Vertido cero

La balsa de regulación de caudales del trasvase Júcar-Vinalopó ubicada en Moixent.

La balsa de regulación de caudales del trasvase Júcar-Vinalopó ubicada en Moixent. / Levante-EMV

Jorge Olcina

Debate sobre un proyecto de reutilización de recursos hídricos en Alicante. Participan colectivos implicados con presencia de políticos y técnicos que han impulsado la acción. Se trata de utilizar los efluentes depurados en las dos plantas de tratamiento de aguas residuales de la ciudad de Alicante con fines agrarios en las comarcas del Bajo Vinalopó y el Bajo Segura, para sustituir los caudales aminorados del trasvase Tajo-Segura. Y, además, evitar el vertido de los caudales depurados en el litoral del municipio de Alicante, de ahí la denominación del proyecto. De realizarse sería una actuación pionera en Europa sobre gestión eficiente de aguas depuradas dentro de los principios de la economía circular del agua. Además, puede ser considerado como trasvase de agua depurada entre dos demarcaciones hidrográficas. Todos los protagonistas que se beneficiarían del proyecto están de acuerdo en su realización: agricultores, colectivos ciudadanos, agrupaciones ecologistas, empresas de gestión del agua. Y, sobre el papel, también los políticos de las diferentes administraciones (estatal, regional y local) que están implicados en su ejecución. ¿Cuál es el problema? La falta de colaboración interadministrativa, como casi siempre. El nauseabundo clima de enfrentamiento político que sufrimos los ciudadanos a los que se desprecia en sus deseos de encontrar soluciones para sus problemas. El agua es una cuestión básica para el futuro del litoral mediterráneo español. El proceso de cambio climático, quiéralo o no el negacionismo, está ocasionando una mayor irregularidad en el desarrollo de las precipitaciones que se registran en las últimas dos décadas. Sólo es necesario consultar las series pluviométricas para dicho intervalo. Y a ello se suman decisiones políticas sobre planificación y gestión del agua poco o nada consensuadas con los usuarios -especialmente con los agricultores- que ven aminorar sus dotaciones anuales de riego. El resultado es el que tenemos: buenos proyectos que pueden garantizar la seguridad hídrica en territorios con escasos recursos de agua quedan en el letargo y corren el riesgo de no poder llevarse a cabo. Gracias política por «pensar» en los ciudadanos.

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