La sobremesa más larga de Mazón: seis meses atrapado en el Ventorro

Se cumple medio año desde que, el 8 de noviembre, trascendió la comida del president con Maribel Vilaplana, una jornada aún con interrogantes que impide avanzar al Consell

Carlos Mazón, y la periodista Maribel Vilaplana, en un acto previo al 29 de octubre.

Carlos Mazón, y la periodista Maribel Vilaplana, en un acto previo al 29 de octubre. / Levante-EMV

José Luis García Nieves

José Luis García Nieves

València

La tragedia del 29 de octubre tuvo muchos escenarios. Utiel, Chiva, la Ribera, l’Horta Sud..., allá donde avanzó la devastación. Hubo otros, donde ni llovió ni hubo barrancada, pero también han quedado en el imaginario colectivo. Uno es el Centro de Coordinación de Emergencias, en l’Eliana, desde donde se gestionó la catástrofe. Del que se sigue hablando, convertido en un lugar icónico, combustible per a Falles, es otro: el Ventorro. Hoy se cumplen seis meses desde que, el 8 de noviembre, este restaurante saltó al estrellato por la comida entre el president Mazón y la periodista Maribel Vilaplana.

El restaurante dirigido por Alfredo Romero es un clásico enclavado en el centro histórico, sede de cenáculos de empresarios, periodistas y políticos, y conocido por ofrecer una cocina contra las tendencias y el estatus de estar donde se deciden cosas importantes. Fue en uno de sus reservados donde pasó una parte decisiva de ese día el president Carlos Mazón: las horas críticas de la tarde, con la UME ya desplegándose en dirección a Utiel y con las tormentas reactivadas en las cabeceras del Magro, el Poyo y el resto de barrancos.

El Ventorro: el otro escenario de la jornada fatídica

F. Bustamante / M. Á. Montesinos

Según la única versión ofrecida por fuentes autorizadas por la periodista, fue la primera y única ocasión en que han comido solos, aunque sí se conocían y se habían visto en encuentros y foros profesionales; unos platos compartidos (tomate con ventresca, setas de temporada); una propuesta (rechazada) para dirigir la radiotelevisión valenciana À Punt; y una conversación que se alargó un poco más tratando temas profesionales (ella se dedica a asesorar en materia de comunicación). Y todo ello entre las 15 horas y las 17.45 horas, cuando ella abandona el local, siempre según las citadas fuentes. Mazón recibió varias llamadas durante la comida, pero “no transmitió en ningún momento que estuviera pasando algo”.

Eso es lo que hay en el menú informativo, lo que se conoce sobre lo que hizo el president esa tarde, desde que se marchó del Palau tras una reunión con los agentes sociales al mediodía, hasta su aparición en el Centro de Coordinación de Emergencias, a las 20.28 horas de aquella tarde, ya con el Es-Alert lanzado y la mayoría de víctimas ya fallecidas, según desliza la jueza en los autos. Esto y algunas llamadas que realizó durante la tarde, varias de ellas con la exconsellera Salomé Pradas, al mando de la crisis en l’Eliana. No hablaron por primera vez hasta las 17.37 horas. A esa hora estaría finalizando la comida. A las 16.29, Pradas no obtuvo respuesta.

Hoy se cumplen seis meses desde que trascendió aquella comida y todo sigue dando vueltas. No está ayudando la Generalitat, a la que se acusa de falta de transparencia. A la oposición se le ha negado la factura de la comida, información sobre llamadas, imágenes de cámaras del Palau, o los trayectos del vehículo oficial del president.

También ha habido giros de guion. Primero se presentó como "comida privada" y luego como "un almuerzo de trabajo". Durante varios días, Presidencia evitó desvelar la identidad de la persona que acompañó a Mazón ese día. Según la versión de lo sucedido aportada por el Palau el día que se desveló el ágape, Mazón llegó al despacho en torno a las 18.00 horas. También se mantuvo durante meses que el president llegó al Cecopi "pasadas las 19 horas", lo cual se demostró falso posteriormente, cuando el propio president reconoció, foto incluida, su llegada a las 20.28 horas. Para explicar el desajuste cronológico, la respuesta de Mazón es que es un “hecho fáctico” que las ocho y media son pasadas las 19 horas. Eso es incuestionable.

Presión de la oposición

La oposición no ha soltado el bocado en seis meses. El objetivo, alimentado por la falta de explicaciones, parece ser que Mazón permanezca atrapado en ese día, en esa sobremesa. "Solo hemos visto un pantallazo de un señor entrando por una puerta", aseguraba el martes la delegada del Gobierno. Mazón "no ha podido responder con dignidad" qué hizo esa tarde, añadía. El PSPV está exprimiendo el chascarrillo: el presidente del Ventorro, el Consell del Ventorro… En la era del meme, todo se convierte en chiste. Hasta Pedro Sánchez se ha referido al “pacto del Ventorro”, convertido ya en un 'hit' en el debate nacional.

Mientras tanto, la vida ha seguido para los otros protagonistas. Vilaplana, quizá por su condición de periodista, ha esquivado estos meses la presión mediática (no ha habido una explicación extensa sobre aquella jornada). No tanto el local, convertido en una especie de reclamo turístico hasta el punto de que el dueño decidió retirar el cartel de su entrada, ya discreta de por sí, así como poner bajo control las reservas de curiosos. Desde hace seis meses, el producto más cotizado de su carta, la discreción, está fuera de temporada.

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