Aviso para la OMM: la gestión de la catástrofe de Valencia no distó tanto de los países en desarrollo

Inundaciones en Bahía Blanca (Argentina), con 16 fallecidos y 100 desaparecidos. / Minuto1
Juanjo Villena
Aunque cada 23 de marzo se celebra el Día Meteorológico Mundial, no siempre tiene el mismo leitmotiv. Desde hace unos años, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha emprendido una campaña para desarrollar los sistemas de alerta temprana, algo de lo que carecen muchos países en vías de desarrollo aunque, a la vista de los recientes acontecimientos, los dirigentes de otros supuestamente avanzados, como el nuestro, se tienen que sentir avergonzados, uy digo, aludidos.
No podemos decir que no vivamos en un sistema avanzado en materia de riesgos, en este caso meteorológicos o hidrológicos. La AEMET tiene herramientas y profesionales maravillosos, al igual que las confederaciones hidrográficas -no todas por igual- y los centros de gestión de emergencias. Por separado y cuando no hay una situación de riesgo la sinfonía suena de maravilla, el problema llega cuando el tiempo apremia, que tienes que juntar al trombón con la flauta travesera, sin ensayos previos ni director de orquesta.
Afortunadamente, la tecnología y la formación de los técnicos avanza a la par que los fenómenos cada vez más extremos. Tenemos que encontrar a las personas adecuadas para la coordinación de las partes, que no deben ser cargos políticos sino expertos en la materia. En la DANA de octubre, el Cecopi estuvo siempre por detrás de la tormenta, cuando el trabajo debería haber sido de anticipación.
Los informes que baraja la OMM muestran que, cuando llegan las catástrofes, los países con sistemas de alerta temprana deficientes tienen una tasa de mortalidad seis veces mayor que aquellos que disponen de una cobertura completa. Parece difícil hacerlo peor que en Valencia, España no debería estar en el grupo aventajado porque, aviso, la cartelería y los pins de ‘Agenda 2030’ no bonifican.
En diciembre, el conseller de Emergencias e Interior, Juan Carlos Valderrama, anunció la creación de la Unidad de Alerta Temprana en la Generalitat. Y se hizo a bombo y platillo, con nota de prensa enviada a medios para que trascendiera bien la torpeza de ellos y parte de sus predecesores, imagino. Un ámbito geográfico tan expuesto a los fenómenos extremos como el nuestro debería tener un protocolo bien engrasado desde hace décadas.
Imagino que se habrán enterado de la reciente catástrofe de Bahía Blanca, en Argentina, que hasta ayer acumulaba 16 fallecidos y cerca de 100 desaparecidos. Allí, en menos de 12 horas cayeron cerca de 300 litros por metro cuadrado que anegaron una parte de la provincia de Buenos Aires. El aviso rojo del Servicio Meteorológico Nacional también llegó con la tormenta en marcha, pero la principal diferencia fue que sí se anularon clases y trabajos el día de antes, con aviso naranja. Como el que había aquí. Los vecinos se quedaron sin electricidad ni cobertura en los móviles, inmersos en un caos ahí sí similar al de Paiporta o Picanya. Sin atención, ni información. Que esto ocurra a estas alturas del siglo XXI en Argentina o España es sangrante.
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