Entrevista exclusiva a María Consuelo Reyna
«Mazón debe asumir la parte dura de la reconstrucción y no volver a presentarse»
La periodista más influyente durante la Transición recibe mañana el título de hija predilecta del Ayuntamiento de València.

María Consuelo Reyna posa en su domicilio para Levante-EMV. / Fernando Bustamante

Directora de ‘Las Provincias’ entre 1978 y 1999. Temida y seguida por igual hasta su destitución como directora. Desde entonces, una de las primeras mujeres al frente de un periódico, ha tenido tentaciones de escribir aquellas columnas que no pasaban desapercibidas, pero admite que aquella etapa es el pasado. Ahora «disfruto de otras cosas y la vida siempre la he tomado como llega».
¿Su etapa de directora en ‘Las Provincias’ se cerró antes de tiempo?
A lo mejor si no se hubiera cerrado tan abruptamente, me hubiera jubilado viejísima allí. Y tampoco era plan. O sea que igual me dieron una salida en la vida.
¿No hubo ninguna posibilidad de ejercer en otro sitio?
Sí, pero no quería.
¿Cuántas ofertas rechazó?
Mi vida había sido en 'Las Provincias'. No, no me encontraba en otro sitio.
Y ahora hija predilecta de València.
Un premio que me gusta muchísimo.
¿Por qué?
Es el único premio cariñoso que existe porque te dicen que eres hija predilecta en tu ciudad, donde te morirás. Me emocionó más que otros premios.
¿Se lo comunicó la alcaldesa?
Sí.
¿Catalá es la heredera de Rita Barberá?
Sí y se va afianzando. Por eso hay manifestaciones delante del Ayuntamiento que no tiene nada que ver con lo otro, pero se manifiestan allí para cortarle ya el camino a María José Catalá.
¿«Lo otro» es lo de Mazón?
Carlos Mazón empezó muy bien, tenía un programa y cosa rara, empezó a ejecutarlo, pero durante la dana falló desde el principio de ese mismo día, cuando no tuvo la reacción humana suficiente como para presentarse en Paiporta, en Chiva, donde fuera. Él sí que podía coger el helicóptero y faltó ese gesto de decir: «Estoy aquí». Además, tuvo el error de prolongar esa ausencia.
¿Mazón es el hijo político de Zaplana?
Zaplana tenía más capacidad de reacción, aunque tampoco sufrió una gota fría como esta. Creo que tampoco es el hijo político.
¿Le sorprendió el final político de Zaplana, con detención incluida?
Nunca lo hubiera esperado.
Zaplana nunca hubiera llegado a tanto sin el apoyo de María Consuelo Reyna.
Fue el apoyo de los valencianos, que le votaron, no el mío.
Antes propulsó el cambio de Zaplana por Agramunt.
Agramunt estaba muy feliz instalado en la oposición. Zaplana era una persona arrolladora. Había una enorme diferencia. Agramunt había tirado la toalla de ser presidente.
¿Habla con Zaplana?
De tarde en tarde, pero hablo.
Tras la riada del 57, el entonces director de ‘Las Provincias’, Martín Domínguez, pronunció el discurso de la ‘Valencia silenciada’ que le costó el cargo.
Había gente, entonces, que se arriesgaba. Y el alcalde [Tomás Trénor] fue cesado. Entonces tenía 14 años y, mientras fue director, era próximo a mi familia.

María Consuelo Reyna y Joan Carles Martí durante la entrevista. / Fernando Bustamante
¿Vicent Andrés Estellés también era próximo?
Alucino de lo que dicen ahora de él. Ese no es el Estellés que conocí. Te voy a enseñar una cosa [se levanta y coge un libro]. Esto es de Estellés; lo escribió en castellano, pero nunca quiso que se publicara.
¿Fueron amigos?
Claro que sí. Te puedo enseñar las pruebas que quieras de esa amistad.
Cuando Estellés recibe el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes, en 1978, lo despide.
