El barranco de La Saleta quiso ser el Ebro

Jornada de divulgación científica ‘Dana 29-O: causas, impactos y lecciones’, organizada por Avamet

Jornada de divulgación científica ‘Dana 29-O: causas, impactos y lecciones’, organizada por Avamet / Eduardo Ripoll

Juanjo Villena

La última estimación de caudal que ha trascendido de aquel fatídico día, 29 de octubre, ha sido el que llevó el barranco de La Saleta y su entorno por Aldaia. Meteored ha tenido acceso al dato en el proceso de investigación previo a la jornada ‘DANA 29-O: causas, impacto y lecciones’, que se celebró el pasado sábado precisamente allí, en el auditorio local. El evento fue organizado por la AVAMET y el Ayuntamiento del municipio, y se saldó con más de 200 personas en el patio de butacas y otras miles de ellas, ya, en el streaming que quedó grabado. Tuvo un impacto notable porque el contenido no podía ser más prometedor.

La rambla que transcurre por Aldaia tiene un largo historial de avalanchas de agua y lodo, algunas de ellas sumamente catastróficas, como la del año 1957 paralela a la riada de Valencia, la del 2000 y finalmente la de octubre del año pasado.

El barranco de La Saleta comienza junto a la A-3 y al centro comercial Bonaire, pero el origen de sus avenidas suele estar mucho más arriba. Podríamos decir que es una prolongación del Pozalet, que transcurre entre Cheste y Loriguilla, heredando el agua de un tercero: Cañada Fría. Si sumamos los tres tramos, recorre cerca de 25 kilómetros para acabar en Aldaia.

A esto debemos sumar que las grandes inundaciones de ese municipio han tenido un invitado especial, el barranco del Poyo. Cuando llueve mucho en la Foia de Bunyol baja muy bravo hasta llegar a las inmediaciones de un polígono, El Oliveral, y allí muchas veces acaba desbordándose por un motivo obvio. El cauce pasa de tener una anchura de decenas de metros a apenas 3 o 4, ocurriendo esto justo antes de una curva de 90º. Y suele acabar en desastre. El agua se ve obligada a invadir las zonas próximas, muchas veces cruza la A3 y se une al caudal del Pozalet, enfilando hacia Aldaia en forma de una poderosa ola. 

En los últimos días, nuestras pesquisas nos han llevado a hablar con varios expertos y técnicos. Entre ellos, la arquitecta municipal, Cristina Moreno, que nos aportó una cifra impresionante: aquel día pudieron pasar por Aldaia cerca de 360 m3/s. Eso es lo que calcula la Confederación Hidrográfica del Júcar a partir de los estudios sobre el terreno. Aunque está previsto que en los próximos días el dato se revise, previsiblemente no fluctuará demasiado. 

Eso supondría que el caudal habitual del Ebro en Tortosa (unos 400 m3/s) trató de pasar por un barranco de apenas unos metros de anchura, que además acaba esfumándose en pleno núcleo urbano. El proyecto de desvío que está en fase de estudio de integración paisajística pretende solventar la llegada de 150 m3/s a Aldaia, algo a todas luces insuficiente. Están previstas seis actuaciones más para reducir el caudal que llega hasta este municipio y los otros que forman parte de la cuenca del Poyo, pero son complejos y van a necesitar muchos recursos, que se deben ofrecer con la mayor celeridad posible. 

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