La causa del desbordamiento del Poyo no fue la apertura de ninguna presa

Agua del barranco del Poyo desbordado en Paiporta, la noche del 29 de octubre.

Agua del barranco del Poyo desbordado en Paiporta, la noche del 29 de octubre. / Miguel Ángel Montesinos

Juanjo Villena

El jueves pequé de ingenuo en las redes sociales. A la vista de que en algunas de mis publicaciones había usuarios que, al hacer referencia a la catástrofe del 29 de octubre, señalaban la apertura de presas como factor determinante en la avalancha de agua y lodo en el barranco del Poyo, hice un vídeo con Google Earth para enseñar su cuenca y evidenciar que no había ninguna infraestructura de ese tipo. Se trata de una rambla que casi siempre está seca y solo tendría sentido levantar un muro para laminar el agua de las avenidas, algo que tampoco se ha hecho. Incluso me tomé la licencia de rematar el post con cierta sorna, pensando que era cosa de una minoría y que, en general, reinaría la cordura. Estaba equivocado.

En apenas unas horas sumé decenas de respuestas y para mi sorpresa de usuarios bastante estándar, con nombre, apellidos y foto con su mascota, criticando mi mezquindad al comprar la versión oficial de no sé qué élite política. Sabía que había desinformación y posturas cada vez más sesgadas, pero la envergadura de este relato de conspiración no lo vi venir. Va en contra de toda lógica geográfica y, al ser un fenómeno bastante local, bastaría ya no solo teclear dos cosas en el buscador, sino coger el coche y transitar los pocos kilómetros de la CV-383 entre Loriguilla y Cheste, enlazar con Chiva, el barranco del Gallo y el Grande. Este trayecto de una hora sería revelador.

Otras conjeturas unen los caminos del barranco con el embalse de Forata, que retiene las aguas de un río Magro que dista kilómetros, o el de Buseo, con una teoría que aún es más descabellada al mediar una sierra de varios cientos de metros de altitud. Una muralla inexpugnable, aunque no para la imaginación: “el agua escala” han llegado a expresar.

La sensación que me queda es que el oscurantismo político está multiplicando los fantasmas. Esto, a la vez que las redes sociales fomentan el tránsito de bulos y quizá que, quienes tenemos que informar y divulgar, no estamos dando con la tecla. Voy a intentarlo una vez más. Pinten en su mente un cuadro en el suelo de 1 metro por cada lado. Y ahora, imaginen ahí 500 litros. Eso son 100 garrafas de 5 litros apiladas en ese espacio, todas con el tapón abierto y perdiendo agua durante 6 horas (está lloviendo). Y ahora trasladen esa imagen a millones de cuadros iguales, unos junto a otros, rellenando todos los kilómetros cuadrados donde descargó la tormenta. ¿No les parece suficiente razón para que acabe en una crecida colosal? 

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