Todos podemos ser Núñez

Polígono industrial de Riba-roja, días después de la dana, que afectó a cientos de empresas.

Polígono industrial de Riba-roja, días después de la dana, que afectó a cientos de empresas. / G. Caballero

Enrique Moltó

No puedo en absoluto comparar cosas que me han pasado a mí con lo que le está sucediendo a José Ángel Núñez, delegado de AEMET en la Comunidad Valenciana, pero sí pueden servir para darle contexto. Llevo 25 años haciendo pronósticos del tiempo en Radio Alcoy y siempre he advertido que no soy un predictor oficial y que de mis palabras nunca se debía entender ningún aviso meteorológico, porque para ello ya existen organismos competentes, claramente AEMET. Por otra parte, la mayoría de las veces las previsiones suelen coincidir, salvo algún matiz local que intento introducir. No se trata de tirar la piedra y esconder la mano, es que es la verdad. No obstante, en alguna ocasión he intentado afinar con la hora de inicio o fin de algún episodio de lluvia y, sobre todo, de nevadas, y ha salido algún concejal diciendo que no habían suspendido las clases porque por la radio yo había dicho que la nevada empezaba o acababa una hora antes de lo que acabó pasando. En un contexto festivo, las previsiones son especialmente seguidas y de ellas se deducen dramas que no entiendo, de los que eres acusado, no por no acertar, sino por no decir lo que el escuchante quiere oír. 

Me imagino lo que debe ser estar en la tesitura de dar o no aviso oficial ante un fenómeno adverso, de qué color y en qué áreas. De los avisos y sus colores se deducen decisiones que implican ceses de actividad, inversión en despliegue de protección civil, que penden de un hilo y que están a merced del caos que implica toda predicción, variable a pocos kilómetros, en unas zonas de aviso mal definidas y peor explicadas a la población, que eso es otra cuestión. No quiero imaginar lo que debe sentir un profesional con toda esa presión. Como he dicho muchas veces, si te pasas de aviso te lo echarán en cara, si te quedas corto, será mucho peor. El caso es que, si aciertas, como fue el caso del 29 de octubre de 2024, también te ves en la polémica, en este caso porque no asustaste lo suficiente con un color rojo, porque no explicaste bien las zonas y las horas. Todo un despropósito. ¿Quién le dijo al President que si las precipitaciones más intensas se iban hacia el norte y el interior de la provincia de Valencia era como si se fueran a Cuenca? La precipitación seguía afectando a las mismas cuencas, que se continuaron desbordando. 

Alguien debe decir a la población, y a algunos técnicos y políticos por lo visto, que los ríos y barrancos transportan agua siempre de arriba abajo y pueden afectar a zonas en las que apenas llueve, y que eso ya no es cosa de AEMET, que, no obstante, sí advirtió de ello. No hay nada inocente en el ataque a José Ángel Núñez por parte de los más radicales, porque los teóricos moderados se aprovechan de la confusión creada para eximirse de responsabilidades. José Ángel es un gran profesional y ha hecho bien denunciando los hechos en los medios porque ya sabemos que la justicia, donde lo intentó primero, tiene otros tiempos y, sobre todo, siempre es incierta en sus decisiones, más que las previsiones meteorológicas. Quiero creer que todo quedará aclarado, pero no puedo estar seguro de ello.

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