La retirada de residuos y cañas en l’Albufera no cesa 70 días después

Medio Ambiente cifra en casi 1.700 m3 los restos recogidos en los campos y las principales acequias por el riesgo de anoxia que supone para las aguas del lago

Las toneladas de barro arrastradas a l’Albufera presentan una baja toxicidad

JM López

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

Los millones de litros de agua que entraron en l’Albufera el pasado 29 de octubre contribuyeron a amortiguar el impacto de los residuos más peligrosos. Los análisis de los lodos llevados a cabo del 29 de noviembre al 13 de diciembre confirman «un nivel de toxicidad muy reducido», como avanzaba Levante-EMV en su edición del miércoles. Raúl Mérida, secretario autonómico de Medio Ambiente y Territorio, incidía en esa idea. «El volumen de agua era de tal calibre que, evidentemente, esa posible toxicidad que hubiera podido encontrar al arrastrar productos de naves o de otros usos industriales iba a quedar muy diluida», explicaba ayer a este periódico.

Mérida destacaba también que los análisis de las aguas de l’Albufera, dos meses después, muestran la mejora del enclave. La retirada de más de 1.600 m3 de residuos, casi como un estadio de fútbol, ha sido posible gracias a las labores de las brigadas de conservación de espacios naturales, junto con asociaciones ambientalistas como Acció Ecologista Agró, Greenpeace, Fundació Assut, SEO/BirdLife, Societat Valenciana d’Ornitologia y Xaloc. En cuanto a los restos peligrosos han sido hasta 40 los metros cúbicos recuperados, entre los que se incluyen productos químicos y medicamentos.

«Estamos trabajando para que cualquier efecto negativo que haya podido sufrir l’Albufera, tanto en este tema como en enseres u otros temas sea revertido», incidía Mérida, quien apostillaba: «Nos preocupamos por el medio ambiente, es nuestra obligación y nuestra vocación». «Avanzamos en el plan de recuperación y mientras se mantienen los trabajos de limpieza también recuperamos servicios como el del centro de interpretación», subrayaba el secretario autonómico.

La Generalitat estableció un plan en tres fases para l’Albufera, con una inversión inicial de unos 25 millones de euros que contempla la limpieza de las zonas más afectadas por la tromba de agua, el monitoreo y la recuperación de infraestructuras que la barrancada se llevó por delante el fatídico día 29 de octubre.

La Fundació Assut ha vuelto a programar varias jornadas para la limpieza de residuos, los próximos 11, 18 y 25 de enero en el marjal de Massanassa, una de las zonas más afectadas por el desbordamiento del barranco del Poyo. La convocatoria es junto a la Secadora de la Cooperativa de Sant Pere de Massanassa de nueve a una del mediodía, como ya se hizo en anteriores ocasiones durante 2024.

Aumento de la temperatura

La barrancada afectó principalmente a la zona norte del lago. Fue a partir de las seis de la tarde cuando empezó el aumento del nivel, alcanzando el máximo once horas después, sobre las cinco de la madrugada con aproximadamente 110 centímetros de altura. Bajaría muy lentamente a pesar del gran flujo de salida por las golas y el día 31 continuaba sobre unos 95 centímetros. La pérdida de transparencia, de oxígeno (hasta un 20 % menos) así como el ascenso medio grado de la temperatura fueron algunas de las consecuencias los primeros días.

Los sedimentos arrastrados por la dana llegaron hasta el litoral de Alicante a través de las golas de l’Albufera, los ríos Túria y el Xúquer. Las imágenes del satélite Sentinel mostraban esos días que la pluma de nutrientes y restos de fango permaneció hasta un mes después frente a las costas de Dénia, Xàbia, Calp, l’Alfas del Pi, la Vila-Joiosa o Sant Joan d’Alacant. Lo que da una idea de la fuerza de la barrancada que barrió parte de l’Horta Su y la riada que afectó a la comarca de la Ribera Alta. 

La Junta Rectora aborda la dana y las actuaciones

La Junta Rectora del Parc Natural de l’Albufera abordará en su próxima reunión los efectos de la dana sobre el humedal, así como las actuaciones en marcha y las previstas. A los retos de siempre se suman ahora los daños ambientales de la barrancada del pasado 29 de octubre. Las afecciones de la lengua de agua y barro han obligado a controles diarios con muestreos contínuos del lago y de las acequias más afectadas. Especialmente por el temor a las posibles anoxias por la falta de oxígeno, una situación agravada por la acumulación de cañas y residuos sobre todo en la zona oeste del humedal que impiden el paso de la luz. La cita se ha fijado para el jueves 23 de enero en la oficina técnica del Servicio Devesa Albufera como suele ser habitual.

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