Riesgo a brotes víricos: las aguas residuales centran la vigilancia de los expertos

El mal estado del alcantarillado puede provocar fugas de aguas contaminadas e incrementar las infecciones

Operarios extrayendo lodo del alcantarillado en Paiporta ayer.

Operarios extrayendo lodo del alcantarillado en Paiporta ayer. / Miguel Angel Montesinos

Lluís Pérez

Lluís Pérez

Salmonela, gastroenteritis o hepatitis A. Son solo tres de las enfermedades que siguen presentes en las aguas residuales de las zonas afectadas por la dana. Aunque el pico de riesgo máximo está descendiendo, el control epidemiológico sobre estas y otras patologías se prolongará aún durante un tiempo, especialmente porque la red de alcantarillado sufre deficiencias por la acumulación del lodo y la destrucción de parte de la infraestructura hídrica. Los expertos en Salud Pública de la Conselleria de Sanidad y el Ministerio no descartan la aparición de algún brote con las aguas residuales como origen.

"Estamos analizando constantemente estos vertidos y hay presencia de todo tipo de bacterias como norovirus, salmonella, giardia o rotavirus -, explica Salvador Peiró, experto en Medicina Preventiva y Salud Pública y miembro de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio)-. Son las esperables en situaciones como la que hemos vivido, pero ello no conlleva una disminución de la vigilancia".

Fugas y depuradoras

La gestión de las aguas residuales se está recuperando y, de hecho, el 97,1 % de los vertidos ya se han solucionado según datos de la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio. Sin embargo, el deterioro del alcantarillado obliga a reemplazar o limpiar gran parte de las infraestructuras, unas tareas que podrían alargarse más de un año porque los daños son "mayores de los esperados inicialmente", según los expertos en ingeniería hídrica. Hasta entonces, el mal estado de las tuberías puede ocasionar fugas de vertidos y estos exponer el agua contaminada o transmitirla a los alimentos y, en consecuencia, provocar nuevos casos de enfermedades de transmisión hídrica a la población.

Ante esta situación, la preocupación por la irrupción de brotes de hepatitis A, salmonela o gastroenteritis continúa; principalmente, entre la población más vulnerable. "El principal problema es su impacto en las personas debilitadas que no pueden enfrentarse a la infección de la misma manera que una persona sin patologías previas", reconoce Peiró. De hecho, los tres primeros casos positivos de legionela se han producido entre personas con este factor de riesgo.

Otro de los focos de vigilancia se encuentra en las depuradoras. De las 123 afectadas, son 117 las que funcionan con normalidad, según el departamento de Vicente Martínez Mus. Sin embargo, la filtración inadecuada de las aguas residuales puede trasladar la contaminación a los campos de cultivo, principalmente verduras, que no han sido destruidos por las inundaciones. Según Peiró, el riesgo es mayor en los de riego por aspersores porque el "agua contaminada se distribuiría por todas las hojas". En este sentido, en la zona cero de la dana puede ser menos preocupante porque los campos se irrigan con goteo o por inundación.

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