"Vamos a necesitar un buen seguro de hogar"
La reconstrucción de viviendas y bajos se hace sabiendo que no hay medidas antidana que eviten nuevos daños

Sergio con Goyo, un voluntario que le ayuda a reconstruir su bajo / Moisés Domínguez
La zona cero de la dana sigue siendo un territorio por salvar y recuperar. Tres meses y medio después de la riada, sigue siendo un escenario poco recomendable. Infinidad de plantas bajas continúan en estado de deterioro, cuando no ruina.
Sin embargo, las señales de la recuperación también se adivinan. Hay comercios que han levantado la persiana. Y otros, tanto establecimientos como viviendas, muestran las señales de la reforma. Que salta a la vista por un aspecto: la sensación de nuevo. De las relucientes puertas, las ventanas y las persianas.
El Vesubio valenciano
Pero hay una sensación general entre los propietarios: es arreglar para volver a vivir, pero sin posibilidad de hacer algo que evite una nueva avenida. Sólo tienen una salida: «tener mejores seguros». Y ya puestos, «que la próxima vez, nos avisen con tiempo y que hagan el trabajo preventivo». Pero vivir al lado de una torrentera se ha convertido, vista la experiencia, hacerlo en un lugar de alto riesgo. En el Vesubio valenciano.

Plantas bajas tapadas provisionalmente / Moisés Domínguez
Son las paradojas: muchas puertas y accesos tienen ahora grandes bloques de madera que las taponan en todo o en parte. Pero que parecen llamados a retirarse para instalarse en la normalidad.
"Cruzar los dedos y tener un buen seguro"
«¿Qué inversión puedo hacer y más cuando el local no es de mi propiedad?» asegura Darío, dueño de un conocido taller al lado mismo de la rambla. Sus persianas son completamente nuevas y aún está restaurando el interior. Pero su medicina está muy clara. «Cruzar los dedos de que dentro de cinco años no vuelva a pasar esto. Pero lo que he aprendido es que el dinero hay que gastarlo en un seguro y el mejor posible si estás en riesgo. Yo lo tenía y muy bueno, completito, que nos va a ayudar mucho. Sé que duele mucho cuando llega diciembre y te lo cargan, pero luego es el mejor remedio».
"Mira a los japoneses..."
Hay historias que se cuentan, como el del vecino que tenía un bajo hecho una cucada para las paellas del domingo y reunirse con los amigos. Y la riada llegó el año que había decidido dejar de pagar el todo riesgo. «Mira a los japoneses: el país mejor preparado del mundo y luego te viene una ola y se lo lleva todo». No se puede abandonar el pueblo y dejarlo fantasma. «Es mucho más importante que recojan los barrancos».

Darío, en su taller, que tiene ya las persianas nuevas / Moisés Domínguez
"¿De qué me sirve hacer un muro?"
Sergio es ayudado por Goyo, un albañil voluntario que le está echando una mano para reconstruir su planta baja de Paiporta, en el que guardaba el coche y ropa. Ahora, persiana y ventana lucen nuevos. «Pero no puedo hacer nada por evitar que vuelva a pasar. ¿De qué me sirve poner un muro hasta esta altura si luego puede venir más alto. A mi me llegó hasta casi el techo. Pero es que, además, los materiales de ahora no son tan fuertes como los de antaño». También apela a otra solución: que la ruleta rusa falle. «Nos ha tocado y nos ha golpeado fuerte. ¿Nos volverá a suceder a nosotros en el futuro?».

Una persiana reluciente, en un bajo restaurado / Moisés Domínguez
Pero lo que se ha vivido en estas poblaciones está por encima de prácticamente cualquier límite y lo muestran los testimonios. «Yo había pensando en poner, no sé, unas láminas de acero, pero eso, si fuera por agua, vale, pero el problema eran los coches, eran como el corcho de una botella de vino que echas al agua. A mi me golpeó un coche cuando intentaba, pobre de mi, cerrar con la llavecita».
En todas estas zonas se multiplican las hojas ofreciendo servicios de carpintería metálica. Puertas, ventanas, persianas, rejas y todo tipo de estructuras. Pero una cosa es reponer y otra es asegurar plenamente. «Hay algunas versiones que se las califica de anti-riada, pero es un espacio que no está desarrollado de forma masiva» asegura Jesús Abad, responsable de Metálicas Abad. Y ni siquiera, visto lo que pasó, se garantiza la plena seguridad porque las puertas fueron literalmente reventadas no ya por la fuerza del agua, sino por la potencia de los vehículos y otros grandes objetos arrastrados. «Sí que estamos notando que la gente pregunta si hay forma de asegurar mejor las persianas. En estos días hemos visto anclajes que, efectivamente, eran muy endebles», dice.
Lázaro y Amparo lo han sufrido en la finca, que ahora tiene el acceso destrozado, con los contadores y el resto de instalación reventados. Eso, a pesar de tener dos escalones de altura. «Era tanta la altura que no tenía remedio. Necesitaríamos puerta blindada, que no es operativo en una finca. Y ni eso te garantiza que no se la llevara por delante».
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