Vivienda
Las promociones de pisos sufren retrasos de dos meses ante la falta de mano de obra
La dana ha agravado la escasez de profesionales cualificados y está cayendo la calidad de la construcción

Los obreros Abraham Piñero y David Pretel, el jueves en un edificio en construcción en Paterna. / Francisci Calabuig

Los promotores de viviendas en la Comunitat Valenciana no encuentran mano de obra, lo que está provocando retrasos de dos meses en la ejecución de los proyectos. La dana ha agravado esa escasez de profesionales cualificados y fuentes del sector reconocen que está cayendo la calidad de la construcción en algunas promociones por la llegada de trabajadores sin formación. Los oficios más afectados por la falta de personal son los de albañilería, fontanería y electricidad.
Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la travesía por el desierto que vivió el sector entre 2008 y 2015 miles de trabajadores de la construcción cambiaron de profesión y no se produjo un relevo generacional. Las plantillas de obreros son cada vez más mayores y los nuevos profesionales carecen de experiencia al no haber aprendido todavía el oficio.
"Tenemos problemas muy graves para encontrar personal preparado. Han llegado muchos inmigrantes, pero carecen de formación. El otro día en uno de mis edificios en construcción conté que había 22 nacionalidades diferentes y era una obra de 48 viviendas. El problema es que se han perdido los oficios", apunta un promotor valenciano.

Ramón Moreno, encargado de obra, en una imagen captada el jueves. / Francisco Calabuig
Ramón Moreno, encargado de obra en la constructora de la promotora Urbem, confirma la dificultad para encontrar profesionales. "Es muy difícil encontrar en el sector mano de obra cualificada. No hay oficiales (obreros con experiencia) ni nacionales ni extranjeros", señala Moreno que lleva 36 años en el sector. "En la época del boom había tanta construcción que también era difícil encontrar profesionales, pero ahora es diferente porque no hay tantas obras", añade Moreno.
Un empresario con tres décadas de experiencia en el sector destaca al igual que Moreno que el nivel de promociones de obra nueva en marcha es bajo para los problemas que están teniendo para reclutar personal. "Durante el boom se llegaron a construir 700.000 viviendas al año en España y en 2024 no llegamos ni a 100.000. Si llegamos a 150.000 al año, la situación se agravará", subraya. La Comunitat Valenciana cerró el año pasado con un déficit de 19.471 viviendas frente a los hogares creados.

David Pretel, durante una pausa en su trabajo en un edificio en construcción en Paterna. / Francisco Calabuig
Velocidad de la obra
David Pretel, un profesional valenciano de 48 años que está a punto de ascender a capataz, apunta -durante un descanso en su trabajo en la construcción de un edificio en Paterna- que la falta de obreros cualificados impacta "en la velocidad de la obra". "Nosotros ponemos anuncios en Infojobs y o no se presenta nadie o piden mucho dinero. Sí que viene algún peón, pero no están preparados y hacen tareas de limpieza o transportan material", destaca.
Salarios
Ramón Moreno incide en que en las obras necesitan trabajadores con categoría de oficial. "Nos llegan peones y los formamos para ver si se pueden progresar. Un oficial está capacitado para acometer trabajos de tabiquería, chapado o enlucido. Son trabajadores que están preparados para hacer acabados. El peón se limita a suministrar material y a limpiar, puede ser cualquiera con ganas de trabajar. Los oficiales son los que han desaparecido", aclara. Los peones cobran, según el convenio de la construcción, 1.200 euros al mes y los oficiales pueden llegar a los 1.500 euros.
Los promotores valencianos confirman que está falta de plantilla causa demoras en los proyectos. "Para construir un edificio necesitas de media 24 meses (depende de las alturas) y la falta de obreros cualificados nos provoca retrasos de dos meses", señalan desde el sector.
Impacto de la dana
La dana ha complicado la situación porque los mismos profesionales disponibles se han tenido que repartir entre los proyectos en construcción y las reformas de los inmuebles dañados por el agua. "Hay mucha competencia y en algunos casos se han llegado a triplicar los salarios. Cuando una persona necesita una reparación está dispuesta a pagar más si puede asumirlo", señalan las mismas fuentes.

Abraham Piñero, trabajador que ha vuelto a la construcción hace dos años tras salir del sector tras el pinchazo de la burbuja. / Francisco Calabuig
«Los jóvenes no vienen a la obra porque es un trabajo duro»
Abraham Piñero entró a trabajar como obrero en pleno boom de la construcción hace 19 años. «Yo ahora tengo 38 años. Cuando comencé a trabajar en la obra necesitaban a mucha gente, pero todo se paró en 2008. Yo ese año me salí del sector y me puse a estudiar Formación Profesional», explica. Piñero volvió al sector hace dos años, pero muchos como él emprendieron otros rumbos profesionales tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y ya no regresaron. El sector de la construcción estuvo paralizado entre 2008 y 2015 (ese año volvieron las primeras grúas a València).
«Desde que dejé la obra he pasado por muchos oficios. Trabajé como cerrajero y en un taller mecánico de coches», apunta. Piñero asegura que está contento con su trabajo. «A mí me gusta este oficio. Gano 1.200 euros al mes porque soy peón, pero otros compañeros llegan a los 1.400 porque tienen la categoría de oficial», precisa.
Abraham Piñero reconoce que hay mucha gente que no quiere trabajar en la construcción. «Los jóvenes no vienen porque es un trabajo duro que requiere esfuerzo. Pero no todos pueden tener la profesión que quieren», admite.
La escasez de la mano de obra cualificada también está generando importantes cuellos de botella en el sector de las reformas. Según datos del PortalPRO España, más de la mitad de las empresas de reformas reconoce sufrir retrasos significativos por la dificultad de encontrar trabajadores con formación adecuada. En algunos casos, los proyectos acumulan hasta cuatro meses de retraso, especialmente en el sector residencial. El 70 % de las vacantes de albañilería, fontanería y electricidad no consigue cubrirse en menos de treinta días. A esta situación se suma el problema del relevo generacional.
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