Vivienda

Un fondo de inversión amenaza con desahuciar a dos ancianos de 80 años antes de Navidad

Es el tercer intento de desahucio de Ramón, que hace diálisis a diario y de Teresa, que casi no puede caminar

“Hemos ido a todas las administraciones y todas nos han dado la espalda. Nadie hace nada por ellos”, denuncia la PAH

Carmen (76 años) y Ramón (80) en su casa del barrio de La Plata, en València.

Carmen (76 años) y Ramón (80) en su casa del barrio de La Plata, en València. / Loyola Pérez de Villegas Muñiz

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

València

Ramón Salazar tiene 80 años y hace diálisis cada día. Carmen Manzano tiene 76 y casi no puede caminar. Este jueves a las 9 un fondo de inversión intentará echarlos del piso en el que han vivido más de 30 años.Desahucio una semana antes de Navidad. 

Ramón y Carmen deberían estar pensando en la cena de Nochebuena, pero en lugar de eso ni duermen ni comen por la angustia de saber que este jueves se pueden quedar, literalmente, en la calle. “Yo he pasado varias noches aquí sentado, en vela, explica Ramón desde el sofá de su comedor”. Todas sus pertenencias están en bolsas para poder llevárselas si en dos días les echan a la calle. 

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) lleva años ayudando a Carmen y Ramón, que perdieron el piso tras dejar de trabajar Ramón por su enfermedad. Del banco pasó a un fondo buitre de capital estadounidense y ahora a otro afincado en Valladolid. 

Este es el tercer desahucio que Ramón y Carmen viven en dos años, y el que se ha notificado con menos tiempo. “Nos enteramos hace un par de días, cuando normalmente te lo dicen a un mes vista”, cuenta Luis Vargas, activista de la PAH. 

Ramón, en la habitación en la que hace diálisis cada día.

Ramón, en la habitación en la que hace diálisis cada día. / Loyola Pérez de Villegas Muñiz

Oferta de compra y administración ausente

El fondo tiene una oferta de una de las nietas de Ramón para comprar el piso, con la financiación aprobada por el banco. Todo indicaba que el problema se iba a solucionar así hasta que el juez dictó la orden de desahucio. Ahora la prioridad ha cambiado, y el fondo quiere echarlos fuera para multiplicar el beneficio. “Hay que parar este desahucio, porque si lo conseguimos el fondo no va a tener más remedio que aceptar la oferta”, cuenta Vargas. 

Carmen y Ramón son pensionistas, y entre los dos ingresan 800 euros. El precio de los alquileres hace que no puedan encontrar un piso en el que vivir ni siquiera fuera de València. “No hay nada, nosotros pagaríamos aunque nos tuviéramos que quitar de comer, pero esque no hay nada”, lamentan. 

La PAH critica que, pese a llevar dos años en esta situación, la administración no ha hecho nada para solucionarla más allá de decirles que pueden dormir en un albergue municipal. “Hemos ido a hablar con el secretario autonómico de vivienda, la directora general, la directora del parque público, con el ayuntamiento de València… Y ninguna administración mueve un dedo por ellos”, lamenta Luis Vargas.

La PAH pide a la Generalitat contratos temporales de alquiler con fondos buitre contra el “drama” de 11 desahucios al día

La PAH pide a la Generalitat contratos temporales de alquiler con fondos buitre contra el “drama” de 11 desahucios al día / M.Rojo

Error administrativo

El caso de Ramón y Carmen es de especial urgencia y la PAH ya avisó en su segundo intento de desahucio que se encadenarían a la puerta si era preciso, ya que estos ancianos no tienen dónde ir. Finalmente se suspendió antes de celebrarse y no fue necesario. 

La principal crítica de Luis Vargas es la falta de apoyo de la administración. “Nos dijeron que ellos estaban los primeros en lista para una vivienda pública, pero resulta que hace unas semanas adjudicaron viviendas para mayores de 65 años en Moncada y a ellos no le dieron ninguna. Nos dijeron que por un “error administrativo” la casilla de solicitar vivienda pública se había marcado dos veces y nos había dejado fuera del sistema”, denuncia Vargas. Aún así, nadie les ha dado ninguna solución y mientras tanto Carmen y Ramón se desmoronan cada vez que intentan hablar. 

