Ni fue un tsunami, ni el fin del mundo, magistrada

Llegada de Mazón al Cecopi a las 20.28 horas del 29 de octubre.

Llegada de Mazón al Cecopi a las 20.28 horas del 29 de octubre. / Levante-EMV

Juanjo Villena

Necesitamos la caja negra del Cecopi de aquel 29 de octubre, porque se está contando todo a cuentagotas, con declaraciones contradictorias de los actores políticos y el rigor de una chirigota. Afortunadamente, el juicio va revelando información pese a que la magistrada no tiene toda la complicidad de sus investigados. Continuamente intentan esconder ases en la manga pero siempre acaban asomando los ribetes.

A nivel mediático y social, en muchos casos la búsqueda de responsabilidades está asumiendo la teatralidad de la política y eso nos hace un flaco favor. Hay que ser mucho más empíricos. Que Carlos Mazón ese día no estuvo a la altura ya lo sabemos todos y que el pago de ese peaje probablemente le acabará saliendo barato, casi que también. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, en sus pocas declaraciones también está siendo muy expeditivo, rehúsa cualquier responsabilidad y asegura que la CHJ cumplió con el papel que tenía que ejercer durante la crisis. Qué quieren que les diga, a mí el protocolo me despierta cada vez más dudas. 

La AEMET activó a primera hora los avisos rojos, las estaciones meteorológicas acumulaban agua como nunca, los pocos sensores de la CHJ captaron crecidas descomunales y Emergencias recibió miles de llamadas, que pudieron ayudar a ‘mapear’ las incidencias en tiempo real. Ante toda esa información disponible la pregunta es, ¿quiénes se encargaron de interpretar los datos y prever los posibles impactos?

Recientemente, la destituida consellera Salomé Pradas ha vuelto a poner sobre el tapete -y no sé si en el paredón- a los técnicos. Necesitamos saber si aquella tarde el CECOPI tuvo el soporte de profesionales suficientes con experiencia, amplios conocimientos de hidrología y una casuística trabajada de las zonas de riesgo. Y además, cuál fue su peso en la toma de decisiones. Seguro que los había con el suficiente sentido común para hacer una simple regla de tres en el Poyo, por ejemplo: si con el caudal del año 2000 hubo ‘X’ incidencias ya conocidas, con el doble en 2024 serán igual a… 

Y si aquella sala tenía a personas competentes, ¿qué falló? Quizá no sabían quién debía apretar el ‘botón de alerta’, o sí pero no estaba. Seguro que también influyó el comienzo de la reunión a las 17 horas, cuando la tormenta ya estaba casi llegando a meta. Ahí cruzaron ellos la línea de salida. Habrá que esclarecer quiénes y qué razones esgrimieron para iniciarla tan tarde. Ah, y el recurso de “fue un tsunami” o “el fin del mundo” ya está viejuno y suscita cosas imprevisibles, y esto sí se pudo prever mucho mejor.

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