Dana y Juan Roig

Un local de Algemesí cerrado y con barro, en una imagen de hace unos días. / Agustí Perales Iborra
Jorge Olcina
Faltan en nuestra sociedad referentes de personas con ética, con decencia, con seriedad. Gente que piensa en los demás, en su tierra. Gente que se solidariza desde el primer momento cuando ocurre una desgracia, que acude en su ayuda, que pisa el barro. Hace unos días, en la presentación de los resultados de Mercadona en 2024, Juan Roig tuvo un momento que habla de su humanidad. Al comentar que unos empresarios de la zona afectada por la terrible DANA del pasado octubre habían devuelto las ayudas que les habían ofrecido porque reconocían que no podrían volver a abrir su negocio. Y se emocionó. Bravo, Juan Roig. Esa actitud nos reconcilia con las bondades de la empresa, de sus dirigentes que son -o así debería ser- personas cercanas a la gente. Cuando ocurre una desgracia como la DANA del Valencia lo más importante es estar con la gente afectada y ayudarles en lo que puedan necesitar. Cada uno según sus capacidades. He tenido ocasión de visitar algunas poblaciones barridas por las crecidas de las ramblas de la Horta Sud. Uno se queda impresionado de la fuerza de la naturaleza. Y descubres que lo que más valora la gente es la proximidad, que los escuches, que les ofrezcas consejo; en definitiva, que tengas una mínima empatía. Viví esta misma sensación hace unos años en la DANA de la Vega Baja del Segura de 2019. En este drama de Valencia que todavía nos conmociona, Juan Roig ha estado ahí. Y sigue estando, en la preocupación por la recomposición de la situación en la post-emergencia. Solicitando, con sensatez, que las administraciones trabajen de forma coordinada. Cuando la política falla, la sociedad civil en un sentido amplio, la ciencia, los cuerpos de seguridad del Estado, la UME, siempre están ahí. Porque las sociedades, con sus vaivenes y contradicciones, se mueve con la razón, con la decencia, con la solidaridad como principios. El pueblo salva al pueblo, se sigue viendo en pancartas de muchos balcones de las poblaciones afectadas por la DANA. Juan Roig no solo tiene una de las empresas más ejemplares de nuestro país, tiene corazón. Con eso se dice todo.
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