La repetición de votaciones deja al PSPV al borde de un cisma

La Comisión de Ética ordena volver a votar en Manuel, Corbera y Llíria e investiga SedavínOtro paso por las urnas podría cambiar el triunfo por la mínima de Bielsa

Carlos Fernández Bielsa (en el centro) celebra el triunfo en las primarias, el pasado domingo en la sede del PSPV.  | FERNANDO BUSTAMANTE

Carlos Fernández Bielsa (en el centro) celebra el triunfo en las primarias, el pasado domingo en la sede del PSPV. | FERNANDO BUSTAMANTE

València

Investigación de ‘pucherazo’, actas con más votos que votantes, denuncias de «juego sucio», quejas de querer voltear un «resultado legítimo», posibilidad de repetir votaciones en cuatro agrupaciones y amago de que Ferraz acabe decidiendo. Es el resumen del último embrollo del PSPV, siempre presto a darle una vuelta de tuerca a cada uno de sus líos. Porque si el domingo la formación salía fracturada por el resultado ajustado entre Carlos Fernández Bielsa y Robert Raga (33 votos a favor del primero), tres días después la revisión del proceso puede terminar en incendio de los que dejan huella en el partido, con consecuencias impredecibles.

La reunión de la Comisión de Ética del martes, con impugnaciones cruzadas, se tradujo en resolución pública ayer. Y tiene entre sus conclusiones obligar a repetir la votación en tres agrupaciones, como avanzó este diario: en Manuel, Corbera y Llíria, con un centenar de militantes si se suman. A estas se añade el caso de Sedaví, con otros 70 inscritos, que se está investigando y que la comisión también estudia pedir la repetición de la votación.

En total, son algo más de 170 afiliados los afectados, suficientes para darle la vuelta al resultado provisional. En estos momentos, tras anular las citadas cuatro mesas, Bielsa, con 3.366 votos, estaría 44 por encima de Raga (3.322). No hay fecha todavía para una hipotética segunda votación, en caso de que finalmente se lleve a cabo, ya que por el camino todavía hay posibilidad de recursos no solo ante el mismo órgano, sino ante el Comité Federal de Ética y Garantías, lo que obligaría a la intervención directa de Ferraz, lo que son palabras mayores.

Preguntada por la situación, la secretaria general de los socialistas valencianos Diana Morant trató ayer de evitar avivar el fuego y aseguró que la investigación por parte de la Comisión de Ética del PSPV entra dentro de la «normalidad» del proceso al tiempo que llamó a «garantizar los resultados democráticos de la militancia». «Lo que diga la Comisión de Ética será lo que se hará», indicó la ministra de Ciencia. Sus declaraciones fueron antes de que se pidiera la repetición de las votaciones.

Porque aunque en el PSPV están acostumbrados a ver y sufrir todo tipo de pugnas internas, una repetición de votación que pueda cambiar el secretario general que celebró su triunfo tras ser proclamado provisionalmente es algo novedoso dentro de la historiografía bélica de la federación.

Aunque la decisión de la repetición es la misma sobre las tres agrupaciones mientras se investiga la cuarta, el motivo es distinto en cada caso, como se desprende de la documentación consultada por este periódico, con hasta cinco incidencias analizadas en la reunión de Ética. No obstante, solo cuatro pueden acabar en repetición de votación. El quinto analizado fue el de Paterna, donde se anuló un sobre que tenía dos papeletas: una en blanco y otra de Bielsa.

CORBERA Y MANUEL, MÁS VOTOS QUE VOTANTES.

Los hechos de Corbera y Manuel son similares y tienen un resumen claro: había más votos computados que votantes. En total, según el acta del escrutinio, en Manuel, en la Ribera Alta, había 15 votos emitidos y 16 votos a candidaturas. En Corbera, en la Ribera Baixa, había nueve votos emitidos y 10 papeletas. Se cree que en un sobre de las votaciones pudo haber dos papeletas unidas, sin que nadie se diera cuenta de ello. Ni el votante, ni la Mesa en el recuento. Ante la imposibilidad de que concretar otra forma más justa, la Comisión de Ética dicta volver a votar en ambas agrupaciones.

CASO LLÍRIA: EL MÁS CONOCIDO CON 80 MILITANTES.

El caso más conocido es el de Llíria, la agrupación más numerosa de las investigadas, con unos 80 afiliados. La queja llegó durante la celebración de las primarias. La hizo la candidatura de Bielsa, que protestó por que se hubiera cerrado la sala de votación desde las 13.30 hasta las 17 horas, cuando las reglas señalan que la votación debía ser ininterrumpida. En la protesta se indicaba que no hubo una custodia de la urna y, por lo tanto, pudo producirse una alteración de los votos. Frente a esta queja, la Comisión de Ética admite que es «incuestionable» que el centro no tenía que haber cerrado y que durante ese tiempo se pudo haber privado el derecho a voto de los militantes, pese a que se hubiera avisado de ello por Whatsapp. Así, señalan que ante esta posible privación del derecho, y dada la «exigua diferencia de votos», se considera que la mejor solución es repetir la votación. Aquí había ganado Raga por 35 a 14, faltando una treintena de militantes por votar.

SEDAVÍ, sospecha de ‘pucherazo’.

El caso más grosero se encuentra en Sedaví, con unos setenta inscritos y sin resolución todavía. Se basa en un escrito de la candidatura de Robert Raga sobre una «irregularidad» el día de las votaciones. El origen es un audio difundido en un grupo de Whatsapp. En la transcripción, a la que ha tenido acceso este diario, una voz que sería la del secretario general en el municipio, Juan José Campayo (afín a Bielsa), dice para contrarrestar la participación de votantes del sector de Raga: «He cogido cinco o seis votos de esos que sabía que no venían y los he metido». En el entorno de Bielsa no terminan de dar crédito a los hechos. Destacan que es difícil que en un agrupación comandada por afines al rival pueda llegar uno y meter varias papeletas para Bielsa. Ante ello, Ética abre expediente informativo. Si se demuestra que el 'pucherazo' (aunque sea a pequeña escala) es cierto, solicitará que se anule el resultado y se vuelva a votar, como en las otras tres. En esta agrupación ganó Raga, por 17 a 22, con unos 30 militantes que no votaron.

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