Verano de riesgo para los incendios forestales

Un final de invierno y un comienzo de primavera con lluvias abundantes en toda España. Algo menos, eso sí, en el litoral mediterráneo. Aunque con lo acumulado se puede dar por finalizada la sequía en toda España, incluso en las fases de prealerta. Siguen quedando algunas comarcas y localidades del este peninsular donde las lluvias acumuladas en el presente año hidrológico siguen estando por debajo de la media de los últimos años. Pero son casos puntuales.

La abundancia de agua, la reserva de agua en el suelo, está favoreciendo el crecimiento de la vegetación en las zonas de montaña, en una primavera que puede ser de récord en este aspecto. Y todo ello nos sitúa ante unos meses de alto riesgo frente a los incendios forestales. 

En los últimos años, es cierto, se han reducido el número de incendios y la superficie quemada, pero preocupan los incendios grandes por su dificultad para la extinción y las consecuencias catastróficas que generan. Los medios de extinción, excelentes en nuestro país, no lo son todo. Se necesitan acciones de gestión forestal previas que permitan tener bosques saneados y menos expuestos a los efectos de un fuego que pueda generarse. 

Este año debemos hacer caso más que nunca a los avisos de incendio forestal que se vayan generando. Debemos ser muy prudentes en nuestras acciones en el monte.

 Los incendios forestales son un fenómeno cultural en la región mediterránea, pero eso no debe conducirnos a rebajar la preocupación social por la necesaria reducción de sus efectos económicos, ambientales y humanos. 

Verano complicado este de 2025 para los incendios forestales. Y los primeros calores los tenemos a la vuelta de la esquina.