Balance 2024

El cambio climático amenaza la seguridad alimentaria.

El cambio climático amenaza la seguridad alimentaria. / Pixabay

Jorge Olcina

Los años de este siglo se vuelven cada vez más complejos. A las cuestiones políticas, económicas, sociales, ambientales, se une el efecto cada vez más evidente del proceso global de calentamiento climático que estamos viviendo y que adquiere en la región mediterránea un carácter singular, preocupante.

Al hacer balance climático del año 2024 sin duda destaca el episodio de la DANA de finales de octubre en la provincia de Valencia, con un efecto incomprensiblemente dramático por las vidas que se llevó por delante. Sus consecuencias nos acompañarán en 2025 porque una catástrofe de esta magnitud no permite pasar página nunca.

Son acontecimientos que se graban en la historia de una sociedad para siempre. Pero el año 2024 registró una importante secuencia de sequía en las regiones del litoral mediterráneo español que, sin haberse cerrado del todo -quizá tengamos que acostumbrarnos a este tipo de funcionamiento de alerta permanente, por su constante afección a unas regiones u otras, de las sequías en España a partir de ahora-, ha reducido su fase aguda primero en Cataluña (junio) y luego en el Júcar, Segura y Mediterráneo andaluz (otoño).

Un año con verano muy caluroso, otro más, aunque no tan tórrido como los dos anteriores; pero con un elevado número de victimas mortales por calor que se ha convertido en una tendencia inquietante en los últimos años en nuestro país. Un año sin apenas frío intenso, y con unas temperaturas que en todas las estaciones del año han estado por encima de las medias estadísticas oficiales. Un año, en fin, dentro de un contexto climático de complejidad, donde lo excepcional se convierte en lo habitual. Un año con un funcionamiento de la atmósfera en nuestras latitudes medias, a las que tendremos que acostumbrarnos porque las hipótesis se van convirtiendo en certezas. Un año que vuelve a marcar nuevo record de presencia de CO2 en la atmósfera. Y un año más sin acuerdos internacionales que beneficien al clima terrestre.

Un balance triste en todos los aspectos porque no conseguimos frenar un proceso climático que cada vez nos está condicionando más la vida diaria. No hay buenos deseos en 2025 en materia climática. Un año más.

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