Las últimas lluvias ayudan a más de uno a respirar

Una persona con alergia.

Una persona con alergia. / Pexels

Natacha Payá

La primavera es la estación por excelencia de la alergia. Ahora mismo, más de ocho millones de personas padecen esta patología y muchos desean que lloviendo para que los niveles de polen bajen.

Actualmente, sufrir síntomas de la alergia no es algo estacional, no hace falta que nos encontremos en primavera para tenerlos. Ahora bien, en estas fechas es más probable la dichosa congestión nasal, rinitis o conjuntivitis.

El polen, un contaminante biológico de origen natural, se compone de diminutos granos producidos por las plantas con semilla. Aunque las temperaturas cálidas tienden a favorecer su dispersión, las precipitaciones ejercen un efecto contrario, disminuyendo significativamente su concentración en el aire.

Es importante destacar que la susceptibilidad alérgica varía según el tipo de polen, alguno es más agresivo que otro. Además, la transición estacional y el descenso de las temperaturas puede propiciar la concentración de partículas alergénicas específicas. Así, las plantas que polinizan durante el invierno afectan a una parte de la población, especialmente en días inusualmente cálidos.

Durante la primavera, los días secos, conllevan un aumento considerable en los niveles de polen. No obstante, la lluvia actúa como un eficaz agente de limpieza atmosférica, arrastrando las partículas de polen hacia abajo y permitiendo a más de uno poder respirar.

Este fenómeno se produce cuando el polen absorbe la humedad ambiental, incrementando su tamaño y perdiendo la capacidad de flotar.

La meteorología actual está proporcionando un respiro a muchos alérgicos. Sin embargo, cabe destacar que en episodios de tormenta, muy comunes estos días, podría ocurrir una resuspensión temporal de las partículas de polen, lo que podría exacerbar la sintomatología alérgica de manera puntual.

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