Alejandro Galarza: «La excelencia musical no está reñida con la cercanía»

Con más de 28 años de trayectoria en el ámbito educativo, el grupo All Mozart no solo ha sabido adaptarse a los tiempos, sino que ha revolucionado la manera de enseñar música en España. Bajo la dirección de Alejandro Galarza, Piccolo y el Liceu de Música de Mislata se han convertido en centros de referencia, ofreciendo enseñanzas oficiales con un enfoque vivencial, super innovador y transversal con el resto de materias del colegio.

¿Qué cree que ha convertido a Piccolo y al Liceu de Música de Mislata en centros tan destacados dentro del panorama nacional?

Creo que el valor diferencial está en cómo entendemos la enseñanza musical. Nuestro currículos son muy innovadores y sorprenden por tan integrales y los resultados. Cada alumno, es un proyecto, y a través de nuestro método All Mozart, se sitúa al alumno en el centro del proceso. Apostamos por una formación artística de calidad, pero también por una experiencia educativa rica en valores, emociones y conexión real con la música. Nuestro enfoque no es solo técnico, es humano, vivencial y profundamente pedagógico.

Hablemos precisamente de ese enfoque: ¿en qué consiste el método All Mozart?

Es un método que nace de la experiencia y la investigación pedagógica. Basado en la neuroeducación, pedagogías activas, tecnología con IA y educación emocional. Pero lo más importante es que se adapta al alumno. En lugar de imponer un camino único, ofrecemos múltiples vías para que cada persona encuentre su forma de aprender música. Fomentamos la creatividad, el pensamiento crítico, el trabajo en equipo y, sobre todo, el disfrute artístico como vehículo de crecimiento personal.

¿Cómo se traduce esto en el día a día del centro?

El ambiente es muy especial. Aunque somos un centro autorizado y seguimos todas las exigencias académicas y de alto rendimiento, la atmósfera que se vive en nuestras aulas es cálida, creativa y cercana. Los profesores acompañan de forma muy personalizada a cada alumno/a, las familias forman parte del proceso, y los proyectos artísticos no son un añadido, sino el eje vertebrador de la formación. El día a día combina clases, ensayos, actividades colaborativas, conciertos y mucho contacto humano. Como digo yo, somos una gran familia.

Llevan casi tres décadas en este campo. ¿Qué lecciones han aprendido en estos 28 años?

Que la música, cuando se enseña con respeto y pasión, transforma vidas. Empezamos hace casi 30 años con un sueño y 25 alumnos en Piccolo. Hoy en el centro Piccolo Mislata somos 600 y además contamos con una red educativa consolidada, con más de 50 centros colaboradores, más de 12.000 alumnos/as activos y un equipo profesional de más de 150 personas. Hemos crecido con humildad y con los pies en la tierra, pero con una visión clara: la excelencia musical no está reñida con la cercanía, ni la disciplina con la alegría.

¿En qué proyectos está trabajando actualmente el grupo All Mozart? 

Estamos en plena expansión a nivel nacional e Internacional. Tenemos centros propios en varios puntos de España incluyendo Madrid hasta Galicia, y por supuesto nuestra sede central en Mislata. También estamos desarrollando nuevas propuestas con nuestra Escuela Superior Internacional de Música (ESIM), que representa una apuesta firme por una educación superior musical distinta, más conectada con la realidad profesional de hoy. Además, seguimos creciendo en colaboración con centros y grupos educativos de prestigio en toda España y desarrollando herramientas digitales y con IA para reforzar la formación musical tanto presencial como online. En el extranjero, ya estamos presentes en Sudamerica y México, pero nuestro objetivo a 5 años, es estar presentes en toda Europa, EEUU y diferentes países. En Asia, precisamente este año hemos firmado un importante acuerdo con Faner Art y estamos dinamizando todo nuestro proyecto Global en China.

Y en cuanto al panorama actual, ¿cómo ve la situación de la enseñanza musical en España? 

Creo que estamos en otro momento de cambio necesario. Hace años ya transformamos el aprendizaje a través del juego, ahora debemos de transformar la educación general donde la enseñanza artística y la familia juega un papel indispensable. El modelo actual que veo yo en el resto de centros, donde les cuesta salir de la palabra «conservatorio», está agotado, y hace falta renovar los enfoques, poner más énfasis en la neuroeducación y en la vivencia artística. La música no es solo una materia; es una herramienta para construir sensibilidad, pensamiento comunidad, educación y valores, y eso solo se consigue cuando los centros educativos se atreven a innovar sin perder el rigor y a transformar a las familias que nos acompañan, porque esa es la clave. Nosotros estamos comprometidos con ese camino.