El Túria baja rojo por las toneladas de lodos acumulados en la dana del 29-O

El sensor de Vilamarxant experimentó un pico de casi 90 metros cúbicos por segundo la noche del lunes

El caudalímetro del barranco del Poyo, sustituido en el anterior temporal, apenas registra variaciones

Así se encuentra el nuevo cauce del Túria por las lluvias del temporal

Fernando Bustamante

Minerva Mínguez

Minerva Mínguez

València

El nuevo cauce del Túria vuelve a bajar cargado de agua y barro, prueba inequívoca de que las precipitaciones van haciendo camino en las cabeceras. Cuatro meses después de la dana del 29-O este nuevo episodio de lluvias inicialmente no tan explosivas, pero sí intensas y persistentes, hacen mella en un territorio muy vulnerable. En unas cuencas desdibujadas por aquella lengua de agua, piedras y hasta árboles, las tormentas de ahora infringen un daño mayor en las poblaciones y los campos de cultivo arrasados aquel fatídico último martes de octubre. Las zonas de influencia del Magro y el Túria, así como los barrancos que mueren en l’Albufera como el Poyo o la Saleta suman más daños en un territorio en plena reconstrucción.

Panorámica del Túria este martes.

Panorámica del Túria este martes. / Fernando Bustamante

Un pico notable en Vilamarxant

El origen de la coloración tan exagerada, casi roja, del Túria habría que buscarla en las toneladas de sedimentos que aún permanecen en puntos como Chulilla, Gestalgar, Bugarra, Pedralba, Lliria, Benaguasil, Vilamarxant, l'Eliana, Riba-roja, Paterna, Manises y Quart de Poblet. Todo lo lllovido ya el lunes por tarde especialmente en Bugarra, Pedralba y en la rambla Castellana es lo que ahora llega a la desembocadura. El pico de agua se registró en Vilamarxant, donde el sensor de Confederación Hidrográfica del Júcar experimentó un pico notable. Se pasó en apenas unas horas de los diez metos cúbicos por segundo a unos noventa.

Caudalímetro de Vilamarxant, donde se aprecia el pico de la noche del pasado lunes

Caudalímetro de Vilamarxant, donde se aprecia el pico de la noche del pasado lunes / CHJ

Numerosas crecidas

Hacía años que el Túria, el nacido del Plan Sur, no experimentaba tantas crecidas. Hace apenas unas semanas aún permanecían las pozas de agua estancada del 29-O cuando vuelve a fluir la corriente hacia el mar, algo que provocaba un olor fétido. En cualquier caso, las precipitaciones más importantes se registraron en la cuenca del Mijares, donde destacaban ayer los 194 l/m² acumulados en Atzeneta del Maestrat y los 177,2 en Vall d’lba. La previsión de la Agencia Estatal de Meteorología de la Comunitat Valenciana (Aemet) redoblaba a lo largo de este martes sus advertencias de que lo peor está aún por llegar. De ahí que la CHJ haya colocado el foco especialmente en toda la zona de Castellón y los embalses del Regajo y Algar.

El nuevo cauce, a la altura de las pedanías de València

El nuevo cauce, a la altura de las pedanías de València / Fernando Bustamante

Vigilar los puntos más peligrosos

Desde el organismo de cuenca se insiste en que la situación está estable aunque conviene vigilar aquellos puntos del Túria donde hubo crecidas, especialmente en lo que concierne al correcto funcionamiento de los sensores. Agentes ambientales, además, han estado controlando en el interior de Castellón para conocer mejor la situación sobre el terreno. Además, se está analizando el episodio de lluvias de marzo de 2022, con caractérísticas similares a este. Entonces fueron dos o tres dias con acumulados muy localizados e intensos, como apuntan las previsiones de esta dana.

Sensor instalado en Riba-roja

En cualquier caso, el sensor del SAIH en la Rambla del Poyo a la altura de Riba-Roja, desaparecido durante la avenida del pasado 29 de Octubre, está instalado y en funcionamiento desde hace meses. Hasta el momento, no han circulado por este barranco caudales suficientes que permitan ofrecer datos de caudal, por eso el dato que se visualiza en la web es 0, apuntaban desde la Confederación Hidrográfica del Júcar.

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