Educación

El "curso perdido" del alumnado de la dana

La riada no solo ha dejado daños físicos, sino también en la salud mental del alumnado

Muchos colegios han dejado de lado el temario durante meses para centrarse en el plano emocional

Dibujos de niños y niñas afectados por la dana en un colegio de València.

Dibujos de niños y niñas afectados por la dana en un colegio de València. / Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

València

"No podíamos volver a clase como si no hubiera pasado nada". Teresa es profesora en el CEIP Mateu Cámara de València, y los días siguientes a la dana, cuando ya se contaban cientos de fallecidos, tuvo que volver a explicar la vida a sus niños y niñas de Primaria. Algunos de ellos eran alumnos de acogida de localidades arrasadas. La gran mayoría seguían asustados. No podía volver al temario como si no hubiera pasado nada.

Una de las paredes del colegio es un mural gigantesco lleno de dibujos hechos por los propios niños en los que retratan lo que sintieron el día de la dana. Coches flotando, ambulancias, manos saliendo del agua, calles devastadas o el centro comercial hecho un caos son algunas de las escenas que han reflejado los niños de 11 y 12 años.

La riada no solo ha dejado daños físicos, sino también emocionales en el alumnado. Tres meses después, la mayoría de los colegios de la zona cero han dejado de lado la actividad lectiva para tratar con los más pequeños lo que ha pasado, dejarles desahogarse y ayudarles a comprenderlo. Represententes de la comunidad educativa consideran que es un 'curso perdido' en el sentido didáctico. Pero hay cosas que son más importantes.

Niños en barracones en el Ceip Orba de Alfafar.

Niños en barracones en el Ceip Orba de Alfafar. / Gonzalo Sánchez

Lo primero que hicieron los docentes del Mateu Cámara fue investigar qué estudiantes venían de las zonas arrasadas para prestarles especial atención. Una vez hecho eso agendaron las primeras "Asambleas Emocionales". La idea es que toda la clase se sentara en círculo y compartiera sus pensamientos sobre lo que acababa de pasar en el barranco del Poyo. "Los niños de Catarroja y La Torre se desahogaron y lloraron y vieron el apoyo de sus compañeros. El resto explicaron sus miedos y se sintieron comprendidos", cuenta Teresa.

Investigación

Tras esto, la profesora mandó un trabajo de investigación a sus estudiantes sobre lo que había pasado. "Quería que leyeran sobre el tema y que comprendieran qué es una dana y por qué ha sucedido. Al traer la tarea la pusieron todos en común y estuvimos debatiendo un buen rato. Les pregunté también qué harián ellos para evitar que esto volviera a pasar", explica Teresa.

Una parte importante fue dar todas las facilidades al alumnado pero no tener exigencias con ellos. "Éramos conscientes del momento complicado, tuvimos un niño con el padre desaparecido tres días y muchos que estaban en casa de sus abuelos y se habían quedado sin libros. Les facilitamos todos los materiales a través de Xarxa Llibres pero no les exigimos nada", añade. Una forma de que todos pudieran aprender era, precisamente, esta puesta en común de los trabajos. "Así, incluso los que no habían podido hacerlo -que fueron muy pocos- aprendían con sus compañeros".

Dibujo de una alumna afectada por la dana en el Ceip Mateu Cámara de València.

Dibujo de una alumna afectada por la dana en el Ceip Mateu Cámara de València. / Gonzalo Sánchez

50 estudiantes en el aula

La asociación de directores de la escuela pública (ADEP) explica que, al igual que el profesorado del Mateu Cámara, la preocupación académica pasó a un segundo plano tras la dana. Desde ese día, los problemas también se multiplicaron.

"Entendemos que Conselleria quiera vender una imagen de normalidad pero esque no la puede haber si tenemos 115 centros afectados y 13 críticos. Muchos estudiantes están reubicados en centros de acogida, que han tenido que poner aulas hasta en los despachos y clases con 50 alumnos o más. Así no se puede dar clase en condiciones, la calidad educativa se ha resentido mucho", explican fuentes de ADEP-PV.

La asociación de directores ya da por hecho que este se trata de un "curso perdido" ya que durante más de un semestre no han podido dar clase en condiciones óptimas y no parece que vaya a ser pronto. Sin embargo, le quitan hierro al asunto, sobre todo en Infantil y Primaria donde el plazo para asentar los conocimientos es de dos años, con lo cual se pueden recuperar. En Secundaria, y sobre todo, Bachillerato, la situación cambia y las consecuencias para el alumnado van a ser más evidentes.

Dibujos de niños afectados por la dana en el Ceip Mateu Cámara de València.

Dibujos de niños afectados por la dana en el Ceip Mateu Cámara de València. / Gonzalo Sánchez

El distribuir al alumnado de un centro en 3 o 4 colegios también reduce la calidad educativa, a lo que hay que sumar que cada colegio o IES tiene una manera de dar clase, que en muchos casos se solapa y se sacrifica la de unos estudiantes. "Por ejempo, el Ceip Les Arts de Valencia es un centro muy moderno que da a los niños mucha libertad para ser creativos, pero el alumnado que viene de fuera está acostumbrado a una enseñanza mucho más tradicional, con lo cual le cuesta mucho más rendir y adaptarse", explican.

Sin planta baja

Para los centros que han vuleto, muchos lo han tenido que hacer con una planta baja inutilizada, y por tanto, muchas menos aulas disponibles. Esto ha provocado que se hayan tenido que ampliar horarios o dar clase en aulas no adecuadas para una materia en concreto, lo que igualmente juega en contra de la calidad de la educación.

Por último, hay que añadir la realidad de las cocinas de los centros escolares, que son la parte más sensible al agua y por tanto la más afectada. Muchos centros han vuelto a funcionar, pero sin la cocina a pleno rendimiento, siendo sustituída por un servicio de cátering que, a nivel nutricional, no es la mejor opción ni la más sana para las familias que dejan a sus hijos en el centro, que son prácticamente todas al ampliar las becas comedor para todo el alumado damnificado por la dana.

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