Media legislatura dominada por la dana y bajo la influencia de Vox
Mazón se acerca al ecuador de un mandato de vértigo, en el que ha reformado dos veces su Consell y que le ha llevado de vislumbrar la mayoría absoluta en 2027 a convivir con el ‘runrún’ de su dimisión

Mazón deja las Corts tras comparecer para explicar la gestión de la dana del 29 de octubre. / E.P.

Este miércoles se cumplen dos años de la victoria del PP de Carlos Mazón en las autonómicas de 2023. El president se encamina al ecuador de un mandato muy intenso, una montaña rusa política que le ha llevado arriba y abajo en apenas media legislatura: de una alianza exprés y provechosa con Vox a un derrumbe imprevisto y dramático por su controvertida gestión de la dana, pasando por un divorcio indeseado con su entonces socio del Consell y que ha terminado con Mazón sometido a los de Santiago Abascal en busca de una reconciliación necesaria para su supervivencia en el cargo. Todo esto en media legislatura...o no. Porque tras un inicio plácido, el popular se encuentra ahora en una situación de extrema debilidad por su gestión de la emergencia y su continuidad en el Palau no está ni mucho menos garantizada. El convulso medio mandato de Mazón se puede articular a través de cuatro hitos principales: la coalición con Vox, la ruptura del Consell, el golpe de la dana y el repacto con los voxistas en busca de oxígeno político.
Capítulo 1: Un pacto exprés, pionero y sin aval. Mazón logró el vuelco electoral y desalojó a la izquierda tras ocho años. Los 40 diputados más que duplicaron los que tenía el PP en las Corts, pero pese a todo fueron insuficientes para gobernar en solitario. Necesitaba a Vox y no lo dudó. En apenas 15 días cerró un escueto, genérico y veloz pacto con los de Santiago Abascal. Cinco puntos bastaron para abrir las puertas de la Generalitat a la ultraderecha: libertad, desarrollo económico, refuerzo de servicios sociales, señas de identidad y apoyo a las familias. A cambio, Vox garantizaba su investidura. Fue el primero de los barones populares en cruzar esa delicada línea y lo hizo sin el beneplácito de Feijóo, un movimiento que sembró la semilla de la discordia entre ambos.
Para apuntalar el acuerdo de gobierno, Mazón tuvo antes que despejar a Madrid al que fue cabeza de lista por Vox a la Generalitat, Carlos Flores Juberías, condenado por violencia machista en 2002. Solventado ese escollo, el reparto de carteras fue también veloz y apenas 48 horas después se conocía que el torero Vicente Barrera se convertiría en vicepresidente de la Generalitat y conseller de Cultura. Vox se quedaba además las carteras de Agricultura y Justicia (apenas manejaba un 5 % del presupuesto total) y la presidencia de las Corts.
El pacto con Vox no lastró al nuevo jefe del Consell, que transitó tranquilo por ese inicio de legislatura. Con la izquierda en estado de shock, aprovechó para impulsar algunas de sus medidas estrella, como las rebajas fiscales o la reducción de altos cargos en la administración, lo que llama «grasa política». La disolución de la Unidad Valenciana de Emergencias (UVE) fue otra de sus cartas de presentación, si bien con el tiempo se le terminaría volviendo en su contra.
Pero el auténtico punto de inflexión de ese primer año fue la batería legislativa presentada de la mano de Vox, con la que se daba una vuelta de tuerca a las batallas culturales que ya se habían ido agitando de la mano de Vox en los meses previos: ley de Concordia, de ‘libertad educativa’, Transparencia, À Punt y Antifraude. Cinco normas que tras los Presupuestos, reforzaron las relaciones entre populares y voxistas.
Capítulo 2: La ruptura teledirigida y dolorosa. Ese idilio fue truncado de golpe desde Madrid y a instancias de Santiago Abascal. El líder de Vox rompió al unísono todos los gobiernos autonómicos compartidos con el PP en julio de 2024 en respuesta a la política migratoria de Génova. Mazón, que al igual que los miembros de Vox de su Consell no compartían esa decisión, volvió a hacer gala de su velocidad tanto para oficializar los ceses (casi de madrugada en el DOGV) como para reformar su Ejecutivo al día siguiente. Una remodelación que a la postre sería decisiva, pues entre otros movimientos y fichajes, implicó el salto de la ahora imputada por la dana, Salomé Pradas, de Medio Ambiente a la Conselleria de Justicia, la competente en emergencias.
