¿Desde cuándo no se construye un embalse en tierras valencianas?
De las 29 presas de la Comunitat Valenciana, 14 se levantaron durante la dictadura aunque casi la mitad de ellas se habían diseñado antes de 1936
Son 4.300 personas las que fueron desplazadas al desaparecer bajo las aguas de 8 pantanos hasta 5 pueblos, de los que uno no se ha reconstruido

Daniel Tortajada

El compromiso que con la firma del pacto para garantizar aporte de agua extra a l'Albufera durante tres años ha adquirido el Consell de Carlos Mazón con los regantes de "impulsar la construcción de la Presa de Vilamarxant" devuelve a la actualidad el debate sobre la creación de embalses, un capítulo que en el territorio valenciano lleva ya un cuarto de siglo cerrado. La última presa de las 29 en funcionamiento en la Comunitat Valenciana es la de Algar del Palancia, que se terminó de construir en el año 2000 aunque 25 años después aún no ha completado todas las fases de su puesta en carga.
Los pantanos de Franco
A pesar de que en el imaginario colectivo persiste la idea de que la mayoría de los embalses son obra de Franco, lo cierto es que en el caso valenciano no llegan a la mitad los que se levantaron durante la dictadura. Entre 1945 y 1974 se terminaron de construir 14 pantanos, seis de los cuales son proyectos que fueron diseñados antes de la Guerra Civil como es el caso de los embalses de Benagéber, Loriguilla, Guadalest, Amadorio, Isbert y Onda.
Especialmente significativo es el caso de Benagéber, que fue rebautizado como el pantano del Generalísimo borrando el nombre de Blasco Ibáñez con el que nació. La ceremonia de inicio de las obras de la que entonces iba a ser la presa de mayor altura de España con sus 105 metros tuvo lugar el 5 de abril de 1932 con la detonación del primer barreno a cargo del presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora.
Veintinueve embalses
El grupo de investigación en Estudios del Territorio, Paisaje y Patrimonio (Estepa) de la Universitat de València (UV) en el libro Los embalses en el ámbito territorial de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), obra dirigida por el catedrático de Análisis Geográfico Regional de la UV y director de Estepa, Jorge Hermosilla, y la jefa de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHJ, Arancha Fidalgo, que publicó el año pasado Tirant Humanidades, caracteriza los 36 embalses de la demarcación de la CHJ. De ellos, 27 se encuentran dentro de los límites de la Comunitat. A estos cabe añadir otros dos pantanos, los de Crevillent y la Pedrera, en Orihuela, que pertenecen al ámbito de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS).
Veinte de estas 29 presas son propiedad del Estado, 18 de ellas las gestiona la CHJ y las otras 2 la CHS. La empresa eléctrica Iberdrola es la segunda gran propietaria de embalses en territorio valenciano con hasta tres presas: dos del complejo hidroeléctrico de Cortes de Pallás (Naranjero y Cortes II), y la de Embarcaderos, que aporta el agua para refrigerar la central nuclear de Cofrentes. La Generalitat es propietaria un embalse, el de Buseo, en el río Reatillo, afluente del Túria, al que la devastadora dana del 29 de octubre infligió graves daños. Hay cuatro embalses gestionados por comunidades de regantes (Elda, Tibi, Relleu y Onda) y uno de titularidad municipal, el de Elx.

