Infancia dana, 6 meses después: Casas con moho, miedo a la lluvia y el riesgo de repetir curso
Save The Children hace balance de la situación que viven y han vivido los 70.000 niños y niñas afectados por la tragedia
Realojar a las familias más vulnerables, potenciar la salud mental infanto-juvenil y repensar el modelo de evaluación escolar son algunas de las peticiones de la entidad social


Vieron, vivieron y sufrieron la tragedia del pasado 29 de octubre, y sus consecuencias. Pero son niños, niñas y adolescentes y su mente no funciona como la de los adultos. Por ello, Save The Children hace balance 6 meses después y pone el foco en ellos y en ellas, en esa infancia dana porque más de 70.000 niños y niñas viven en las zonas más afectadas por la catástrofe. La entidad social pone el foco en los principales problemas a la que se enfrenta una infancia que, en demasiadas ocasiones, no ocupa el centro de la información ni de las decisiones que les atañen.
El paso de la riada provocó daños en más de 75.000 viviendas en la zona cero, y aunque se ha avanzado en los trabajos de reconstrucción muchas familias con niños, niñas y adolescentes de las zonas más afectadas viven todavía a día de hoy en pisos que no reúnen las condiciones adecuadas. Habitar lugares con graves deficiencias de construcción, insalubres o convivir en hacinamiento tiene efectos sobre la salud, seguridad y bienestar de las personas y afecta especialmente al crecimiento, desarrollo y oportunidades de niños, niñas y adolescentes.
Casas insalubres y problemas de salud
Es el caso de Eduvmary, vecina de Paiporta con un hijo de 10 años y un bebé de 10 meses. "El moho en mi apartamento ha destruido todo, afectado a todo tipo de cosas: la madera, la ropa… hemos tenido que tirarlo todo. Mis hijos han contraído a raíz de eso enfermedades respiratorias", cuenta.

Save The Children
Crecer en entornos no adecuados impacta no solo en su salud física, sino también en su salud mental: puede provocar ansiedad, depresión, enfado o incluso dificultades para conciliar el sueño o afectar al rendimiento escolar.
"Es imprescindible aumentar y consolidad las ayudas para la renovación y rehabilitación de viviendas que hayan sido afectadas por la dana, ya que crecer en casas insalubres afecta al desarrollo de los niños y niñas y a su salud física y mental. Además, es necesario seguir reforzando alternativas habitacionales para familias con hijos e hijas a cargo", asegura Hernández.
Además, en lo que respecta a las medidas destinadas a la compensación por daños en las viviendas, Save the Children recuerda que las familias más vulnerables suelen vivir de alquiler, y señala que muchas de ellas incluso estaban sin contrato, por lo que es necesario que se tomen medidas para ayudarlas también en esta materia.
Cuidar la salud mental de la infancia afectada
Respecto a salud mental, la infancia ha sido uno de los colectivos que más ha arrastrado los efectos de la catástrofe. Seis meses después, todavía hay niños o niñas a los que les da miedo la lluvia o los fenómenos atmosféricos o salir a la calle, mientras que los principales síntomas de la adolescencia han sido experimentar sentimientos de ira, rabia o tener problemas de sueño, y algunos de ellos y ellas han entrado en una etapa de tristeza.
"Cada vez que llueve a mi hijo mayor le da miedo, y me pregunta si le voy a ir a recoger al colegio. Siempre intento tranquilizarlo diciéndole que si eso vuelve a pasar suba al último piso, que no vuelva a casa, espere allí tranquilo y ayude a sus compañeros", relata Eduvmary.
Carol es otra vecina de Paiporta a la que le preocupan las consecuencias psicológicas de la dana que pueda sufrir su hija de cinco años. "El día que pasó todo mi pareja estaba fuera de casa y no sabía nada de él. Yo intenté normalizar todo y que la niña no mirara por la ventana, le puse una película, cenamos, la llevé a dormir… Aun así ella se ha dado cuenta porque el pueblo está todo destrozado. Cuando vamos por la calle siempre comenta hasta dónde ha llegado el agua o si el barro lo ha roto todo. Tenemos la suerte de que es pequeña, por lo que espero que no le quede ningún tipo de trauma", explica.
Save the Children considera necesario que desde las administraciones se refuercen los servicios de salud mental infanto-juvenil. Estos niños y niñas y sus familias necesitan sobre todo atención psicológica, por el gran impacto que esta emergencia ha tenido en su salud mental.
Una educación interrumpida
Las primeras semanas tras el desastre natural, se estima que casi 40.000 niños, niñas y adolescentes en edad de educación obligatoria en las zonas más afectadas estuvieron sin poder asistir a clase debido a los destrozos materiales ocasionados por la catástrofe. Esto provocó que se quedaran muchos de los contenidos sin impartir, pero también de otras necesidades que no se han podido cubrir.
A día de hoy todavía hay muchos niños y niñas que no pueden asistir con normalidad a su centro educativo porque no están finalizados los trabajos de reconstrucción o siguen en barracones.
"Ahora que el fin de curso está a la vuelta de la esquina es imprescindible la planificación de programas de apoyo y refuerzo a medio y largo plazo para que se pueda recuperar el contenido que no se haya podido impartir, así como flexibilizar los criterios de evaluación y que la repetición de curso no sea una opción, por ser una medida socialmente injusta”, señala Hernández.
Además de la pérdida de su derecho a la educación, en un contexto de emergencia pueden salir a la luz indicios de diferentes vulnerabilidades de los niños y niñas, como pueden ser aquellos que estén sufriendo violencia de algún tipo. Por ello, Save the Children ha puesto en marcha siete espacios seguros y amigables para la infancia en diferentes municipios de la zona.

Espacios seguros de Save The Children. / Save The Children
En estos espacios un equipo de profesionales, entre los que hay trabajadoras sociales, psicólogos, educadoras o pedagogos, ofrecen a los niños y niñas apoyo emocional, físico y educativo en un entorno seguro, a la vez que están protegidos. Además, realizan actividades deportivas, creativas y también juegan.
“Estos espacios son fundamentales para todas las familias de las zonas afectadas, ya que aquí no solo están a salvo de riesgos físicos y de cualquier tipo de violencia, también continúan su educación y se les proporciona atención psicológica para que puedan procesar todos esos sentimientos que les ha generado la catástrofe en un ambiente seguro. En definitiva, son espacios en los que pueden volver a recuperar parte de esa infancia que la dana les ha arrebatado y ser lo que son: niños y niñas", explica Hernández.
- Alerta de jabalís en Valencia: los nuevos municipios con sobrepoblación
- Lorena Martínez, presidenta de los cazadores valencianos: 'La plaga de jabalíes se ha ido de las manos
- El correo sobre el desbordamiento del Poyo se perdió en la burocracía y el caos de Emergencias
- Familiares y pacientes del Padre Jofre critican la pérdida de privacidad por la llegada de enfermos de Porta Coelli
- La jueza de la dana califica de 'auténtico bulo la repercusión de la presa de Forata en la crecida del barranco del Poyo
- Un ex de Canal 9, contra el nuevo jefe de informativos de À Punt
- Cinco alcaldes plantan a Mazón en un acto oficial en protesta por su gestión de la dana
- Investigan a dos personas por destruir el nido de una especie protegida mientras hacían obras en Xilxes