Cinco meses después: Carlos Mazón atrapado en el 29 de octubre

La rápida instrucción judicial, las incógnitas que todavía restan por despejar de aquel día y el reproche social impiden al 'president' pasar página de la fatídica jornada, aunque la tregua dentro del partido y el avance con los presupuestos de la reconstrucción le han dado oxígeno

Carlos Mazón, el jueves tras reunirse con la asociación SOS Desaparecidos.

Carlos Mazón, el jueves tras reunirse con la asociación SOS Desaparecidos. / J.M. López

José Luis García Nieves

José Luis García Nieves

València

Como en la mítica película de Bill Murray, cada día que amanece en el Palau de la Generalitat parece 29 de octubre. Atrapado en el tiempo. Un ‘dónde estabas’ gritado por algún vecino airado, un auto de la jueza señalando a las competencias de la Generalitat o la falta de claridad en torno a las incógnitas que restan sobre aquel impiden a Carlos Mazón avanzar, salir de ese laberinto circular que tiene forma de O, de 29-O, porque siempre termina en el punto de inicio. Con todo, cinco meses después, el tiempo parece ejercer su efecto balsámico, y las réplicas sísmicas se van espaciando mientras el Palau trata de embridar, atado a su socio de Vox, el complejo panorama del president, cuya actuación aquel día ha dejado muy dañada su imagen pública

UNO. La instrucción judicial

El juzgado de instrucción número 3 de Catarroja parece impulsado por aquella máxima de Séneca: “Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”. El avance de las investigaciones de Nuria Ruiz, con el dolor de las víctimas en el frontispicio, está siendo frenético. Y no se compadece de la Generalitat. El relato judicial, de momento, no le deja grietas a las que aferrarse. Solo en el último mes, se han producido varios momentos clave: la publicación de las casi 20.000 llamadas realizadas ese día por los ciudadanos afectados por la riada; están empezando a trascender, a la puerta de los juzgados, los terribles testimonios de las víctimas. Fue demoledor el auto en el que se imputa a la exconsellera Pradas y su número dos, Emilio Argüeso, circunscribiendo toda la responsabilidad y competencias en la Generalitat. La Fiscalía también ha rechazado imputar a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, cegando la vía de socializar responsabilidades. Y esta semana, la jueza devuelve las dudas a la actuación política del 29 de octubre al encargar un informe a la Guardia Civil sobre las instalaciones del Centro de Emergencias de l’Eliana.

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DOS. Las incógnitas

Las declaraciones del próximo mes deberían servir para despejar algunas incógnitas. Por la Ciudad de la Justicia desfilarán Salomé Pradas y Emilio Argüeso; y en calidad de testigos dos técnicos, y también Pilar Bernabé, delegada del Gobierno, y Vicent Mompó, presidente de la diputación. Hay preguntas en el aire: por qué tardó tanto en reunirse el Cecopi (la UV reunió su comité de emergencias un día antes, como ha reconocido a la jueza esta semana); qué ocurrió en esos recesos donde se desconectó a las agencias estatales; por qué hubo tanto debate en preparar la alerta (Carlet avisó a sus vecinos cien minutos antes de subir a plantas altas, con la misma información disponible sobre el riesgo de Forata); por qué no se prestó más atención al barranco del Poyo; qué papel jugó la Confederación Hidrográfica del Júcar en esa falta de información…

También quedan incógnitas por despejar en la agenda del president, tras conocerse que llegó al centro de mando a las 20.28 horas, ya con el Es Alert enviado y l’Horta Sud inundada. ¿Tomó decisiones en torno al envío del mensaje; dónde estuvo y qué hizo esa tarde, entre la comida y su llegada al Cecopi; a qué hora llegó al Palau y cuánto tiempo estuvo en el despacho; por qué tardó tanto en reaccionar si a las 18.30 ya se trabajaba en el envío del Es Alert ante la dramática situación de Forata…? Son dudas que no ayuda a resolver la negativa a facilitar a las Corts los datos de geolocalización o el registro de sus llamadas. Compromís ha pedido también los vídeos de los accesos al Palau de la Generalitat.

TRES. La reconstrucción y la tregua

El president, con todo, ha logrado avances importantes el último mes. Ha dado el paso de pactar con Vox (como ya hizo con celeridad tras las elecciones del 28M de 2023, para disgusto de Feijóo), asumiendo el peaje de claudicar a su ideario (expulsión de inmigrantes ilegales, retorno de menores no acompañados, recortes al valenciano, censura al pacto verde europeo), por el fin mayor de lograr el presupuesto para la reconstrucción. La jugada con los ultras le va saliendo bien porque en la calle Génova de Madrid no se ha movido ni un pelo. El PP ha pasado del desconcierto a validar el pacto como modelo exportable a otras autonomías donde también depende de Vox. Por el camino, parece que por ahora se desinfla la presión interna. Se consolida el cierre de filas público de la dirección nacional y otros barones. Feijóo ha suspendido hasta nueva orden el congreso regional que había que celebrar este verano: dilata la decisión sobre un posible relevo, evita la foto del respaldo público y también el riesgo de evidenciar grietas. internas.

CUATRO: Los frentes del 'president'

Lo que no se relaja es el frente externo. El último mes ha confirmado el ambiente enrarecido con esferas como la empresarial. Salvador Navarro, presidente de la CEV, ha verbalizado el temor al regreso de la hipoteca reputacional. También le ha dado un toque de atención, reclamando su presencia en actos públicos. La complicidad entre ambos está bajo mínimos desde aquel día. Mientras tanto, la calle siendo un escenario hostil.

Tras la cuarentena fallera, la recuperación de la iniciativa política con los presupuestos y los renovados bríos en la batalla partidista con el Gobierno de Sánchez (“no tienes lo que tienes que tener”, espetó), Mazón trata de reconstruir también su imagen pública, encontrándose con las víctimas y ampliando su radio de acción tras semanas refugiado en la zona de confort alicantina. La accidentada visita a la Magdalena de Castelló confirma con el viacrucis público va a continuar.

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