La riada solidaria continúa seis meses después de la mano de 50 entidades

La Coordinadora Valenciana de ONGD destaca la labor de las entidades sociales en la atención de más de 322.000 personas durante 6 meses

Voluntarios en la recogida y entrega de alimentos, muebles, ropa y enseres.

Voluntarios en la recogida y entrega de alimentos, muebles, ropa y enseres. / Eduardo Ripoll

Mónica Ros

Mónica Ros

València

Quienes trabajan en asociaciones sin ánimo de lucro saben de primera mano que la gente prefiere donar un kilo de arroz que dar el euro que cuesta ese mismo kilo de arroz. Sin embargo, la tragedia que asoló el territorio valenciano el pasado 29 de octubre hizo necesaria una respuesta solidaria que activó a la población desde el minuto uno. Hacía falta de todo. Desde el kilo de arroz hasta el dinero para comprarlo y sobre todo que el arroz llegara ya caliente y cocinado. 

La barrancada despertó la solidaridad de una población que vio de primera mano el trabajo de unas entidades sociales cuya labor se desconoce a no ser que uno sea usuario o voluntario. Sin embargo, y a pesar de bulos a los que tuvieron que hacer frente, las ONG valencianas hicieron lo que saben hacer, y lo que llevan años haciendo: dar respuesta a las necesidades de la población más vulnerable. Y seis meses después, ahí siguen, trabajando de forma constante y en silencio, en un trabajo invisible para muchos. 

Seis meses después de la tragencia, Levante-EMV hace balance y pone el foco en la labor de unas entidades sociales que supieron dar respuesta a la mayor emergencia ocurrida en España en los últimos años. Desde la Coordinadora Valenciana de ONGD aportan datos globales que visibilizan la magnitud de respuesta y que se resumen en la atención de más de 322.000 personas

Los primeros en llegar

Una de las primeras necesidades fue alimentaria y Acción Contra el Hambre actuó de inmediato. Entre otras actuaciones y durante estos seis meses la entidad ha entregado 770 tarjetas valoradas en 1.000 euros a las personas más afectadas por la tragedia. Esta labor también la han realizado otras entidades como Cáritas València, que hasta marzo había distribuido ayudas para cubrir necesidades básicas, de vivienda, de recuperación de negocios y de movilidad por un valor superior a 6 millones de euros.

 La atención psicosocial es una de las principales áreas en las que las ONG de cooperación internacional y acción humanitaria se han centrado durante la emergencia. Así, entidades como Médicos del Mundo y Farmamundi están reforzando los sistemas de atención primaria en los centros de salud de los municipios afectados, proporcionando un soporte fundamental en salud mental. En este sentido, Médicos del Mundo ha atendido a más de 1.300 personas. «Una labor a través de la que han podido constatar que la carga de los cuidados en el contexto de la emergencia y la post-emergencia recae en las mujeres, que además presentan mayores niveles de ansiedad, miedo y tristeza en comparación con los hombres atendidos», aseguran desde la Coordinadora.

Infancia y espacios seguros

La puesta en marcha de espacios seguros para niños, niñas y adolescentes fue una de las principales reivindicaciones en el sector de la infancia. «La mayoría de las familias afectadas por la dana reportan cambios emocionales o de comportamiento en los niños, niñas y adolescentes, y señalan la falta de acceso a servicios psicológicos», explican. En respuesta, son varias las organizaciones que se han puesto en marcha. Entre ellas destaca Entreculturas, quienes han creado ‘Espai xarxa’, un programa de encuentro en la Casa Jesuita de Alaquàs para jóvenes de los municipios afectados. 

Agricultura y comercio

Las organizaciones Cerai, Per l’Horta, Justicia Alimentaria, Fundación Assut, SEAE y CCPV-COAG pusieron en marcha la campaña ‘Cultivem solidaritat’, para apoyar a agricultores afectados por la tragedia. Se recaudaron y repartieron más de 140.000 euros.

A todas estas iniciativas se suman las vinculadas con la reactivación de pequeños negocios.Destaca la que el pasado mes de marzo puso en marcha Oxfam Intermón y Jovesólides y que consisste en entregar un «fondo semilla» con un aporte de 3.000 euros «con los que cada negocio puede iniciar su recuperación». También destaca el trabajo de Cesal en la reparación de ocho hornos obradores de las panaderías de los municipios afectados. 

En la respuesta dada al tejido asociativo destaca el proyecto de Arquitectura Sin Fronteras y la Cooperativa EnPeu (en colaboración con la Fundación Horta Sud), para rehabilitar un espacio donde las asociaciones locales puedan comenzar a reactivar sus actividades.

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