Serie Paisajes del Agua en la Comunitat Valenciana. "Conocer, experimentar, disfrutar" | Entrega 20
La vega alicantina del Segura: Regadío histórico en un medio árido
Abarca una superficie de 957,28 km2 y está conformada por 27 municipios, de los que 22 se sitúan en el interior del perímetro del riego tradicional derivado del río Segura

Huerta de Orihuela y Cerro de San Miguel. / Foto Estepa.
Sandra Mayordomo Maya | Jorge Hermosilla Pla
La Vega Baja es la comarca más meridional de la provincia de Alicante. Abarca una superficie de 957,28 km2 y está conformada por 27 municipios, de los que 22 se sitúan en el interior del perímetro del riego tradicional derivado del río Segura. Limita al norte con las comarcas del Vinalopó Mitjà y el Baix Vinalopó, al este con el mar Mediterráneo y al suroeste con la región de Murcia. Su principal característica climática es la aridez, con precipitaciones escasas, alrededor de 300 mm anuales.
Se trata de un territorio vinculado al río Segura, y el uso y gestión de su agua, consecuencia de dicha aridez. De hecho, hasta la primera mitad del siglo XX se mantuvo el topónimo Huerta de Orihuela para definir al marco geofísico de la comarca. La pérdida de hegemonía de la capital como cabecera de servicios y el crecimiento simultáneo de las restantes poblaciones, motivaron la introducción de una nueva denominación, la de Vega Baja del Segura, ante el potencial edáfico de los terrenos dependientes de los caudales del río. Este topónimo es el que se mantiene vigente a nivel popular. Finalmente se adoptó Bajo Segura, que abarca la totalidad de localidades por las que discurre el cauce en el sur del territorio alicantino.
Un medio físico singular
La huerta tradicional se sitúa sobre una llanura aluvial generada por las periódicas avenidas del río Segura y las ramblas de los sistemas montañosos circundantes. Este cauce conforma la arteria principal del sistema de regadío histórico de la comarca, ya que aporta los caudales que circulan por el complejo entramado de acequias y azarbes. Discurre de forma encauzada a lo largo de 38.9 km, desde Beniel hasta Guardamar del Segura, como resultado del Plan de Defensa contra Avenidas de 1987.

Desembocadura del río Segura. / Foto Estepa.
Ligados al cauce fluvial se encuentran dos espacios incluidos en el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunitat Valenciana. El primero es el de los Meandros Abandonados del Río Segura, conformado por tres áreas de 9,1 ha en los términos de Orihuela, Jacarilla y Algorfa. El segundo es la Desembocadura y Frente Litoral del Segura, con una extensión de 886,36 ha en los municipios de San Fulgencio, Guardamar del Segura y Elx. Este espacio incluye el sistema dunar del LIC Dunes de Guardamar.
La sostenibilidad del riego tradicional
El regadío histórico de la Vega Baja del Segura es un hidrosistema de época islámica que ha experimentado ampliaciones sustanciales mediante la desecación de áreas pantanosas y su dotación de riego con sobrantes y filtraciones.

Noria en la pedanía Las Norias. Orihuela. / Foto Estepa.
La superficie de cultivo tradicional abarca unos 183 km2 y se abastece con las aguas desviadas mediante los ocho azudes situados en el Segura a su paso por la comarca. Estas obras de la arquitectura hidráulica son, siguiendo el curso del Segura: Azud de Las Norias, Azud de Los Huertos, Azud de Almoradí, Azud de Callosa y Carral, Azud de Alfeitamí, Azud de Formentera, Azud de Rojales y Azud de San Antonio o de Guardamar. Constituyen el origen del sistema de riego del Segura alicantino.
Desde los siete primeros azudes nace la red de acueductos principales o acequias que configuran la denominada “Red de Aguas Vivas”, que son aquellas que manan y circulan de forma natural por el río antes de ser derivadas y usadas para el riego de las tierras de cultivo. En la red de distribución de estas “aguas vivas” se pueden diferenciar tres niveles de redes de distribución: la primaria, compuesta por las acequias mayores o madres; la secundaria, conformada por las arrobas o acequias menores y los brazales; y la terciaria, integrada por las hijuelas.
El carácter limo-arcilloso de las tierras de cultivo facilita el encharcamiento, por lo que se hizo necesaria la construcción de una segunda red, destinada al drenaje de las aguas sobrantes de los cultivos, además de las estancadas, denominada “Red de Aguas Muertas”. Esta red reúne la totalidad de los caudales en sus acueductos principales, denominados azarbes, y los retorna al río o los deriva hacia una tercera red, conformando la “Red de Aguas Vivas Reutilizadas”. Esta tercera red reintroduce en el sistema una parte de las aguas sobrantes para reutilizarlas en el riego, mientras que el resto se drena al río, hasta tres veces, antes de devolverlas finalmente al cauce fluvial.

Norias y azud en pedanía de Las Norias. / Foto Estepa.
De este modo, se desarrolla un ciclo integral de aprovechamiento del agua, lo que hace posible la existencia de la Huerta en unas condiciones de extrema aridez. En conjunto, las tres referidas redes se componen de 63 acueductos que totalizan una longitud de más de 400 km. El sistema de regadío tradicional es en definitiva una gran obra ingenieril sumamente eficiente. Una referencia del principio de sostenibilidad de los regadíos históricos mediterráneos.
Un paisaje en transformación
A lo largo de los últimos años la Vega Baja del Segura ha experimentado una evolución en su paisaje y su estructura socioeconómica. Las primeras transformaciones estructurales del agro de regadío comenzaron con la impulsión de agua para la irrigación de secanos, potenciada con la puesta en marcha del trasvase Tajo-Segura en 1980. Posteriormente, los cultivos tradicionales, como almendros y algarrobos, fueron reemplazados por cítricos debido a su mayor rentabilidad.

La Vega Baja del Segura. / MapaEstepa
Previamente, a mediados del siglo XX, se inició la decadencia de la agricultura como motor económico, debido al auge de los sectores residencial, industrial y recreativo. Así, el paisaje agrario ha sido fragmentado por la urbanización, el desarrollo turístico-residencial y la expansión de infraestructuras, especialmente en las áreas litorales. Sin embargo, el paisaje de la Huerta todavía se percibe como un tapiz continuo en destacadas extensiones, si bien su sistema funcional se ha visto progresivamente alterado. Este territorio, en continuo proceso de cambio, conforma un paisaje patrimonial de referencia, con valores culturales, sociales, ambientales e históricos que reflejan siglos de interacción entre el ser humano y un medio hostil.
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
García, M. C. y Canales, G. (2018). La Vega Baja del Segura, una Huerta sitiada. La transformación del territorio. Universidad de Alicante.
Olcina, J. (2011). Regadío Histórico del río Segura. En J. Hermosilla (Dir.), Atlas del Patrimonio Cultural Valenciano. Universitat de València.
Paisajes Turísticos Valencianos (2016), de la AVT, dirigido por Jorge Hermosilla.
Plan de Acción Territorial de la Vega Baja (2021), Generalitat Valenciana.
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