L’Horta

L’Horta Sud: la devastación que llegó desde el barranco

De Manises a Picassent, el impacto sufrido por la dana condena a decenas de municipios de la comarca a un retroceso social y económico de décadas

Estado del corredor comarcal en Torrent el día después de la dana

Estado del corredor comarcal en Torrent el día después de la dana / JM López

Isabel Olmos

Isabel Olmos

Las frías cifras no traducen jamás el sufrimiento, el dolor, la pérdida y la desolación. Son eso: números. Tantas víctimas, tantos negocios, tantas viviendas... Solo cuando se nombra, cuando se habla de José, de Eva o de Isabel, o cuando identificamos esa tienda o la otra, se puede abarcar la amplitud de la devastación y sentir cuan honda es la herida y la cicatriz que, durante varias generaciones, quedará como consecuencia en el territorio. Más concretamente, en l’Horta Sud. Pasear por sus calles, cruzar sus puentes, ir cada día a sus polígonos, a la huerta que le dio su nombre y, por tanto su identidad, pero, sobre todo, hablar con sus gentes da la medida exacta de la descomunal envergadura del desastre que ha sucedido en esta zona clave de la Comunitat Valenciana tanto en el aspecto poblacional como en el económico, social y cultura.

Pero hablemos por un momento de cifras, para que el tiempo no las borre y queden plasmadas, negro sobre blanco, en un especial que las personas del futuro puedan consultar en la hemeroteca. Porque la memoria es frágil, a pesar de que ahora nos parezca lo contrario, que nunca olvidaremos. Así que recurramos a las cifras: diecisiete municipios de 20 han resultado dañados en menor o mayor medida. Desde el municipio más pequeño de España hasta una ciudad de 90.000 habitantes. El agua no conoce de parámetros demográficos ni de términos municipales. Más de 406.000 personas de 482.509 que tiene l’Horta Sud y 273 kilómetros cuadrados de 309 de que dispone la comarca están dentro de las zonas calificadas como afectadas por esta dana insólita. Dieciocho kilómetros seguidos de tragedia continua que se llevó la vida de 223 personas y varios desparecidos continúan todavía sin ser localizados.

Un día en el que no había llovido

Como explicamos día tras día en Levante-EMV, el martes 29 de octubre apenas llovió en l’Horta Sud. En Paiporta, por ejemplo, los pluviómetros registraron solo 10 litros por metro cuadrado frente a los 490 que se acumularon en Chiva. Aun así prácticamente la totalidad del término municipal quedó inundado como si sobre él hubiera vuelto a suceder el diluvio. Lo mismo sucedió en Aldaia, Alaquàs, Picanya, Sedaví, Benetússer, Massanassa, Alfafar, Catarroja, Albal, Llocnou, Picassent o Torrent... Por nombrar los más dañados. Sin una gota de lluvia, los residentes en estas localidades vieron como sus vecinos se ahogaban en los garajes, en las autovías o en sus propias casas porque, aun sin llover, a través del barranco del Poyo y de sus afluentes Paiporta recibió 2.228,9 metros cúbicos por segundo, cuatro veces el caudal del Ebro.

El impacto económico que baraja la CEV para la reconstrucción del tejido empresarial en la zona es de 13.000 millones de euros. Por decenas de miles de millones de euros se cuentan también las inversiones del Gobierno central y de la Generalitat junto con Diputación y ayuntamientos. Hay mucho por recuperar; mucho por volver a hacer o por crear de nuevo. Lo que es imposible cuantificar es el impacto emocional de una comarca que ha sido siempre tierra de acogida de inmigrantes de todas partes de España y del mundo, una comarca amante de sus tradiciones y de su legado agrícola pero que ha crecido y dado de comer a sus gentes con el poder de una industria ahora destruida.

«Que ve l’aigua!! es la frase que, generación tras generación, los valencianos que vivimos en l’Horta Sud aprendemos de nuestras familias. Siglo tras siglo. Como un mantra o condena, según se mire. n

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