Ladrillo visto, toldo verde

Su piso es una vivienda humilde, en un bloque de los de ladrillo visto y toldo verde que albergan a los trabajadores en la periferia de las ciudades. Objetivos, desde la pandemia, de los fondos buitre y de inversión, que sobrevuelan este tipo de barrios.

A los del quinto los echaron hace poco. Nos dimos cuenta porque ya no había tanto ruido en la casa", cuenta Carmen. Ramón, por su parte, echa de menos a su amigo Galán. "Nos echábamos la partida todos los días en el bar del barrio. De toda la vida que le conocía, éramos muy amigos. Ahora ha comprado su piso un ruso, han hecho apartamentos para turistas y Galán se ha tenido que ir", lamenta.

A Ramón le falló el riñón hace una década, por su enfermedad tuvo que dejar de trabajar y su mujer empezó a cuidarle. Los subsidios no llegaron y no pudieron afrontar su hipoteca en 2012. Perdieron el piso y se lo quedó el banco en subasta, pero ellos se quedaron pagando un alquiler social. Hace unos años el banco vendió el piso a un fondo buitre en un paquete de miles de viviendas como la suya, y este a su vez lo volvió a vender a otro fondo. Todo sucedió sin que el matrimonio lo supiera, y ahora los quieren echar a la calle.

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) ha ayudado a la familia con este caso, y asegura que no van a consentir que se ejecute. "Esto es un drama social y no entendemos que una jueza haya autorizado el desalojo. Que sepan que vamos a ser muchos en la puerta, y si hace falta nos encadenaremos, pero no vamos a consentir que Ramón y Carmen se queden en la calle", asegura Luis Vargas, de la plataforma.   

Laberinto burocrático

Ramón, a su edad, lleva dos años entregando papeles y metido en un laberinto de burocracia. "No paramos de dar papeles y papeles que nos piden para nada. No nos dan ninguna solución ni de un lado ni por otro. Que nos vayamos a un albergue nos dicen", denuncia Carmen.

"Los ancianos tenemos derecho a la vida. En cambio, los jubilados ingleses vienen a su chalet de la playa y no tienen ningún problema, mientras los de aquí pasamos estas penurias", lamenta Ramón. Ambos cobran una pensión y aseguran que no se niegan a pagar un alquiler, ni tampoco a dejar el piso ya que entienden que "es de su nuevo dueño". "No queremos un castillo, solo una casita de dos habitaciones, y no queremos vivir de gorra. Aunque en vez de pescado coma patata, me lo quiero comer en paz y sin tener que ir agachando la cabeza", explica.                                                 

Sin embargo, Carmen y Ramón ya se habían mentalizado de que iban a acabar sus días en ese piso, cuyas paredes están llenas de recuerdos. Un poto que tiene 22 años se agarra a la pared grande del salón, una planta que era de su hijo fallecido por una enfermedad y que cuidan como oro en paño, pero que se quedará dentro si los desahucian. Allí tuvieron que criar no solo a su hijo, sino a sus nietos cuando este faltó. Ramón hace diálisis en una habitación llena de aparatos médicos y de cajas. De la pared cuelga una foto suya con Carmen de cuando eran jóvenes. "Es toda una vida... Yo de aquí quería irme al cementerio, pero tuve una época mala, enfermé y dejé de trabajar y no pude levantarme hasta hoy. Desde entonces nadie se ha preocupado por nosotros", cuenta Ramón.

Drama social

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca critica lo extremo del caso, en especial por la decisión judicial que consideran injusta. "¿De verdad una jueza no ve vulnerabilidad en dos ancianos de 80 años, uno de ellos en diálisis? No entendemos cómo este caso ha ido adelante, no lo entendemos", critica Luis Vargas.

Otra de las críticas de la PAH es la falta de compromiso de Conselleria de Igualdad. "Antes, en casos como este, conselleria mandaba al juzgado un informe de adjudicación de vivienda social urgente, para que el juez diera un par de meses de plazo hasta que se consiguiera una alternativa a la familia, ahora, no sabemos por qué, se están negando a redactar esos documentos", critica Luis Vargas.

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