Análisis

Primarias en Valencia: El PSPV tiene un regalo para Mazón en su peor momento

Todos en el PSPV dirán hoy que ha ganado la democracia y que eso siempre fortalece, pero Morant ha regalado también al PP y a Mazón el argumento de su debilidad. Lo aprovecharán desde hoy

Carlos Fernández Bielsa celebra su victoria en las primarias del PSPV de Valencia.

Carlos Fernández Bielsa celebra su victoria en las primarias del PSPV de Valencia. / Fernando Bustamante

Alfons Garcia

Alfons Garcia

València

Esto es lo que hay ahí afuera. El mundo en llamas. En una encrucijada histórica. Un populista mesiánico en la Casa Blanca amenaza el orden mundial que ha sostenido los equilibrios de paz durante más de medio siglo. Otro autoritario se perpetúa en la otra potencia del siglo XX y pone en jaque la seguridad de Europa. El negacionismo ultra gana posiciones en el planeta y está cerca incluso de tocar el poder en los pilares del viejo continente (Francia, Alemania y Reino Unido). Israel somete al pueblo palestino con una crudeza desconocida.

Esto pasa más cerca. La Comunitat Valenciana ha vivido hace cuatro meses la peor catástrofe y 72 municipios han sufrido daños graves y 227 víctimas mortales. La C. Valenciana ha pasado de la riada al incendio político, con un president señalado y en su peor momento, cada vez más desprotegido en su partido y huérfano del cobijo de la prensa conservadora de Madrid. La presión social sobre Carlos Mazón no ha bajado desde el 29 de octubre y el procedimiento judicial abierto profundiza en la responsabilidad de las autoridades en la desprotección en la ciudadanía. El tablero político se tambalea y el término más frecuente con el que se asocia al president es el de acorralado.

Con todo ese contexto dentro y fuera, los socialistas de la provincia de Valencia decidieron medirse sobre el mando en una estructura (la provincia) que choca con la tradición del PSPV. El resultado, con una victoria por 33 votos, si algo tiene, es que no es una sorpresa. Muestra un PSPV partido, lo que se sospechaba desde que se gestó una pugna que no ha sido de ideas, sino de estrategias y poder (incluidas cuotas de cargos, para ser claros).

¿La secretaria general y cabeza del proyecto común a la Generalitat, Diana Morant, es más líder hoy, después de este proceso? No lo creo. Tiene el mismo reto que hace un año, tratar de arrancar un proyecto alternativo atractivo, solvente y coherente, algo que ni siquiera ha conseguido en este periodo de turbulencias contra el Consell, solo que ahora cargará con una imagen de unidad agrietada y con una derrota interna a las espaldas en la provincia donde milita.

Todos en el PSPV dirán hoy que ha ganado la democracia y que eso siempre fortalece. Y sí, pero Morant ha regalado también al PP y a Mazón el argumento de su debilidad. Lo aprovecharán desde hoy y se lo recordarán todos los días: una aspirante a presidir la Generalitat que no gana ni en su partido, porque por mucho que ella no se presentara y no haya apoyado públicamente a ninguno de los candidatos, esta era una disputa entre el sector más próximo a la líder y el de quien hace un año amagó con disputarle la secretaría general. Si alguien ha perdido más, es el entorno más cercano de Morant, el que más énfasis puso en jugar esta partida.

A medio y largo plazo es imposible saber si, para el vencedor, Carlos Fernández Bielsa, esta victoria será mejor que haber aceptado el acuerdo que le propuso la ministra (seguir en la vicesecretaría general de la dirección autonómica, elegir un puesto en listas autonómicas o nacionales en las próximas elecciones y esperar), pero ahora se ha ganado manos libres para desarrollar su estrategia en la provincia.

Por último, el que gana también en estas primarias es Ferraz. Era más bien el ganador seguro, pasara lo que pasara. Porque al poder central, al gran poder, siempre le sale a cuenta tener contrapoderes en las jerarquías inferiores: ayudan a sujetar en corto a los niveles de abajo, a que nadie se crea en condiciones de ponerse a la altura del que manda. Es algo viejo en política.

La cuestión, acabada toda esta disputa, continúa siendo la misma del primer día: ¿era ‘precís’? Ahora, lo que tocaría, tras este final de capítulo, es hacérselo mirar

La cuestión, acabada toda esta disputa, continúa siendo la misma del primer día: ¿era ‘precís’? Ahora, lo que tocaría, tras este final de capítulo, es hacérselo mirar: repensar la estrategia de liderazgo en la distancia y, muy posiblemente, los equipos.

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