Dana Valencia

Familiar de una víctima de la residencia de Paiporta: “No siguieron los protocolos, estaban cenando en la planta baja”

Familiares de las víctimas de la residencia de Paiporta valoran positivamente que la jueza de Catarroja cite a los trabajadores y se plantean dirigir la acusación contra el centro

Los ancianos de la residencia de Paiporta esperando ser evacuados tras la dana.

Los ancianos de la residencia de Paiporta esperando ser evacuados tras la dana. / Ignacio Cabanes

València

Un paso más en la búsqueda de justicia, en este caso por la muerte concreta de seis residentes del centro de personas mayores de Paiporta que fue arrasado por la tromba de agua de la dana del 29 de octubre. Así lo ven los familiares de estas víctimas la providencia por la que la jueza de Instrucción tres de Catarroja, que instruye la causa, inste a la citada residencia a que identifique a los trabajadores que se encontraban de guardia ese día para citarlos en calidad de testigos.

Una de estas víctima mortales, a las que el agua sorprendió en el parte inferior del edificio, es Isabel Izquierdo Issarría, de 81 años. Sus hijos valoran positivamente que la jueza instructora vaya a interrogar a los trabajadores de la residencia para esclarecer qué falló ese día, y por qué no se actuó antes subiendo a todos los residentes al piso superior. “No siguieron los protocolos, estaban haciendo vida normal, cenando en la planta baja como cualquier día”, critica el hijo de la víctima.

La familia de Isabel, personada en la causa por los fallecimientos y lesiones que instruye el Juzgado de Instrucción tres de Catarroja, se plantea emprender acciones legales contra la residencia. Tienen sentimientos encontrados, por un lado agradecen de corazón a la que hoy en día es la directora del centro - que en ese momento ejercía como psicóloga de la residencia – y que tuvo “el gesto precioso” de llamarles para contarles que su madre era una de las víctimas mortales la tarde del día 30, cuando estaba supervisando la evacuación de los supervivientes. Pero por otro, sienten que no se siguió el protocolo que la propia residencia tiene ante alerta amarilla, naranja o roja.

El problema es que en dicho protocolo se especifica que son recomendaciones, no de obligado cumplimiento, en los que los responsables y trabajadores tienen la libertad de seguir o no. Los hijos de Isabel quieren que la muerte de su madre sirva por lo menos para que ante una nueva alerta roja lugares sensibles como un centro de personas mayores no sean ajenos a los protocolos que tienen.

Poco personal

Otra de las cuestiones que genera indignación a los familiares de las víctimas que perdieron la vida en la residencia de Paiporta es la falta de personal. “Al tratarse de empresas privadas tienen el personal mínimo”, critican. Por su parte, fuentes de la residencia, que prefirieron no hacer declaraciones, aseguran que el día de la dana había quince personas trabajando en el centro y que van a colaborar con el juzgado en todo lo se les solicite.

El jueza ha requerido a esta residencia de Paiporta, en la que fallecieron seis internos, para que informe del momento y circunstancias en que se produjo el fallecimiento de esta residente concreta y de otros más que no especifica.

También pide los datos identificativos de los trabajadores que fueron testigos de los hechos al estar en ese lugar la tarde y la noche de aquel 29 de octubre, y una vez verificados, se proceda a su citación como testigos ante este juzgado.

En su providencia también solicita al 112 que se remita la grabación de las llamadas que pudo hacer una víctima de la dana aquella jornada.

Asimismo, pide al Instituto de Medicina Legal de Valencia que cite para hacer "informe forense sobre daños morales y secuelas de orden psíquico" a familiares o allegados de un total de once víctimas mortales, y sobre lesiones físicas al hermano de otro fallecido.

Homenaje a las víctimas

En el caso concreto de la hija de Isabel, que además de perder a su madre estuvo atrapada la noche de la dana durante cinco horas subida a un columpio en Paiporta, la mujer explica que solo ha recibido atención psicológica vía telefónica. “Vivo al lado del barranco y verlo cada día es muy duro”, confiesa. También sienten que a ellos ninguna administración les ha pedido disculpas por la muerte de su madre, si bien lo único que han recibido -y que agradecen- es el homenaje que la propia residencia realizó en recuerdo de las seis víctimas mortales a principios de diciembre. Al acto, en el que se plantó un árbol en recuerdo de los fallecidos, acudieron solo cinco familias de los afectados y los trabajadores. Ese mismo día se celebraba la misa funeral por las víctimas de la dana en la catedral de València. Ninguno de ellos tuvo ganas de acercarse por allí a un acto que veían más político y de lavado de imagen de los propios responsables de las 225 muertes y los tres desaparecidos a los que se tragó la dana.

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