La Reserva de l’Albufera abre la fase decisiva que frenó la dana

Un proceso participativo determinará los límites definitivos de la nueva área propuesta para el humedalnLa zona de transición suma 23.784 hectáreas más

Panorámica del Parc Natural de l'Albufera. Al fondo, València.

Panorámica del Parc Natural de l'Albufera. Al fondo, València. / J.M.López.

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

Una Reserva de la Biosfera consensuada al milímetro. Ese es el objetivo de la candidatura de l’Albufera a la Unesco impulsada por el Ayuntamiento de València, y que volverá a reactivarse a partir de este mes de febrero con la apertura del proceso participativo. Una fase clave que la dana obligó a aparcar. De los trece municipios que forman parte del parque natural todos, en mayor o menor medida, resultaron afectados por la catástrofe. Al norte por el desbordamiento del barranco del Poyo y al sur por el del río Magro.El impacto ambiental en l’Albufera fue enorme y solo ahora empieza a recuperarse.

La propuesta de nueva zonificación del enclave, elevada al Organismo Autónomo de Parques Nacionales en diciembre, permitirá pasar de las 29.944 hectáreas actuales a las 44.729. Los límites definitivos de esa franja adicional al espacio protegido, unas 23.784 hectáreas, es lo que aún deberá determinarse dando voz a todos los actores implicados en el humedal. Los talleres se desarrollarán a partir de este mes de febrero. Esa zona de transición es la que conectará el parque natural con las áreas circundantes. La finalidad no es otra que asegurar la coherencia con las actividades sostenibles del entorno.

El núcleo de la Reserva comprende en gran medida al lago y orla perimetral, con 3.192,37 hectáreas. El propietario es el Ayuntamiento de València a excepción de 31,25 hectáreas dentro del término municipal de Sollana, en la comarca de la Ribera Baixa. Entre las localidades que ganan superficie dentro de la zona de transición se encuentran Algemesí, con 208,17 hectáreas ahora y que suma otras 3.923 en esa tercer cinturón. Cullera, con 1.353 en el área de tampón tendrá otras 4.041.

La ciudad de València tendrá 8.240, según la previsión inicial de la Conselleria de Medio Ambiente . Albal también pasa de 89,72 hectáreas a 643,73. En idénticas situación se hallan Albalat de la Ribera, Alfafar, Beniparrell, Sedaví, Massanassa, Sueca, Silla, Sollana y Catarroja.

La candidatura busca posicionar a l’Albufera como un referente de sostenibilidad y conservación. Persigue, además, la protección de la biodiversidad, el fortalecimiento de las economías locales y la promoción de la investigación científica. El fomento de la educación ambiental y una mayor sensibilización de la ciudadanía sobre la importancia de los humedales es otra de las apuestas que destaca el documento elaborado por la Fundación Assut.

Consultas locales

Las consultas con las comunidades locales para asegurar que sus necesidades y preocupaciones esan recogidas se saben, pues, una cuestión de peso. Agricultores, pescadores, cazadores o ecologistas, sin olvidar la importante parte científica, podrán aportar sus propuestas en las próximas semanas. Los talleres del proceso participativo se han organizado, pues, por grupos temáticos: caza,pesca, sector agrícola, colectivos ecologistas y científicos, entidades vecinales. «Irán hablando todos para que introduzcan enmiendas al documento que se les ha enviado y fortalecer así la propuesta o pulirla», tal como explican desde la Junta Rectora del Parc Natural.

Las fuentes consultadas por Levante-EMV inciden en que la apuesta de la l’Albufera apuntala su papel como laboratorio vivo para la mitigación del cambio climático. También se subraya la transición hacia una economía sostenible. Destacando, además, que al haber sido beneficiaria de iniciativas europeas como el programa LIFE y proyectos Interreg y Horizon Europe, demuestra su capacidad para implementar soluciones innovadoras que promueven la restauración ecológica.

Entre los impactos esperados si la Unesco designa a l’Albufera como Reserva de la Biosfera aparecen en primer lugar los ambientales, al potenciar la restauración de los puntos más degradados y mejorar la calidad del agua. Garantizar los aportes ecológicos consignados en el plan hidrológico de cuenca 2022-2027 es una de las asignaturas crónicas del humedal, que periódicamente sufre crisis hídricas cuando las precipitaciones escasean. Con la promoción de actividades más sostenibles, defiende el documento que el Gobierno deberá trasladar a la Organización de Naciones Unidas, se espera una reducción de las presiones humanas sobre el entorno.

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