Abascal exhibe su influencia sobre Mazón: «Es la dirección correcta»

Vox exige participar en el reparto de fondos de la dana, priorizar las ayudas a españoles y recortes al valencianonResucita batallas culturales para aprobar el presupuesto

Abascal, en las Corts, el día de la toma de posesión de Mazón.

Abascal, en las Corts, el día de la toma de posesión de Mazón. / Eduardo Manzana/EP

josé luis garcía

València

«Esa es la dirección correcta: enfrentarse sin complejos al Pacto Verde y a las políticas que favorecen la inmigración ilegal». El presidente de Vox, Santiago Abascal, tardó ayer pocos minutos en salir a aplaudir el discurso del jefe del Consell, exhibiendo su influencia y patrocinio en este giro ideológico expuesto ayer por Carlos Mazón en su comparecencia en las Corts. Un nuevo «rumbo», como lo definió el propio Abascal, que era lo que venía pidiendo desde febrero a los barones autonómicos para sentarse a negociar los presupuestos, «un gesto expreso» contra las políticas verdes europeas y un discurso duro contra la inmigración ilegal, si querían contar con su apoyo.

El partido ultra celebraba ayer que el jefe del Consell «rectifique y reconozca que Vox tiene razón» en sus postulados sobre ecologismo e inmigración. Con este posicionamiento del president, ahora Vox vuelve a la mesa de negociación, y lo hace con un listado de unas 25 iniciativas con el que eleva el precio de su apoyo, decisivo para Mazón en sus horas más bajas.

De sustanciarse este principio de acuerdo anunciado este lunes, Abascal ayuda a ganar tiempo a Mazón. Se convierte así en su principal apoyo, un contrafuerte del president -lo apuntala, pero desde fuera de su partido ante la escasez de apoyos internos-, ayudándole a desplegar una agenda de reconstrucción al poner a su disposición unos presupuestos propios cuando al primer trimestre del año está a punto de finalizar. Pero no lo hace gratis: por el camino, reactiva su agenda de batallas culturales contra la izquierda; convierte a la Generalitat en aliado contra algunos consenso europeos, y abre una grieta en el PP de Alberto Núñez Feijóo, con el que está enfrentado por el relato de la derecha española. Todo ello en medio de un giro conservador en la principal potencia de Occidente y a las puertas de un congreso europeo del PP en València del que Feijóo y el propio Mazón serán anfitriones en unas semanas. Todo ese escenario es el que se movió ayer con Abascal entre bambalinas.

De las dos docenas de medidas planteadas ayer en un documento (ver listado adjunto), casi todo suena a conocido: amplían y desarrollan lo que ya fueron los ejes principales de la negociación para formar gobierno en julio de 2023. De hecho, aquel acuerdo se ha sustanciado en leyes como la de libertad educativa, donde ya se ha realizado incluso la consulta escolar de la lengua base; o la de concordia, de memoria histórica. En este sentido, en 2024 ya se habían recortado un 50% las ayudas, aunque prácticamente no se ha ejecutado nada, con lo que los sacrificios extra ahora serán poco costosos.

Menos ayudas a agentes sociales

Las exigencias de Vox -habrá que ver hasta dónde cede el PP- se mueven entre lo simbólico y lo material, aunque en algunos casos bordean los límites de la legalidad. Vox exige, por ejemplo, establecer «prioridad» a los españoles en la concesión de ayudas a las deducciones fiscales por hijo. También planea un plan de retorno de inmigrantes irregulares (competencia nacional). En materia de inmigración, plantea medidas polémicas, como, literalmente, «no aceptar ni un mena más», o recortar un 40 % el gasto en cooperación al desarrollo, «el mayor recorte de la historia». Se exige incorporar una partida para «pruebas fiables de diagnóstico de edad de inmigrantes ilegales».

También se quieren reducir de manera significativa las subvenciones a «agentes sociales, chiringuitos ideológicos y de igualdad». A la agencia de la ONU para Palestina reclaman no dar ni un euro más.

En materia identitaria, las exigencias para el acuerdo PP-Vox siguen profundizando en la batalla lingüística. Tras la consulta escolar sobre la lengua base, se abre ahora el melón de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), la autoridad normativa, cuyo presupuestos quiere Vox «recortar de forma significativa». También reclaman que los recortes lleguen a las subvenciones para la promoción del valenciano.

Entre medidas simbólicas, Vox introduce también algunas de importante alcance material. El partido de Abascal quiere estar en el reparto de recursos de la Generalitat para la reconstrucción. Entra así de lleno en uno de los ámbitos donde más crítico ha sido con el Consell de Mazón desde la dana: el flanco del teniente general retirado, Gan Pampols, al frente de la vicepresidencia de la reconstrucción. «Vox participará directamente con la Generalitat en el plan de distribución de recursos para la reconstrucción tras la gota fría. Trabajaremos en un plan conjunto de reconstrucción y protección de la comunidad para relanzar la región», señala el texto de medidas distribuido ayer por Vox.

El secretario general de Vox, Ignacio Garriga, reforzó ayer estos mensajes en una comparecencia. Puntualizó que el acuerdo alcanzado con Mazón exclusivamente alcanza al desbloqueo y reactivación de las negociaciones sobre los presupuestos autonómicos de este año. «De momento no estamos apoyando nada», precisa Garriga. Al ser preguntado si le están dando un voto de confianza al president, responde que Mazón y sus consellers les dan igual y que con este pacto están dando su «responsabilidad entera a los valencianos».

Según añade, van al «rescate» de los valencianos. «No nos preocupa Mazón», reitera el dirigente de Vox que, no obstante, celebra que «rectifique», «reconozca» las «fatídicas y nefastas» consecuencias del Pacto Verde y de las políticas sobre inmigración ilegal, a las que ha dado un «portazo» para escoger la «dirección correcta».

Garriga destaca que este «cambio de rumbo» del presidente valenciano, al que se ha llegado tras unas «duras y arduas» conversaciones, permite desbloquear la negociación presupuestaria y reactivarla partiendo del rechazo público a las políticas europeas, pensando en la reconstrucción y en una serie de medidas en materia de inmigración, cooperación internacional y lingüística.

Mazón, problema de Génova

Fuentes de Vox reconocieron que el acuerdo alcanzado con Mazón puede caer mal en Génova, pero entienden que, en ese caso, es un problema de los populares y no suyo. Además, no creen que el pacto sea dar un balón de oxígeno al presidente valenciano ni que vaya a perjudicarles electoralmente en el futuro porque, dicen, cuando se vea el impacto de los presupuestos, la ciudadanía verá el valor del acuerdo. Un acuerdo, según subrayan, al que Mazón acude con poco poder y obligado a aceptar las condiciones de Vox dada la falta de apoyo de parte de su propio partido por la gestión de la dana. n

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents