Merino se topa con el espejo del Botànic por los ingresos «ficticios»

La consellera de Hacienda defiende los presupuestos como los "más reales" entre críticas de la izquierda por llevar "hacer trampas contables"

La consellera de Hacienda, Ruth Merino, explica los presupuestos para 2025 en las Corts, este miércoles.

La consellera de Hacienda, Ruth Merino, explica los presupuestos para 2025 en las Corts, este miércoles. / José Cuéllar/Corts

Diego Aitor San José

Diego Aitor San José

València

Un antiguo portavoz de la izquierda solía decir que se parecen más dos diputados, uno de los cuales es comunista, que dos comunistas, uno de los cuales es diputado. La comparación se le pudo aparecer ayer por la cabeza a Ruth Merino con la figura del conseller de Hacienda. Porque mientras explicaba las cuentas para 2025 en las Corts, Merino pudo haber sido perfectamente Vicent Soler o Arcadi España, sus precedesores durante el Botànic en este área, frente a los reproches de la oposición, entonces del PP, ahora de PSPV y Compromís, de hacer unos «presupuestos ficticios». 

La expresión lleva adherida a los debates financieros más de dos legislaturas y el cambio de mayorías no la ha alejado. Segundo presupuesto que defiende Merino y segunda ocasión en que socialistas y valencianistas le reprochan la inclusión de ingresos de dudoso cobro así como el inclumplimiento del objetivo de déficit, acusaciones que la consellera trató de alejar reivindicando estos presupuestos como los «más reales» y negando cualquier semejanza con el tan criticado por ella misma Botànic

La diferencia entre estar al frente de la Conselleria de Hacienda y el resto se nota no solo en el periodo de elaboración presupuestaria, sino también en su explicación ante las Corts. Mientras el resto de miembros del Ejecutivo comparecen ante el parlamento para hablar de obras, inversiones o proyectos visibles, la responsable de las arcas públicas tiene que centrarse en términos como deuda, déficit, impuestos o hasta en detallar los gastos de otra conselleria, la de Presidencia y, sobre todo, defender el global de la obra, compuesta por 32.900 millones. 

Cualquier explicación de Merino sobre la robotización de procesos administrativos, las ayudas al emprendimiento o el uso de la Inteligencia Artificial en la Agencia Tributaria quedó opacada por el debate en torno al proyecto financiero completo. Más en concreto, ante las acusaciones de la oposición sobre «partidas ficticias», haber hecho «trampas contables» y alertar de que incumplen la ley. 

Ya no están los 1.300 millones que incorporaba directamente el Botànic como «partida reivindicativa» apelando a la infrafinanciación, sin embargo, no se desaparecen los ingresos de «difícil cobro». Ahora el foco está en dos vertientes: el desvío respecto al objetivo de déficit, del 1,2 %, doce veces más que el límite que establece el Gobierno (0,1 %) y la recepción de determinados fondos, especialmente por parte del Estado. 

Merino, con los diputados del PSPV durante la Comisión de Hacienda, este miércoles.

Merino, con los diputados del PSPV durante la Comisión de Hacienda, este miércoles. / José Cuéllar/Corts

Sumadas estas dos cuestiones, según han reprochado José Díaz del PSPV y Carles Esteve de Compromís, las partidas que calificaron como "ficticias" superan los 3.000 millones, una polémica que ya estuvo en las cuentas del año pasado. En concreto, son 1.371 millones, cuantías incluidas, tal y como admitió Merino, que la Generalitat «debería recibir del Estado»: 347 millones en Dependencia y 1.022 millones del FOGA, el gasto sanitario de las personas de otras partes de España o de fuera atendidas en la Comunitat Valenciana; partidas que también incluía la izquierda, para queja del PP y que el Gobierno sigue sin contemplar.

«Situación crítica»

A ello se suman los 1.700 millones que supone la diferencia entre el límite de déficit (el descuadre entre ingresos y gastos) señalado por el Gobierno central, del 0,1 % respecto al PIB, y el 1,2 % presupuestado por el Consell. Frente a los reproches por «incumplir la ley», Merino negó la mayor y defendió que se ciñe «al marco europeo» del techo de gasto, del 3,2 %. «La normativa europea prevalece frente a la Estatal, Sánchez la deberá cambiar», señaló al tiempo que indicó que esta cuantía de 1.700 millones del déficit "coincide con el fondo de nivelación de expertos".

«Son más reales que nunca», agregó la consellera exhibiendo algunos datos económicos del cierre de 2024 como la reducción del déficit (el descuadre entre ingresos y gastos) de 800 millones respecto a 2023 y hasta 1.200 millones respecto a 2022, el último ejecutado íntegramente por el Botànic. No obstante, este déficit se situó en 2.500 millones, un 1,68 % del PIB, ocho veces el porcentaje previsto en las cuentas de ese año por la misma consellera (un 0,3 %), lo que alerta de que la desviación incorporada a los presupuestos de 2025 pueda variar, algo que ya vivieron a su manera y en su momento España y Soler

Más allá del déficit y los posibles «ingresos ficticios», Merino destacó los presupuestos por su «eficiencia, rigor y responsabilidad» y por ser «los más sociales de la historia», alertó de la «situación financiera crítica» de la Generalitat, cargó duramente contra el Gobierno de España por no reformar la financiación autonómica, lo contrapuso con que el Consell sí que haya presentado las cuentas y el Ejecutivo central no "por motivos partidistas y personalistas" y aplaudió el apoyo de Vox para que este proyecto legislativo pueda salir adelante antes de que los voxistas advirtieran que vendrán cambios vía enmienda. Pero eso le tocará negociarlo a otro

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