Tras las nevadas, hay que respetar aún más el riesgo de aludes

Imagen de un alud

Imagen de un alud / TERRITORI

Natacha Payá

Las nevadas tardías, características del final del invierno y el comienzo de la primavera, incrementan significativamente el riesgo de aludes, convirtiéndose en el principal peligro para los deportes de montaña. Desde Tiempo & Radar les cuento.

Los aludes reciben en España diferentes nombres: allau en Cataluña y en la Comunidad Valenciana, laueg en el valle de Arán, lurte en la comunidad de Aragón, elurrte en el País Vasco y argayo en Asturias, entre otros, pero todos quieren decir lo mismo: avalanchas.

Los esquiadores son uno de los colectivos más vulnerables, seguidos por aquellos que desconocen los riesgos asociados a estos fenómenos, que son muchos.

Factores como el aumento de las temperaturas, el espesor de la nieve, la humedad y el viento, contribuyen a elevar el riesgo de aludes, que se clasifican en una escala de peligro del 1 al 5, siendo el 5 el peligro más elevado.

Actualmente, las placas de viento ocultas bajo la nieve reciente representan uno de los mayores peligros, antes de la subida de las temperaturas.

Estas placas pueden desencadenar aludes de tamaño mediano, e incluso grande, con el simple paso de un esquiador. Para disfrutar de la nieve de forma segura, se recomienda evitar las zonas de riesgo y permanecer dentro de las pistas señalizadas.

La montaña, un entorno maravilloso, pero también impredecible, exige de nosotros responsabilidad y prudencia. Antes de aventurarnos en la nieve, es crucial informarnos sobre las condiciones meteorológicas y el riesgo de aludes.

No hay que subestimar el poder de la naturaleza y hay que recordar que la seguridad propia es lo primero. La prevención y la información son los mejores aliados para disfrutar de la montaña con tranquilidad.

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