Se cumple una semana sin hallar ningún cuerpo de víctimas mortales de la DANA

Los rastreos se mantienen en todos los frentes, ya que las cuatro personas que siguen ilocalizadas desaparecieron en los tres cauces más mortíferos, los de los ríos Magro y Túria y en el barranco del Poyo

La unidad canina de la Policía Nacional durante el rastreo del barranco del Poyo a su paso por Massanassa

José Manuel López

Teresa Domínguez

Teresa Domínguez

El cuerpo sin vida de Javier Sánchez Rocafull, de 51 años, fue encontrado poco antes de las dos de la tarde del lunes, 25 de noviembre, en un recodo del Túria, en Vilamarxant, muy cerca del límite con Benaguasil. Había desaparecido la tarde del 29 de octubre, cuando la riada se llevó por delante su casa, en la que estaban él, su mujer y sus hijos. La madre y la niña sobrevivieron milagrosamente, parapetadas toda la noche tras un muro. A escasos metros de ellas yacía el cuerpo sin vida de Javi, el hijo de cuatro años. A Javier se lo llevó la corriente y fue encontrado 27 días después casi 50 kilómetros río abajo.

Él es, de momento, la última víctima mortal de la DANA encontrada (la cifra sigue en 222), ya que desde ese lunes no ha sido localizado ningún cuerpo más. Y ya ha pasado una semana entera.

Los equipos de rastreo en tierra, en los que siguen integrados Guardia Civil, bomberos, Policía Nacional, voluntarios y soldados de la UME y de Tierra, así como maquinaria civil pesada, no cejan en su empeño, pero la búsqueda cada vez es más complicada y las esperanzas de encontrar a las cuatro personas que faltan se van reduciendo. Aún así, nadie ha puesto una fecha límite; la idea es mantener los rastreos hasta que aparezcan todos.

De hecho, los equipos mantienen la búsqueda, palmo a palmo, en todos los frentes, los tres cauces en los que se registraron víctimas y desaparecidos –el del Magro-Xúquer, el del Túria y el del barranco del Poyo– porque hay personas sin localizar en todos ellos. Y eso incluye l’Albufera, que es la desembocadura natural del Poyo, y la franja marítima, donde mueren el Túria y el Xúquer.

Homenaje a las víctimas de la dana en el barranco de Paiporta

Fernando Bustamante

Los cuatro desaparecidos

Así, cuando se ha cumplido ya le mes, quedan por encontrar cuatro personas. Francisco Ruiz Martínez, de 64 años, fue arrastrado aquella tarde por las aguas en el aparcamiento de un supermercado ubicado en el polígono de Monserrat, justo después de salvar a sus nietos subiéndolos al techo de su coche; ayer, los equipos ya lo buscaban en Algemesí, donde el Magro se une al Xúquer antes de seguir hacia el mar.

En el barranco del Poyo hay dos posibles víctimas. Elisabet Gil Martínez, de 38 años, y Mohamed Belhadi, de 59. La primera, la única mujer que permanece sin localizar, desapareció en Cheste cuando iba a trabajar con su madre, Elvira Martínez Alfaro, de 64 años, al hotel La Carreta, en la A3. Nunca llegaron, porque en la llamada rotonda del motorista fueron desviadas: la autovía de Madrid era ya un pantano y la Policía Local impedía el paso por ese tramo. Elisabet, que conducía el Ford Focus negro en el que iban hacia el trabajo, envió vídeos a su jefe informándole de que estaban teniendo muchas dificultades para llegar. El cuerpo de su madre fue encontrado días más tarde, muchos kilómetros más abajo, pero ni ella ni el coche han sido aún localizados.

También junto al barranco del Poyo, pero muchos más kilómetros más abajo, desapareció Mohamed Belhadi, Moussa para los amigos. Vivía en una caseta, junto a dos amigos, muy cerca del metro de Paiporta. Cuando el agua empezó a subir, agentes de la Guardia Civil de ese municipio fueron a desalojar la estación de Metrovalencia y a avisar a Moussa y a los otros dos, un hombre y una mujer, conscientes de que la infravivienda iba a ser arrasada. No llegaron, la ola los arrinconó por el camino y a duras penas sobrevivieron subidos a un árbol hasta bien entrada la madrugada. De Mohamed no se tienen noticias desde ese día, la mujer y el hombre con los que compartía chabola, por fortuna, se salvaron.

La cuarta persona que permanece desaparecida es José Javier Vicent Fas, de 56 años. Esa tarde, la del 29 de octubre, decidió ir con su hija, Susana, de 30 años y con síndrome de Down, a la casa de campo que tenían en Pedralba. Su mujer se había quedado en el domicilio habitual, en València. Lo último que supo de ellos es que su marido le envió mensajes diciéndole que llovía una barbaridad y que el agua estaba empezando a subir por encima de lo normal. 

El cuerpo sin vida de Susana fue encontrado la mañana del jueves, 31 de octubre, en la playa del Mareny Blau, en Sueca: recorrió todo el Túria hasta la desembocadura y luego las corrientes la arrastraron. Del padre sigue sin haber noticias, aunque la sospecha es que pudo haber seguido el mismo recorrido, casi 60 kilómetros de río y 30 más por el mar.

Así que, mientras no haya otros resultados, la búsqueda se mantendrá y lo hará en todos los frentes. Hasta que no quede nadie por encontrar.

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