Llevaba de baja un año porque tenía la circulación fatal. Habían estado a punto de cortarle una pierna. Siempre me decía «tócame, tengo la pierna muy fría, me muero». Era muy enfermizo, y entonces se le dio la baja permanente. No más.
¿Qué pasó entre aquella portada de ‘Las Provincias’ del 78 del Nou d’Octubre [«Hoy, Día del País Valenciano»] y el inicio de la ‘batalla de València’?
Había sido demasiado inocente, o demasiado tonta. Ya no lo sé. Había creído en las personas hasta que vi que detrás de toda aquella teoría estaba hablando de otra cosa y llegó un momento en que se me cayó la venda de los ojos.
¿Cuándo?
Pues a raíz de una lectura tardía de un libro de Joan Fuster.
¿«Nosaltres els valencians"?
No, Qüestió de noms.
Luego publica el famoso artículo de Manuel Broseta «La paella de los Països Catalans», que activó el anticatalanismo en la UCD.
Porque empiezan a pisarse determinadas rayas. Lo que antes era una cuestión de lengua y tal y cuál, pasa a ser una cuestión de un nombre, País Valenciano, subsumido en unos países catalanes. Entonces aquello empieza a derivar hacia cosas que no. Cuando dicen la ‘batalla de Valencia’, historia de esas, pues tan desencaminada no iría. Si ellos hubieran estado muy seguros de que era el País Valenciano, la cuatribarrada y la muixeranga, hubieran luchado por ponerlo en el Estatuto.
¿’Las Provincias’ se convirtió en un periódico de partido?
Las Provincias se convirtió en lo que era, un periódico liberal-conservador. Si tú defraudas a tus lectores te vas a hundir por completo. Si no recoges lo que hay en la calle, te estás equivocando. Nunca he hecho mucha vida social, estaba siempre encerrada en el periódico, pero he atendido toda mi vida al lector que llamaba.
¿Personalmente?
Personalmente, siempre. A veces los periodistas nos encerramos en círculos que nos separan de la gente normal y corriente, de las ‘tías marías’, de las que hablaban con desprecio. Pero las ‘tías marías’ votan. Me divierte mucho cuando veo en la universidad la cantidad de artículos sobre aquellos años, y me dicen de todo lo que no te puedes imaginar.
La hacen responsable de aquella ‘batalla’.
Me llaman inculta, guerracivilista, que escribe como habla… Qué emplea expresiones sin tener pruebas, como «mi intuición me dice…», que era un recurso sin más. Que no emplea casi adjetivos, que hace frases muy cortas, que es muy obcecada… Al final dicen, pero es la periodista más importante que ha habido desde la mitad del siglo XX, pero al final.
Se convirtió en azote de progresistas y universitarios.
Eso no se puede planificar muchas veces.
«Si ellos hubieran estado muy seguros de que era el País Valenciano, la cuatribarrada y la ‘muixeranga’, hubieran luchado por ponerlo en el Estatuto»
Pero puede decidir dar más espacio a Unión Valenciana que a UCD.
Sí, claro.
O decir que del PP me gusta más fulanito que menganito.
Vamos a ver, lo que más he manipulado en esta vida fue lo del cauce del río, porque mucha gente quería una autopista. Ahí sí que se planificó. Empezaba la primera página y acababan los del Valencia hablando del Saler o del cauce. Era todo el periódico. Al final la gente se convenció de que una autopista para ir muy rápido a Manises no hacía falta y teníamos una oportunidad histórica de tener un jardín que atravesara Valencia.
¿No dio demasiada cancha a los que promovían insultos a las autoridades democráticas?
Te recuerdo que a mí me apedrearon el periódico al grito de «ETA ven y mátalos».
La responsabilidad de los periódicos es garantizar la libertad de expresión y rechazar cualquier violencia.
Claro, eso es lo ideal. En mi vida solo he tenido una querella personal. De Vicent Garcés, porque yo había dicho que la Mostra [de Cine] era cutre. Se querelló, y el juez le dijo que era una opinión tan respetable como la suya, que decía que era maravillosa y fastuosa. He sabido muy bien qué línea no había que cruzar.
¿Cuál?