Mazón salió ileso de aquel divorcio estival, que aprovechó para reducir más su gobierno al eliminar otra conselleria. De aquella coalición quedan como legado las leyes pactadas con Barrera, un «amigo» para el president. Las relaciones con Vox no se resintieron pese a todo a nivel doméstico, donde no se ha notado que el PP gobierna en solitario. Y la coyuntura nacional, con Pedro Sánchez pactando una «financiación singular» con Cataluña en esos mismos días, facilitó al jefe del Consell mantener su discurso de confrontación total contra el Gobierno de España, donde se movía como pez en el agua.
El viento soplaba de cola para Mazón, que llegó a su segundo 9 d’Octubre como president en condiciones de pelear por la mayoría absoluta. Eso decían al menos las encuestas como la de este diario, que situaban al PPCV en 46 diputados, a cuatro de la absoluta. Los populares solos sumaban más escaños que toda la izquierda junta hace siete meses. La sensación era que Mazón se consolidaba en el Palau. El último puntal eran los Presupuestos de 2025, que pese a gobernar en minoría tenía prácticamente cerrados y listos para presentar en las Corts en tiempo y forma, antes del 31 de octubre
Capítulo 3: El día que lo cambió todo (y a todos). Pero todo saltó por los aires dos días antes, el 29 de octubre. Una brutal dana se instaló en varios puntos críticos del interior de la Comunitat Valenciana y alimentó durante horas diversas cabeceras de ríos y barrancos. Se cumplían así las peores previsiones que Aemet había ido anunciando desde días antes. Sin embargo, ni esos avisos previos ni la alerta roja establecida desde primera hora hicieron reaccionar al Consell, que cuando quiso hacerlo ya no pudo ir por delante de la emergencia en ningún momento. La hora del envío del Es Alert, a las 20.11 y con la mayoría de víctimas ya fallecidas, ilustra esa tardanza.
Y llegó la batalla de relatos, que todavía hoy se libra. Una partida en la que Mazón lleva malas cartas, pues sigue perseguido por su papel aquel día, en el que no estuvo en los momentos decisivos. El president no canceló su agenda con alerta roja y comió con una periodista hasta bien entrada la tarde. No llegó al Cecopi hasta las 20.28 horas, con el SMS ya lanzado y tras haber ignorado varias llamadas de Pradas.
Los intentos de tapar esa ausencia en el día más importante no le han quitado el foco político, mediático ni tampoco social, con la calle acogiendo masivas manifestaciones exigiendo su dimisión cada mes. Tampoco el supuesto «apagón informativo» ni la crisis de Consell, en la que cesó a Pradas, a su número dos Emilio Argüeso y a la consellera Nuria Montes e incorporó al teniente general retirado Francisco Gan Pampols como jefe de la reconstrucción. Ha recibido hasta impactos de fuego amigo, con su propio líder Alberto Núñez Feijóo admitiendo que estuvo «noqueado» en esos días clave.
Por si fuera poco, la instrucción abierta por Nuria Ruiz Tobarra terminó de ponerle contra las cuerdas. La jueza, con agilidad y contundencia, ha dejado clara la responsabilidad autonómica en la emergencia y ha incidido en la «inactividad» de la Generalitat así como en el envío «tardío y erróneo» del SMS. No puede investigar a Mazón por su condición de aforado, aunque le ha invitado a que acuda por voluntad propia.
Capítulo 4: Una reconciliación a cambio de principios. Mazón trató de salir del rincón del cuadrilátero en el que parecía arrinconado sellando un pacto con Vox para asegurarse los presupuestos, que la dana obligó a rehacer casi por completo. A cambio, asumió gran parte del ideario más duro de Vox en inmigración y cambio climático. Lo hizo, por exigencia de Abascal, en estricto directo. A diferencia de lo sucedido en 2023, este acuerdo sí que habría estado tutelado desde Génova, si bien ningún otro barón popular ha seguido sus pasos.
Los voxistas están exprimiendo esa dependencia de Mazón, haciendo que sus concesiones no sean sólo verbales sino contantes y sonantes. Y qué mejor herramienta para rentabilizar la debilidad del popular que a través de los presupuestos que tanto necesita y de la conocida como ley de Acompañamiento que va adosada a las cuentas anuales.
El partido de Abascal ha logrado numerosos triunfos en esas negociaciones, en las que el PP ha evidenciado su escasa fuerza pese a triplicarle en escaños. Así, ambas formaciones han pactado recortes en cooperación internacional, a las subvenciones a los sindicatos o incluso a la patronal, a la memoria histórica, a la Acadèmia Valenciana de la Llengua o a los planes de emergencias municipales (aunque sube la consignación de la nueva Conselleria de Emergencias). Todo ello mientras introducen partidas de dos millones de euros para el fomento de acuerdos con los países de origen de adolescentes tutelados para que retornen a estos. Serán aprobados el jueves.
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