resume Carlos Luis Alfonso, vecino de Paiporta, el impacto de la dana en el estado emocional de su descendiente. No es un caso aislado; la historia se repite en varios municipios. De hecho, un informe de Save the Children cifra en 71.000 el número de menores que podrían tener afectación en su salud mental derivada de la dana y de ver "como sus hogares o escuelas han quedado destruidos" y eso "genera un entorno de falta de seguridad".

Un buen número de estos 71.000 niños y niñas ya vivieron la epidemia del coronavirus y, según explican desde la organización, la nueva situación les lleva a "experimentar situaciones similares a las del encierro", provocar "la reaparición de los síntomas" y hacerles "revivir un trauma".

Muchos de estos menores están viviendo la situación en función de la vivencia de sus familias. "Los adultos son los ojos a través de los que ven esta realidad -, explica Rodrigo Hernández, director de la entidad en la Comunitat Valenciana-. Por eso, es importante que las familias puedan mantener la calma en la medida de lo posible porque el autocontrol les ayuda a sentirse seguros".

Métodos de expresión del miedo

¿Cuáles son los síntomas más habituales? Los más habituales son las pesadillas recurrentes y el miedo a la lluvia; en casos más graves pueden incluso vomitar o tener ataques de ansiedad. Sin embargo, las formas de canalizar el trauma son diferentes en cada edad. “Algunos niños y niñas están desarrollando mutismo o no duermen por la noche. También hay niños y niñas que se han olvidado de leer y escribir a los 9 años, otros nos dicen que huele a muerto en la calle y no quieren salir de casa”, ejemplifica Hernández.

  • Entre los 0 y los 2 años, pueden experimentar problemas de sueño, con la alimentación o un retroceso en el aprendizaje, dejando de hacer cosas que ya sabían.
  • Entre los 3 y los 5 años, es normal que estén más callados e inquietos y que pierdan autonomía. Pero también pueden dejar de hablar o retroceder en su desarrollo: chuparse de nuevo el dedo u orinarse en la cama, por ejemplo.
  • Entre los 6 y los 12 años, los síntomas señalados por Save the children son el miedo a separarse de sus cuidadores, hacer muchas preguntas o tener pensamientos repetidos sobre la muerte. Sin embargo, pueden tener comportamientos opuestos y no hablar en absoluto.
  • Y las muestra del impacto mental en los adolescentes son el aislamiento emocional, el sentimiento de culpa o actitudes desafiantes hacia las figuras de cuidado. Algunos experimentan ira, rabia, problemas de sueño y confusión, pero poco a poco algunos de ellos y ellas entrarán en una etapa de tristeza.  

Atención psicológica

De prolongarse este tipo de síntomas más allá de las ocho semanas, lo recomendable es "acudir a un profesional especializado que pueda garantizar un apoyo terapéutico", explican los profesionales de Save the Children.

El impacto en la salud mental preocupa, sobre todo, en el medio y largo plazo por el riesgo a desarrollar "problemas mayores en el futuro". En este sentido, la Conselleria de Sanidad tiene prevista la apertura de seis Unidades de Trauma en los hospitales de las zonas castigadas por la dana para combatir la aparición de un número elevado de casos de estrés postraumático.

En la actualidad, Save the Children está ya ofreciendo apoyo psicológico a un centenar de niños y niñas residentes en la zona cero. Sin embargo, la organización considera "fundamental" implementar medidas de acompañamiento psicosocial con enfoque a la infancia. También creen "necesario" formar al profesorado en apoyo psicosocial y brindar información a las familias sobre las reacciones emocionales después de un desastre y cómo manejarlas.

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