Àngels Collado, investigadora de la UJI: "En la posguerra, solo las mujeres podían regentar prostíbulos"
La historiadora ha estudiado el pasado del fenómeno de la prostitución en la provincia a través de su obra 'La media naranja de pago'

Àngels Collado, autora de una investigación sobre la prostitución en Castellón de 1920 a 1960. / Mediterráneo
Iván Fernández
Collado es la autora del libro La media naranja de pago, en el que indaga en la historia de la prostitución en la provincia de Castellón entre 1920 y 1960, y analiza cómo se vivía este fenómeno en la época y cómo convivía con él la sociedad.
- ¿La sociedad castellonense de hace un siglo intentaba acabar con la prostitución o miraba a otro lado, como si no existiera?
- La sociedad castellonense de hace un siglo tenía una postura ambivalente frente a la prostitución. Desde 1908 hasta 1956, con excepción de los años 1935 a 1941, la prostitución estaba regulada y, por tanto, legalizada. Esta regulación implicaba una aceptación tácita de la prostitución como parte de la estructura social, aunque con ciertas restricciones geográficas que relegaban los prostíbulos a las afueras de las ciudades. Sin embargo, en localidades más pequeñas como Burriana, estas mujeres eran parte integral del barrio. La regulación y la percepción social permitían que la prostitución existiera sin ser abiertamente confrontada, pero también cómo algunas mujeres encontraron oportunidades para cambiar su destino y participar plenamente en la vida social fuera de ese contexto.
- En una época con una moral tan represiva como la posguerra, ¿cómo se vivía el fenómeno de la prostitución en Castellón?
- En la posguerra, una época marcada por una moral represiva, el fenómeno de la prostitución en Castellón se vivía bajo un estricto control y reglamentación. Desde 1941, cuando se reinstauró la regulación, la policía vigilaba de cerca los prostíbulos para asegurar que cumplieran con las normativas. Era muy común que se realizaran redadas policiales y que los locales fueran precintados si se encontraba alguna irregularidad en el interior. En tales casos, la dueña del establecimiento solía solicitar la reapertura al gobernador civil, quien frecuentemente levantaba los precintos en pocos días. En el libro se describen muchas de esas redadas.
- ¿Cuál era el perfil de las mujeres que ejercían la prostitución en aquellas décadas?
- El perfil de las mujeres que ejercían la prostitución en la provincia durante las décadas de la posguerra refleja una notable diversidad, a pesar de las restricciones de viaje propias de la época. En el libro se documenta un total de 612 mujeres provenientes de 10 países diferentes, lo cual es significativo considerando las dificultades de movilidad internacional que existían entonces. Dentro de España, hay representación de todas las comunidades autónomas, evidenciando un amplio alcance geográfico de este fenómeno. En cuanto a las edades de estas mujeres, se observa un rango amplio que va desde los 16 hasta los 84 años. Sin embargo, la mayoría de ellas se encontraban entre los 24 y los 34 años. Por lo general eran solteras, pero después de guerra el índice de viudas aumento mucho. Las mujeres de mayor edad solían quedarse a vivir en los lenocinios debido a que no conocían otra forma de vida. En estos lugares no solo ejercían la prostitución, sino que también asumían otros roles de servicio y acompañaban a las más jóvenes durante sus traslados frecuentes de un burdel a otro.
- ¿Y el perfil de los hombres que usaban estos servicios?
- El perfil de los hombres que frecuentaban los burdeles durante aquellas décadas se caracterizaba mayoritariamente por ser marineros y trabajadores migrantes. En los puertos de Castelló y Burriana, especialmente durante la temporada de la naranja, atracaban numerosos barcos cuyo tiempo de espera, mientras se cargaba la mercancía, proporcionaba a sus tripulaciones periodos de descanso en tierra. Estos marineros, con tiempo libre hasta que debían volver a zarpar, constituían una parte importante de la clientela de los burdeles locales. Además, durante la época de recogida de la naranja, muchos hombres llegaban desde fuera de la provincia para trabajar temporalmente en este sector agrícola. Al igual que los marineros, su situación transitoria y la lejanía de sus hogares hacían que estos trabajadores también engrosaran las filas de clientes de los burdeles. Curiosamente, los clientes locales representaban un porcentaje menor y eran considerados casos residuales en comparación con los grupos mencionados. Este patrón sugiere que el movimiento migratorio y laboral estacional tenía un impacto significativo en la demanda de servicios de prostitución en la región.
- ¿Hubo intentos de eliminar la prostitución o de controlarla de alguna manera?
- La regulación de la prostitución en España ha tenido un camino histórico particular, especialmente en comparación con el resto de Europa. Durante la década de los 50, existía un debate intenso sobre este tema. Muchos movimientos feministas se manifestaron en contra de la regulación de la prostitución porque consideraban que perpetuaba la discriminación y marginación de las mujeres dentro de la sociedad. En 1956, bajo el régimen de Francisco Franco, España abolió la regulación de la prostitución. Este movimiento se interpretó como un intento de proyectar una imagen de apertura y modernización del país. Sin embargo, desde entonces, la prostitución en España ha quedado en un estado de alegalidad.
- ¿Hay mucha diferencia entre como veía la sociedad de hace sesenta años este fenómeno y cómo la ve la de la actualidad?
- La prostitución ha experimentado cambios significativos en el transcurso de los últimos 100 años. Un aspecto notable, según mi opinión, es la normativa que regía los lenocinios antaño: solo una mujer podía estar al frente de estos establecimientos, ya que la regulación prohibía expresamente que fueran regentados por hombres. En mi libro, destaco el caso de un hombre que intentó abrir un prostíbulo en Vila-real, pero su solicitud fue denegada debido a esta restricción legal. Aunque no todas las madames seguían estrictamente las normas, en general, eran muy respetuosas con las leyes y se encargaban de proteger a sus pupilas. La norma estipulaba que eran responsables del comportamiento de las chicas bajo su tutela. Esta estructura proporcionaba cierto nivel de protección y organización dentro de lo que permitía la ley. En la actualidad, la situación ha cambiado drásticamente. Desafortunadamente, muchas mujeres son engañadas y forzadas a prostituirse, enfrentando condiciones menos reguladas.
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