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Las futuras dueñas del cielo: "No tuvimos referentes científicas en la escuela"

Carmen Serrano y María Andrés son jóvenes, brillantes y futuras ingenieras aeroespaciales alejadas de estereotipos: "a las mujeres incluso se las desanima para estudiar carreras técnicas"

8M. Carmen Serrano y María Andrés en el hangar de Ingeniería Aeroespacial de la UPV.

8M. Carmen Serrano y María Andrés en el hangar de Ingeniería Aeroespacial de la UPV. / Daniel Tortajada

Gonzalo Sánchez

Gonzalo Sánchez

València

Carmen Serrano y María Andrés son jóvenes, brillantes y futuras ingenieras aeroespaciales alejadas de los estereotipos. La primera sacó un 14 sobre 14 en selectividad, algo que pueden decir pocos adolescentes de España, y la segunda rozó la perfección. Ambas son estudiantes de Ingeniería Aeroespacial en la Universitat Politècnica de València (UPV), un mundo, el de las ingenierías, que aún sienten que no les pertenece. De los 80 de su promoción, ellas a penas son 20.

La brecha de género en esta rama de conocimiento persiste y sólo uno de cada tres estudiantes son mujeres, lo mismo que hace diez años. Carmen y María llevan la tecnología en la sangre, pero explican que a las niñas a penas se las anima a hacer estas carreras en el instituto. Incluso, en algunos casos, se las desanima.

"Cuando era pequeña y hablaba de mujeres en la ciencia el único ejemplo que nos decían era Marie Curie. Pero hay un montón, las ha habido siempre y por suerte cada vez más. Pero históricamente creo que se las ha borrado", explica Serrano.

8M. Carmen Serrano y María Andrés en el hangar de Ingeniería Aeroespacial de la UPV.

8M. Carmen Serrano y María Andrés en el hangar de Ingeniería Aeroespacial de la UPV. / Daniel Tortajada

A ella, como a María, le picó la curiosidad desde muy joven. "Margaret Hamilton se encargó de escribir todo el código para el lanzamiento del Apollo 11, y nunca hemos dado nada de ella en la escuela, pero lo que hizo es increíble. Hedy Lamar desarrolló la tecnología del Wifi y además fue una actriz de Hollywood. Aquí en España tenemos a Margarita salas, con una carrera investigadora que es una barbaridad. Ninguna de ellas sale en los libros del instituto, creo que no se ha hablado lo suficiente de ellas", explica Carmen.

"Somos la mitad de la humanidad, pero cuando veía los libros de texto pensaba 'no puede ser que no haya mujeres que hayan aportado', porque todos los referentes son hombres", explica Andrés. Esa falta de referentes en las aulas hace que sea mucho más complicado plantearse estudiar carreras técnicas "al no tener referentes no te ves tú dando ese paso", cuenta María.

Ambientes en los que "no encajas"

Ella cuenta que incluso la desanimaron cuando dijo que quería ser ingeniera aeroespacial. "Sacaba muy buenas notas y siempre me decían que tenía que hacer Medicina, pero yo no quería eso", explica. Precisamente, una de sus profesoras en el bachillerato científico fue la que le impulsó para dar ese paso.

8M. María Andrés en el hangar de Ingeniería Aeroespacial de la UPV.

8M. María Andrés en el hangar de Ingeniería Aeroespacial de la UPV. / Daniel Tortajada

Tanto Carmen como María se sienten extranjeras en la carrera, rodeadas de chicos y en un ambiente en el que piensan que "no encajan". "No es nada explícito ni nada grave, porque al final todos nos llevamos bien, pero estás rodeada de chicos y sientes que ese no es tu sitio. Ya me pasaba en el bachillerato tecnológico cuando era la única chica", explica Serrano.

Esto pasa también al contrario, pues la igualdad en las aulas debe lograrse en muchas carreras. "En el bachillerato sanitario había un solo chico y el resto eran chicas. Seguro que él debía sentirse igual, o con los chicos que estudian magisterio donde la mayoría son mujeres. Al final son roles de género que nos han impuesto y que no tienen sentido ni deberíamos seguir", cuenta Andrés.

Para ellas, perpetuar este modelo es injusto y contraproducente "si no motivas a las niñas para ser científicas estás eliminando a la mitad de la clase, y a lo mejor alguna de ellas puede conseguir algo muy grande si se le da la oportunidad".

Invisibles

Más allá de las Ingenierías está la ciencia y la carrera investigadora, que es una tubería rota para las mujeres. Hay que imaginar una cañería que sube, pero que está llena de agujeros. Cada año entran a la carrera científica más investigadoras que investigadores, y todos inician sus primeros contratos en la base de la tubería. Pero cuando toca subir, las mujeres empiezan a caerse, y si nos vamos a los escalafones más altos, como catedráticos o profesor investigador, casi todo son hombres.

Los premios Jaume I de este año, todos hombres, son muestra de esta realidad. La academia está llena de testosterona, los roles de género siguen reproduciéndose para que los cuidados caigan sobre ellas, y una misma baja de maternidad o paternidad les penaliza más -mucho más- a las mujeres que a los hombres. Tener hijos perjudica más a la carrera científica de la mujer.

8M. Carmen Serrano  en el hangar de Ingeniería Aeroespacial de la UPV.

8M. Carmen Serrano en el hangar de Ingeniería Aeroespacial de la UPV. / Daniel Tortajada

Con esas premisas nace el grupo de investigación Invisibles, formado por investigadoras de la Universitat Politècnica de València (UPV), la Universitat de València (UV) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que se dedica a monitorizar la brecha de género en los centros de investigación de la Comunitat.

Rocío Póveda es ingeniera industrial y una de las investigadoras principales del proyecto. "Los hombres catedráticos no perciben que exista esa desigualdad, pero las mujeres que han llegado a esos sitios sí. Cuando le mostramos los resultados del estudio a un jefe de un grupo de investigación contestan que eso sucedía en el pasado, pero que ahora no siente que haya desigualdad", explica Póveda.

Mérito y dedicación

Los hombres aducen al mérito y dedicación para explicar por qué han llegado a donde han llegado, aunque la realidad es que hay un tablero desigual que penaliza a sus compañeras. Es lo que reflejan los resultados de la investigación de Invisibles, que apuntan incluso a los casos de acoso en los grupos de investigación.

"Lamentablemente hemos documentado muchos casos de este tipo, y pocas mujeres son las que denuncian por los canales establecidos, no sabemos si por desconfianza en el sistema. Hay muchos casos, pero pocas denuncias", explica Póveda.

Pese a todo, Póveda reivindica que "la mayoría de catedráticos están concienciados con la igualdad y la Politècnica ha aplicado muchos mecanismos, lo cual es esperanzador de que esto pueda cambiar para que el sistema sea más justo", explica.

Carmen y María son muy jóvenes y a penas llevan un cuatrimestre de Ingeniería Aeroespacial, pero si tuvieran que dar un mensaje a las niñas que hoy se plantean estudiarlo sería muy simple: "Si quieres, puedes". Quien sabe si ellas serán las futuras referentes que aparezcan en los libros.

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