María Inés Caro
Uno de los más antiguos de Europa
Si el del Algar del Palancia, que data del año 2000, es el embalse más nuevo de la Comunitat Valenciana, el más viejo es el de Tibi, que es uno de los más antiguos de Europa, ya que según el grupo Estepa el año exacto de su finalización fue 1594. Hay otros tres que también merecen el calificativo de históricos al ser anteriores a 1900: el de Elx, que es de 1640; el de Elda, que se construyó en 1698 y fue reconstruido en 1890, y el de Relleu, que se finalizó a principios del siglo XVIII. También son ya centenarios los de Buseo (1912) y María Cristina (1925).
En los 48 años de democracia se han levantado 9 embalses en la Comunitat Valenciana: Arenós (1978), Crevillent y La Pedrera de Orihuela (1985), Naranjero y Cortes II (1988), Bellús y Escalona (1995), Tous (1996) y el ya citado de Algar. El penúltimo es la gran muralla de más de 135 metros de altura que se levantó entre 1990 y 1996 sobre las ruinas del antiguo embalse de Tous que al desmoronarse ante la avenida extraordinaria del Xúquer de 20 octubre de 1982 dio nombre a la Pantanà que anegó la Ribera. La presa original comenzó a construirse durante la dictadura, en 1958, pero seis años después, en 1964, se paralizaron las obras debido a los problemas de cimentación detectados por las condiciones geotécnicas del terreno. Tras reformularse el proyecto, las obras se retomaron en 1974 y la primera fase se terminó cuatro años después, en 1978.
La investigación del grupo Estepa de la UV analiza los efectos de la construcción de los 36 embalses de la demarcación del Júcar. Tanto los negativos, entre ellos la superficie que se pierde bajo las aguas o resulta afectada al quedar en territorio inundable o los desplazamientos forzosos de población, como los positivos, como es el caso de los regadíos, el abastecimiento urbano, la producción de energía eléctrica y la laminación de avenidas.
Desplazamientos forzosos
Así, la construcción de solo 8 de estos embalses provocó al menos el traslado forzoso de 4.300 personas al desaparecer bajo las aguas de los pantanos cinco pueblos, varias aldeas y masías. Los desplazamientos más destacados por el volumen de población afectada son los de Benagéber, unos 1.800 vecinos, y el de Loriguilla, con 1.041. En el primer caso se reubicaron en tres poblados de nueva creación: San Isidro de Benagéber, que continúa siendo un barrio de Moncada; San Antonio de Benagéber, que hasta que en 1997 paso a ser municipio independiente pertenecía a Paterna; y el nuevo Benagéber que se construyó en la aldea de Nieva.
En el caso de Loriguilla, el nuevo pueblo se construyó en terrenos del sur de Riba-roja de Túria, "municipio que fue obligado a ceder 586 hectáreas para el nuevo Loriguilla" según se explica en el libro del grupo Estepa. El nuevo Domeño se construyó en la Masía del Carril, en el término de Llíria.
El pantano de Alarcón, embalse de la provincia de Cuenca costeado por los regantes de la Ribera, inundó la localidad de Gascas, afectando en total "a unos 200 vecinos, que se desplazaron a las masías de les Barraques, en el término de Aldaia, en los Huertos Melchor y Magallón", detalla el libro. El embalse de Contreras, también en Cuenca, en la frontera entre la Comunitat Valenciana y Castilla-La Mancha, según el libro de la UV y la CHJ "afectó a varias familias, unas 47" de cinco aldeas, que "se desplazaron a un nuevo barrio de Picassent".
El pueblo que no se reconstruyó
El libro también destaca que "la construcción del pantano de Arenós, en el río Mijares, generó la desaparición del pueblo de Campos de Arenoso, de unos 200 habitantes", que no fue reconstruido. "En los años setenta del siglo XX se produjo el abandono definitivo" del municipio, y sus vecinos "se distribuyeron entre Castelló, Onda, Cirat, Montanejos y Puebla de Arenoso". El tercer gran desplazamiento forzado de población en territorio valenciano por la construcción de embalses, el único que ha tenido lugar en democracia, es el traslado de Gavarda y Beneixida tras la Pantanà de 1982. "Unos 1.200 vecinos fueron desplazados" dos pueblos de nueva creación "en una ubicación segura" al estar en un emplazamiento más elevado, detalla el libro.

Una imagen del nuevo Gavarda, donde de traslado a la población tras la 'Pantanà' de 1982. / Agustí Perales Iborra
Más de 4.400 Mestalla bajo las aguas
El grupo Estepa calcula que la construcción de los 36 embalses del territorio de la CHJ "supuso una afección directa sobre el territorio de unas 13.000 hectáreas", una superficie que equivale a 4.407 estadios como el viejo Mestalla. Más de la mitad de estos terrenos, el 60 %, los ocupan solo dos pantanos, el de Alarcón (6.000 ha) y Contreras (1.800 ha), mientras que otros cinco suman la quinta parte del territorio afectado: Benagéber (670 ha), Bellús (600 ha), Escalona (550 ha), Cortes II (520 ha) y Tous (360 ha). Estos siete embalses, por tanto, "representan más del 80 % de la superficie ocupada".
Entre los aspectos positivos, Estepa destaca que los embalses del Xúquer (Alarcón, Contreras y Tous) y del Túria (Benagéber y Loriguilla) "garantizan los recursos hídricos de las concentraciones-aglomeraciones urbanas valencianas, el Área Metropolitana de València y comarcas colindantes (Camp de Morvedre, Camp de Turia, la Ribera Alta y Baixa)". "Los embalses alicantinos de Guadalest y Amadorio abastecen a poblaciones de la Marina Baixa, principalmente Benidorm y La Vila Joiosa", añaden. Además, los 28 embalses destinados al riego en las cuencas de la CHJ "abastecen unas 300.000 hectáreas de huertas", lo que volviendo a la comparación anterior equivale a 101.695 estadios como el Mestalla.
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