
"No dudaron en ayudar a los vecinos de Albal a recuperar sus vidas"
El ayuntamiento de l’Horta Sud reconoce la ayuda y el esfuerzo del voluntariado, clave para superar el desastre

Jóvenes voluntarios caminan por las calles embarradas de Albal. / Daniel Tortajada
De todos es conocida la importancia que ha tenido el voluntariado para la reconstrucción de los pueblos afectados por la dana del pasado 29 de octubre. Miles de personas, venidas de todos los rincones de España, respondieron a la llamada de unos pueblos que se vieron asolados, en apenas unas horas, por la violencia del barro y el agua, que se coló hasta las mismísimas entrañas, llevándose consigo, recuerdos, sueños, ilusiones y la vida de muchas personas. Albal es un claro ejemplo de esos municipios de l’Horta Sud que necesitaron de esa ayuda vital, y casi sin pedirla, cientos de personas acudían en peregrinación por carreteras intransitables, armados con sus botas, palas y escobas para dejarse el alma para ayudar a personas que, ni tan siquiera conocían, con la única finalidad de ayudarles a recuperar sus vidas y para que no perdieran la fe.
Y no solo, personas, también han prestado su ayuda desinteresada, asociaciones, empresas, ayuntamientos de otros municipios, organizando recogidas y envíos masivos de productos de primera necesidad, hasta tal punto, que llegaron a colapsar todos los almacenes disponibles para hacer acopio para que no faltase de nada en los primeros días y semanas de la tragedia.
No podemos olvidarnos, de todas aquellas personas, que desde el minuto uno, decidieron, y tuvieron el valor de salir a las calles anegadas, para rescatar a cientos de personas atrapadas en sus vehículos o en sus viviendas, o aferradas a los árboles para evitar ser arrastrados por la corriente. Personas anónimas, que no dudaron en arriesgar sus vidas para ayudar a sus vecinos, con todo aquello que tenían al alcance de sus manos. Esos agricultores, que sacaron sus tractores para acompañar a la Policía y a los servicios de emergencia en los primeros rescates, y que fueron los primeros en acometer la retirada de barro y coches amontonados de las calles. Unos voluntarios que se han convertido en héroes e incluso en ángeles de la guarda, de muchas personas que vieron sus vidas pasar ante sus ojos, hasta que fueron rescatados de un final trágico.
Mención especial también, a otros muchos voluntarios de fuera o de las propias localidades, que han pasado semanas e incluso meses organizando almacenes, haciendo cadenas humanas para descargar camiones de suministros, limpiando calles, bajos, comercios, escuelas, garajes, o preparando y repartiendo comida y productos de primera necesidad, para que las personas más vulnerables pudiesen sobrevivir, ante la escasez de recursos de los primeros días. También aquellos que durante semanas hicieron turnos de casi 24 horas en los ayuntamientos para que los ciudadanos tuviesen un lugar al que acudir a cualquier hora del día o de la noche.
Unos voluntarios que se han convertido en familia, y que han fraguado amistades inquebrantables, seguramente para toda la vida, y que ha hermanado a nuestros pueblos con otros municipios, que antes del 29 de octubre, probablemente, muchos de nosotros no seríamos capaces, ni de situarlos en un mapa, sin ayuda de la tecnología, y que hoy podríamos hacerlo, incluso con los ojos cerrados.
El voluntariado es un eje clave para el desarrollo de la sociedad de hoy en día, que aporta múltiples beneficios tanto a nivel individual como social, entre los que se encuentran la mejora la calidad de vida de comunidades vulnerables, contribuye a solucionar problemas sociales como la pobreza, la educación y el medioambiente, y fomenta la cooperación y solidaridad entre personas de diferentes orígenes. Unos programas de voluntariado, que fomentan el desarrollo personal, y generan beneficios profesionales, contribuyendo a mejorar la experiencia en áreas específicas útiles para la vida laboral. Además, uno de los principales valores del voluntariado es el fortalecimiento de las comunidades en las que se llevan a cabo los programas.
El Ayuntamiento de Albal quiere mostrar su agradecimiento, «a todos y cada uno de esos voluntarios, que no dudaron en ayudar a nuestro pueblo y a nuestros vecinos, a recuperar nuestras vidas, tal y como eran antes del 29 de octubre. ¡Gracias!».
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