Camps: un llanero solitario en el vacío del PP

El expresident vela armas para un acto, el sábado en València, que es más que una presentación. La operación que lidera ha crecido sin anclas en Génova y a pesar del pasado del histórico dirigente. Lo que suceda será un mensaje para Mazón

El expresident de la Generalitat Francisco Camps en la presentación del libro 'Paco Camps, reenfocando España', en febrero pasado.

El expresident de la Generalitat Francisco Camps en la presentación del libro 'Paco Camps, reenfocando España', en febrero pasado. / Miguel Angel Montesinos

Alfons Garcia

Alfons Garcia

València

Mientras el mundo mira al Vaticano pendiente del nuevo papa, Francisco Camps vela armas. El acto del próximo sábado en el Veles e Vents de València (uno de los edificios icono de su etapa al mando de la Generalitat) tiene un marcado carácter iniciático. O reiniciático, mejor, porque Camps está de regreso después de salir indemne de un puñado de investigaciones judiciales por corrupción. 

Su legado es su marca, el factor con el que lleva meses agrupando a veteranos del PP con el argumento de la necesidad de relanzar la vida interior del PP. Pero su pasado también es su lastre. Él ha salido limpio de la justicia, pero es uno de los rostros principales (junto a Eduardo Zaplana, con el que se ha reconciliado) de una etapa que acumula más de 180 condenas por corrupción, entre ellos, cuatro exconsellers.

Con esa mochila hay que entender que el movimiento —de frente— de Camps para recuperar poder en el PP se produzca sin tentáculos en el número 13 de la calle Génova de Madrid, sede central de los ‘populares’. El expresident va por libre en esta partida. Está arropado por antiguos pesos pesados del partido en la C. Valenciana, alejados hoy de las esferas de poder, como Carlos Fabra y Sonia Castedo, pero adolece de apoyos en el entorno de Alberto Núñez Feijóo

Sin anclas políticas en la dirección actual y con un pasado muy marcado, lo llamativo en estos últimos meses es la dimensión que ha ido adquiriendo el movimiento —atrevido— de Camps. En su equipo están convencidos de que el sábado reúnen a más de mil personas. Y eso es mucho. 

Y supondrá, si se produce, un mensaje contundente. El destinatario directo no será el actual jefe del Consell y presidente del PPCV, Carlos Mazón, pero a nadie se le escapa que más de mil personas dando apoyo a un histórico que pide un congreso para reactivar el partido y deja entrever (sus más cercanos no lo ocultan) su intención de presentarse a presidir la formación (que no la Generalitat), suponen un golpe a la posición de Mazón, que ya está bastante tocada por la gestión de la riada del 29 de octubre de 2024.

Es evidente que esa fotografía alrededor de Camps se va a leer como el mensaje de una parte importante de la militancia, que reclama agitar la coctelera tras todo lo sucedido con la dana. Son los movimientos que no se han producido hasta ahora y que, precisamente, han alimentado la operación del expresident, en la que casi nadie creía cuando él empezó con sus almuerzos y comidas por distintos puntos del territorio. 

Génova ha optado por la prudencia con Mazón tras algunos vaivenes iniciales, en los que marcó distancias con este. No hay que perder de vista que no hay solución sencilla (al menos, visible) para un relevo en el Palau. Y en un panorama español tan crispado y embarrado, sería como entregar el relato al Gobierno, en un momento además de desgaste importante de este por sucesivas crisis. No obstante, entre mover ficha ahora y mantener a Mazón de candidato en las próximas elecciones hay una distancia. Ese es un puente que ni Feijóo ni ninguno de sus colaboradores más cercanos han atravesado en público hasta ahora.

Camps va sobrado de experiencia en intrigas de partido. Y bastantes de los que están cerca de él. Saben de la importancia de exhibir un discurso diferente. Y saben que puede que su movimiento no llegue a día de bendecir, pero que ya ha marcado una posición interna y que será tenido en cuenta en las decisiones que vengan.

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