Patología. Afecta a un 8 % de la población

Un síndrome detrás de infartos e ictus por la falta de oxígeno

Un estudio encargado en la C. Valenciana al Hospital de Sant Joan monitoriza el sueño desde casa para demostrar su relación con los problemas cardiovasculares

Una  paciente con la máscara con la que duerme para respirar por la nariz, que evita la apnea y los ronquidos. | JOSÉ NAVARRO

Una paciente con la máscara con la que duerme para respirar por la nariz, que evita la apnea y los ronquidos. | JOSÉ NAVARRO

J. Hernández

Alicante

La hipertensión es una condición que afecta a once millones de españoles: entre el 30 % y el 80 % de estos pacientes sufren de forma paralela trastornos respiratorios mientras duermen, sobre todo apnea obstructiva del sueño. A los principales pilares de una vida saludable, como son una alimentación equilibrada, la actividad física y el bienestar emocional, se suma ahora el cuidado de la calidad del sueño como la nueva frontera en el campo de la prevención cardiovascular. Los médicos investigan con el paradigma de que la apnea puede provocar tensión elevada en los pacientes.

Bajo estos preceptos nace el proyecto «Impacto del manejo de los trastornos respiratorios durante el sueño en el control de la hipertensión sistémica: Metasleep», un estudio multicéntrico a través de la convocatoria de proyectos de investigación de medicina personalizada del Instituto Carlos III, liderado por el Institut de Recerca Biomèdica (IRB) de Lleida. En él participan un millar de pacientes de todo el país, entre ellos un nutrido grupo de alicantinos con hipertensión arterial de reciente diagnóstico y que aún no han tomado medicación, adscritos al Hospital Universitario de Sant Joan. Este es el centro que ha sido elegido por el Carlos III para hacer estas pruebas en la Comunitat Valenciana y es uno de los que más pacientes ha reclutado para esta investigación en la que participan diez autonomías. En total hay más de 150 investigadores implicados.

El proyecto nacional propone tratar los trastornos respiratorios del sueño para mejorar el manejo de la tensión elevada: médicos participantes consideran que abrirá una nueva vía sobre el potencial terapéutico a la hora de tratar el principal factor de riesgo de enfermedad cardiovascular. «A estos pacientes se les realiza un estudio de sueño. Sabemos que la apnea es muy prevalente en cuanto a que un porcentaje elevado de pacientes sufre hipertensión pero no se conoce tanto cuántos de los que tienen tensión alta sufren a la vez trastornos respiratorios cuando duermen. Por tanto, podría ser tratable su hipertensión arterial desde el principio interviniendo también sobre la apnea del sueño», explica el doctor Eusebi Chiner, director de la Unidad del Sueño del Hospital de Sant Joan. Según el médico alicantino, a final de año se cerrará el reclutamiento de pacientes y se espera tener conclusiones y publicaciones al respecto en 2026. Para hacer el estudio se han hecho extracciones de sangre y orina a los pacientes, que se repetirán a los seis meses de seguimiento. Además, se procede a la monitorización ambulatoria de la presión arterial, una prueba con la que se mide la tensión al paciente de forma periódica, fuera del contexto hospitalario, generalmente durante las 24 horas.

Esta prueba se hace a todos los participantes y se procederá al diagnóstico de la salud del sueño mediante una poligrafía respiratoria, que se hace en el domicilio del paciente por la noche para recopilar las constantes mediante un equipo especial.

También se les realiza una polisomnografía, que registra ciertas funciones corporales a medida que la persona duerme o trata de dormir como las ondas cerebrales, los niveles de oxígeno en la sangre, la frecuencia cardíaca y la respiración. Se usa asimismo para determinar ciertos trastornos del sueño.

Para el diagnóstico en el hogar de la apnea se emplea un dispositivo médico (WatchPat), que mide el porcentaje de oxígeno en la sangre para detectar episodios de desaturación de oxígeno; y un «sleep analyzer», una alfombrilla que se conecta a una aplicación del móvil y se coloca debajo del colchón.

Este dispositivo registra parámetros en tiempo real sobre los ciclos de sueño y proporciona datos precisos y fiables de salud.

Una paciente de Alicante que participa en el estudio explica que tuvo que llevar un tensiómetro 24 horas, y otro aparato que mide la respiración y la tensión «atado» sobre el pecho. Su tercera prueba es con la aplicación que mide la calidad del sueño. «Toda la información va al hospital directamente», explica la participante, muy contenta con la experiencia pues «cuando me midieron el primer día tenía 111 apneas por hora, frente a entre 0 y 4 actualmente». n

Las apneas e hipopneas del sueño son un trastorno del sueño potencialmente grave que va más allá del insomnio. Se estima que afectan a un 6-8% de la población pero la prevalencia del síndrome grave (más de 30 apneas por hora) aumenta claramente con la edad: oscila desde un 8% en mayores de 40 años; hasta el 26% en los hombres y el 21% en las mujeres mayores de 65 años.

Más del 30 % de los pacientes que los médicos de Atención Primaria derivan a los servicios de Neumología de los hospitales públicos son sospechosos de padecer apnea. La investigación observacional ha encontrado que esta patología, en sus grados más complejos, aumenta el riesgo de infartos y muerte súbita. El exceso de peso, el tabaquismo y la falta de ejercicio físico están detrás del incremento de pacientes afectados.

El síndrome de apnea es un cuadro de somnolencia diurna excesiva, trastornos cognitivo-conductuales, respiratorios, cardiacos, metabólicos o inflamatorios secundarios a episodios repetidos de obstrucción de la garganta (visualizados por el familiar como pausas respiratorias de más de 10 segundos de duración) durante el sueño. Está asociado al desarrollo de enfermedades graves y provoca un exceso en la tasa de mortalidad de estos pacientes.

La enfermedad cardiovascular, definida como angina de pecho o infarto de miocardio, y la cerebrovascular (ictus) se relacionan de forma significativa con este síndrome, según explicó a este diario el doctor Luis Hernández, jefe de Neumología del Hospital General de Alicante. Esto se debe principalmente a la falta de oxígeno recurrente y nocturna por las apneas, que incrementa la tensión arterial y la hipercoagulabilidad de la sangre en estos pacientes. Numerosos estudios científicos han confirmado que las interrupciones respiratorias durante el sueño hacen aumentar el riesgo de hipertensión. Además , la apnea se asocia a enfermedad coronaria y a la posibilidad de arritmias.

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