La plena reactivación comercial se le resiste a la zona cero seis meses después

Las grandes superficies y el comercio local se muestran optimistas pero no terminan de recuperar el ritmo habitual pasado medio año de la dana

Reclaman mayor celeridad a las indemnizaciones del consorcio de seguros, fundamentales para afrontar las obras de rehabilitación pendientes

Clientes abandonan un comercio de Alfafar, este domingo.

Clientes abandonan un comercio de Alfafar, este domingo. / EDUARDO RIPOLL

Mateo L. Belarte

Mateo L. Belarte

València

La reactivación comercial se hace de rogar en la zona cero de la dana pese a los esfuerzos de los propietarios y las ganas de los vecinos por recuperar la normalidad. Seis meses después de la barrancada que arrasó buena parte de la provincia de Valencia, cebándose especialmente con áreas industriales y comerciales, un sector todavía importante de los pequeños negocios locales y también de los que componen algunas de las grandes superfícies siguen con la persiana bajada.

Según los datos aportados por Mauro Lorenzo, presidente de Unió Gremial, han reabierto en torno al 60 o 65 % de las pequeñas y medianas empresas de las poblaciones más afectadas como Alfafar, Catarroja, Paiporta, Massanassa o Sedaví. El tercio restante se divide entre quienes todavía no han tomado una decisión definitiva sobre su futuro y quienes han optado por cerrar de forma definitiva, que Lorenzo cifra en torno al 15 o 20 % del total.

El responsable de Unió Gremial considera que en esas indecisiones influye la lentitud de las indemnizaciones que deben llegar a través del Consorcio de Seguros y que según denuncia acumulan retrasos, ya no sólo en los pagos sino en las fases previas como peritajes de daños. Estos pagos, recuerda Lorenzo, sin fundamentales para que las pymes tengan liquidez para afrontar la rehabilitación de sus negocios.

Según los datos oficiales del Gobierno, el Consorcio de Compensación de Seguros ha tramitado 224.546 solicitudes y ha abonado casi 2.740 millones de euros. Pero a la vez tiene todavía sin atender más de 21.000 peticiones pasados seis meses. Unió Gremial también incide en la baja concurrencia a las ayudas directas ofrecidas por el Gobierno central a los autónomos y pymes, que no alcanzan el 40 % de solicitudes pese a ser a fondo perdido.

Cabe recordar que tanto la administración central como la Generalitat han activado varias líneas de ayudas para empresas y trabajadores por cuenta propia. El Consell ofrece 3.000 euros por autónomo más 1.000 euros adicionales por trabajador, mientras el Gobierno otorga 5.000 euros a autónomos. También han movilizado partidas para sociedades limitadas, de 5.000 euros por parte del Consell y 10.000 por la de Moncloa.

Al margen de las ayudas públicas, la reactivación de las compras está costando. La Semana Santa ha pasado sin pena ni gloria por la zona cero. Los turistas no han llegado a los comercios locales, que como recuerda Lorenzo viven de los vecinos del propio municipio y de los adyacentes. En ese sentido, el tejido comercial se muestra esperanzado por el 'bono comercio' anunciado por la Generalitat y que estará encaminado a sufragar parte de las compras que se hagan en comercio local de la zona.

"Es un win-win", señala Lorenzo, que considera que es un dinero "de afectados para afectados", y que podría suponer una inyección de moral para la población y una forma de "reilusionar al comerciante", también a los dudosos.

Las grandes superfícies tampoco mostraban ayer demasiada actividad pese a ser un festivo aperturable en algunos municipios como Alfafar y a las recientes reaperturas de importantes negocios. Allí el centro comercial MN4, que sufrió graves daños por la dana, aun trabaja en labores de recuperación y con la esperanza de recuperar la actividad en junio o julio.

Esa es la previsión que trasladaba ayer el director del centro comercial, Antonio Martí, a este diario. El problema en este punto es que los daños se concentran en el 'corazón' del centro comercial, situado en la planta -2 y donde se ubicaban los sistemas de refrigeración, antiincendios y similares. Allí no se pudo extraer el lodo hasta finales de enero, pasados tres meses. El barro, que es muy corrosivo, destrozó buena parte de los dispositivos, que ahora deben reponerse.

Esto está impidiendo esa ansiada reapertura, sobre la que Martí destaca la buena predisposición de los negocios. Unos pocos cerrarán la persiana para siempre, pero la mayoría están "preparados", celebra. El director también es optimista a futuro, pues detecta que "hay ganas de volver" entre los clientes habituales.

Eso sí, de momento "está costando", dice en referencia a la afluencia a los otros muchos negocios del polígono, ajenos al MN4, y que sí han reabierto. "Va llegando la gente, pero cuesta. Aun así, poco a poco se va animando. Antes en la calle principal estaba todo cerrado y ahora va cogiendo ritmo. Cuando estemos todos abiertos se animará", vaticina sin perder la confianza.

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