Pedagogía en el trópico

Veterinarios valencianos en la gran aula del Amazonas

La colaboración entre las facultades de veterinaria de los centros universitarios de San Francisco de Quito (Ecuador) y Cardenal Herrera de València ha permitido que un equipo de doce estudiantes amplíen sus conocimientos y contribuyan a la investigación científica en el campo de la zoonosis.

Mónica Mira

València

El proceso de formación de cualquier persona con un proyecto de futuro en mente está lleno de oportunidades y una de las excepcionales enriquece ya el currículum profesional y personal de doce estudiantes de quinto de Veterinaria del CEU Cardenal Herrera de València, que han vivido una experiencia transformadora en Ecuador.

Allí pasaron algo más de dos semanas aprendiendo a ser veterinarios y lo importante que puede ser su contribución a la investigación sobre la salud tanto de animales como de seres humanos, tan estrechamente ligada.

De los doce, cuatro son valencianos, una de Mallorca y el resto franceses que cursan su formación en la facultad de Alfara del Patriarca. De la mano de su profesor, Víctor Lizana, han protagonizado la segunda iniciativa de intercambio con la Universidad San Francisco de Quito, con la implicación de los profesores anfitriones Eduardo Díaz y Carolina Sáenz.

Lizana, Díaz y Sáenz, el motor de esta propuesta pedagógica, han acompañado a los futuros veterinarios en un periodo de prácticas crucial para su carrera, con un objetivo fundamental, «acercar a alumnos europeos a la fauna silvestre neotropical, para que conozcan estas especies y sus circunstancias, normalmente muy alejadas de su realidad», resume el profesor del CEU Cardenal Herrera.

Es importante señalar que son los estudiantes los que sufragan sus gastos, lo que ya pone de manifiesto que son alumnos «muy predispuestos, que tienen un cuenta los riesgos, las limitaciones y las penurias a las que van a enfrentarse. Son muy entusiastas».

Aprovechando ese potencial, «buscamos fomentar nuevas capacidades y habilidades en los alumnos, a la vez que generamos investigación y conocimiento» en un campo tan interesante como el de la zoonosis, las enfermedades que se transmiten entre animales y personas, en ambas direcciones.

Resumir en pocas líneas una experiencia tan intensa, porque lo ha sido en todos los sentidos, es complicado. La expedición valenciana trabajó en estaciones de biodiversidad que la Universidad de San Francisco tiene distribuidas en la Amazonía, donde ya cuentan con proyectos y profesionales desarrollando su labor veterinaria, docente e investigadora. Ese fue el caso de su paso por el Ecozoo San Martín de Baños de Agua Santa, donde realizaron funcionase esenciales de su especialidad, como castraciones o sedaciones para hacer chequeos, por ejemplo, «aunque con especies a las que, de no estar allí, no tendrían acceso, como tapires, osos de anteojos, primates o felinos grandes y medianos».

Los mejores centinelas

La segunda parte del viaje la compartieron con las comunidades indígenas de la etnia Waorani, donde estudiaron el papel de los perros con los que conviven —nada que ver con el concepto de mascotas que conocemos—, considerados «buenos centinelas del flujo de patógenos entre la fauna silvestre y las personas, en uno y otro sentido». Su propósito, identificar patógenos y su influencia.

Cerraron la aventura en la estación de biodiversidad del Parque Nacional de Yassurí, con un estudio de la fauna silvestre en libertad, con monitoreos o anillamientos. n

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