Las otras juezas de la dana: "Pasamos las primeras doce horas dentro de una gasolinera"

"El 29 de octubre fue muy duro, especialmente las primeras 24 horas, porque no sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar ni la magnitud de lo que estaba pasando". Es el relato de la magistrada Lucía Mayordomo, titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Torrent, que el fatídico día de la riada que arrasó con la provincia de València estaba de guardia en Torrent. Con motivo de cumplimiento de los seis meses desde el devastador paso de la dana, el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana han compartido a través de sus redes sociales un vídeo en el que recoge cómo se vivió la tragedia desde este juzgado y la importante labor que realizaron "para sacar la situación adelante".

La jueza se intentó desplazar hasta Paiporta cuando recibió la llamada de un agente de la Guardia Civil que le advertía de que había fallecidos y compañeros atrapados en el cuartel. El Poder Judicial aclara que cuando se producen muertes de las que se conocen las causas, se sospecha que esta se ha producido de manera violenta o no natural, un juez debe hacer el levantamiento de cadáver junto al médico forense, la Policía o Guardia Civil y el Letrado de la Administración de Justicia. El partido judicial de Torrent está formado por los municipios de Torrent, Paiporta, Picanya, Aldaia y Alaquàs.

Un juzgado en una gasolinera

De camino a Paiporta, el coche en el que viajaba junto al médico forense se quedó atascado en el barro. Tan solo pudieron llegar a la gasolinera Texaco Trucks, donde vieron que había luz. Al cabo de unas horas, pudo llegar al mismo punto también la letrada María Espejo con otro equipo de la Guardia Civil. "Allí es donde pasamos las primeras 12 horas", comparte. Enseguida se pusieron a trabajar para "sacar adelante la situación".

En una mesa de bar, las luces blancas y cuatro enchufes. Así se organizaron para crear una extensión del juzgado en esta estación de servicio, ubicada cerca del lugar donde después se desplegaría el puesto de mando. "El trabajo que hicimos in situ nos permitió, una vez volvimos al juzgado, saber de cuántos muertos estábamos hablando, dónde habían sido encontrados, y otras circunstancias específicas", explica.

Tal como detalla, además del equipo del juzgado y la Guardia Civil, había un grupo de profesionales sanitarios atendiendo a la gente que llegaba herida. “Si salió bien es porque el equipo humano que está trabajando en Justicia, desde la juez, el auxilio, el tramitador, el fiscal…, hasta el bedel que abre la puerta y la señora de la limpieza, funcionamos. Fue impresionante, no podemos hacerlo más rápido si no se nos dan los medios suficientes”, dice la magistrada, que insiste: “Nadie miró el reloj, ni los horarios, ni los medios materiales con los que contábamos. Solo pensábamos en sacar la situación adelante”.

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Una base de datos crucial

Desde el Palau de Justícia de Torrent, seis meses después de ese día, la Letrada de la Administración de Justicia del Juzgado de Instrucción número 2 de Torrent, María Espejo, se suma al vídeo y reivindica que "las funcionarias de este juzgado han sido protagonistas en que todo funionara tan bien, cuando la humanidad y la profesionalidad se unen todo tiene que salir bien y aquí hemos trabajado con la cabeza y con el corazón".

Espejo narra que, cuando llegó al juzgado, tras dos días en el puesto de mando, las compañeras —Mari Cruz, Raquel, Mar, Lucía, Helena, María José y Joaquina— habían confeccionado "una base de datos titánica de los fallecidos". "De cara a la confección de un protocolo de grandes catástrofes, si pudiera servir, sería importante que lo tuvieran en cuenta. Ayudó mucho a la organización del trabajo", añade.

Las tramitadoras Mari Cruz Ortí y Raquel Cervera explican detalladamente en el vídeo cómo se organizaron. "Nos reconfortaba mucho cuando los familiares de las víctimas nos daban las gracias por cómo los habíamos tratado y lo que habíamos hecho. Quisimos dar un servicio público digno", afirma Cervera emocionada. Por último, la magistrada Lucía Mayordomo cuenta cómo la Sala de Vistas del juzgado se convirtió en un espacio para recibir a los familiares, atendidos en todo momento por dos psicólogas, para que el proceso fuera "lo más justo posible" con ellos. «Queríamos que tuvieran a alguien con quien poder hablar», asegura.