No faltar nunca al respeto, andar con mucho cuidado con los calificativos. Por eso empleaba tan pocos, porque si pasabas la raya que te separa del respeto, era un desastre.
¿Qué le parece el periodismo de hoy?
No sabría ejercerlo, porque está lleno de insultos.
Estamos en la época de los bulos y la desinformación.
Nuestra profesión es un oficio, por mucha licenciatura que tengas y mucho máster. Si no pisas la calle, si no va recorriendo etapas, no eres periodista ni lo serás en la vida. Serás un burócrata de la información, pero nada más. No tendrás el atrevimiento ese de ir a buscar la noticia donde nadie la espera.
¿Cómo cree que acabaremos?
Creo que el periódico en papel desaparecerá. Cuando leo cosas en internet no recuerdo dónde las he leído. En cambio, si me acuerdo cuando lo he leído en un periódico de papel.
Conoció a una generación de políticos muy distinta a la actual. ¿Y de los de ahora?
María José Catalá me parece una política magnífica, que sabe lo que quiere.
¿Ve a Catalá de presidenta de la Generalitat?
Creo que lo será, pero ahora no puede desgastarse con la herencia de Mazón. Queda todavía mucho por hacer para que la próxima gota fría no nos coja con todo por hacer. Carlos Mazón debe asumir esa parte dura de la reconstrucción y no volver a presentarse. Eso no se le puede endosar a María José Catalá, porque si no, quedará destruida. Y ya lo van a intentar de aquí a las elecciones.

María Consuelo Reyna posa para Levante-EMV. / Fernando Bustamante
«El pacto de la Acadèmia de la Llengua fue inútil»
Hablemos de nombres propios. ¿El rey Juan Carlos?
Se está siendo muy injusto con él. Ha podido cometer todos los errores que quieras. Muchísimos, aunque no tantos como dicen. Aunque sus novias, sus historias... todo eso es muy feo. Pero no se puede borrar lo que hizo en una Transición modélica, pudiendo haberse quedado con el poder absoluto unos años.
¿Aznar?
Fue un buen gobernante, pero en su última etapa se endiosó mucho. No sé por qué, porque había sido un hombre tirando a corriente, pero cumplió lo que dijo que gobernaría ocho años y nada más. Y al octavo se fue.
¿Joan Lerma?
Fue un buen presidente, sin ninguna duda.
¿Camps?
No lo hizo mal y me gustó mucho que dimitiera, pese a haber ganado las elecciones con mayoría absoluta.
¿Ximo Puig?
Para mí fue siempre como el segundo de Lerma.
¿Rita Barberá?
Una excelente alcaldesa. Estaba muy cerca de la gente, era su forma de ser.
¿Si ETA no hubiera asesinado a Manuel Broseta, hubiera sido alcalde de València?
No, alcalde Valencia, no.
¿Presidente de la Generalitat?
Sí.
¿Jordi Pujol, del que ha escrito mucho?
Muchísimo. Y se confirmó hace 12 años. Cuando yo hablaba de Banca Catalana decían que todo eso es mentira. Y era verdad lo del ‘cobrador del 3%’. Una vez Zaplana me dijo que Jordi Pujol quería hacer una entrevista conmigo por escrito. Le mandé un cuestionario, dónde iba si subvencionaba a entidades de València… Si no me contestaba eso, le daba la opción de otra pregunta similar. Entonces Pujol le dijo a Zaplana: «Esta señorita no tiene ganas de que yo le pase una entrevista»..
Zaplana y Pujol pactaron la Acadèmia Valenciana de la Llengua.
No exactamente fueron Pujol y Zaplana. Aznar necesitaba los votos de CiU.
¿Qué le pareció aquel pacto de la Acadèmia?
Inútil.
Amadeu Fabregat cuenta que era capaz de apretarle en la columna tras pasar juntos una Nochevieja.
Nos llevamos siempre muy bien. Escribió en el periódico y luego, cuando puso aquellas palabras más valencianas en Canal Nou, todos coincidimos en que el lenguaje del Canal 9 era el mejor.
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