12 meses desde la dana
José, el héroe anónimo de Utiel que sacó del agua a 50 personas
Este bombero que salió de casa de paisano fue clave para que no se tuvieran que lamentar más fallecidos durante la riada, coordinando el dispositivo de voluntarios durante la noche más crítica para el pueblo

José, el bombero de Utiel que rescató a decenas de personas el día de la dana. / Fernando Bustamante

José lleva más de 20 años de bombero, pero nunca vivió nada como el 29 de octubre de 2024. "La calle era un río, y en la acera de enfrente estaban mis vecinos, a los que saludo todos los días, pidiéndome ayuda desde las ventanas de sus casas porque tenían el agua al cuello. Porque se ahogaban", cuenta.
A José (Chele, como se le conoce en Utiel) no le gustan las cámaras ni la exposición, por eso no ha dado entrevistas en un año. Sin embargo, es un héroe anónimo cuya actuación el día de la dana fue clave para salvar muchas vidas en el pueblo. Sin él, habrían sido más de 6 los fallecidos por la dana.
Chele cuenta con normalidad una historia extraordinaria; se jugó la vida para salvar la de sus vecinos. Estaba en casa con su mujer e hijos, cuando el niño que vivía en el bajo subió para pedir ayuda porque el agua llegaba a la altura de la rodilla en el piso de sus padres. "Poco después escuché un ruido muy fuerte en el comedor. Era el helicóptero de los bomberos y entonces le dije a mi mujer: 'aquí está pasando algo serio'".
Él dice que se puso "en modo trabajo". Cogió el equipo personal que tiene en su casa para las actividades de montaña, se enfundó un neopreno, agarró una cuerda y se lanzó a la calle. "Ahí vi la magnitud de todo. Me encontré con vecinos que salían de sus casas por las terrazas y el tejado porque el agua estaba llegando a más de dos metros", relata.

Sara Fernández
Salvar a tu pueblo
Todas eran caras conocidas porque José vive en la calle paralela a donde fallecieron 6 personas por la riada. Eran sus vecinos, la gente de su barrio. Intentó acceder al barrio de La Fuente (el más afectado por la riada) por varias calles, pero era imposible, hasta que se encontró a un grupo de pescadores que habían sacado las barcas. Ahí fue cuando el bombero, como ocurre en otras situaciones, se puso al frente de la emergencia y organizó a los voluntarios.
"Pedí que viniera la barca que más potencia tuviera, y era la de José Manuel", cuenta. José Manuel es un militar de la UME que también estaba de libranza y con el que logró salvar a muchas personas ese día, aunque también estuvo a punto de perder la vida. No se conocían de nada, pero aquella noche los ha unido para el resto de sus vidas.

Fernando Bustamante / Gonzalo Sánchez
"Yo era consciente del peligro. No tenía claro si se podía por la fuerza de la riada, pero estaban mis vecinos pidiendo ayuda y el agua subía mucho. Así que me arriesgué yo solo", cuenta. Logró hacer ese primer rescate, y fue entonces cuando organizó a los pescadores y agricultores allí presentes.
El accidente de la barca
Decidió que los rescates los harían José Manuel y él, al ser los únicos bien formados en emergencias. "Había voluntarios que se querían subir a la barca conmigo y les dije que no", recuerda. La potencia era tal que las zodiac con motores de 60 caballos no podían soportar la corriente. La barca de José Manuel era la única capaz de entrar.
"Acabábamos de sacar a una mujer con un perrito y nos dicen que hay una señora con dos niños con hipotermia. Entramos a la corriente, cogemos velocidad, pero el motor cogió una cuerda y se fastidió", explica José Manuel. En ese momento la barca fue arrastrada por la riada y empezó a chocar contra paredes, ventanas y señales. "Lo que pensábamos es que íbamos a volcar, pero gracias a dios no pasó".

José, el bombero que socorrió a decenas de personas en Utiel el día de la dana / Fernando Bustamante
La barca pasó el pueblo y encararon una zona donde sólo había árboles. "Ahí pensamos que, o nos enganchábamos a algo, o nadie iba a venir a buscarnos y no la contábamos". José Manuel decidió tirarse al agua con una cuerda y enganchar la barca a un árbol. Él se quedó subido al árbol y el bombero a la barca durante una hora mientras se hundía por los agujeros fruto de los golpes. "Al final vinieron unos compañeros del club de pesca, y menos mal porque yo estaba entrando en hipotermia. Pero parece que tenemos a alguien arriba que decidió que no era nuestro día", explica el militar.
La pala de la excavadora
Pese al accidente, José siguió rescatando, esta vez subido en la pala de una excavadora. Al primero que rescató fue a su vecino Rafa y a su madre de 90 años. Ambos llevaban encerrados en el baño con el agua al cuello varias horas, hasta que el bombero pudo entrar y sacarlos.

G. Sánchez
"Recuerdo que cogí a la mujer como pude y la eché en la pala de la excavadora. Lo mismo a Rafa. No sé qué hubiera pasado si no llegamos a estar ahí", recuerda. Afirma que, semanas después, varias enfermeras le confirmaron que varias de las personas rescatadas que llegaron al ambulatorio lo hicieron con hipotermia severa. "Me dijeron que media hora más allí mojados y no lo contaban", asegura. Dice que no recuerda cuántos rescates hizo en esa noche caótica, pero asegura que, con ayuda de la Guardia Civil, pudieron ser unos 50.
José reconoce que no sabía "lo que estaba pasando de verdad". "Imagínate, yo, inocente de mí, pensaba que solo estaba ocurriendo en Utiel. Mientras rescataba a gente pensé que tenía que llamar a mis compañeros buceadores para pedir una embarcación potente, porque íbamos a estar con rescates toda la noche y en una hora llegarían. Cuando llamé a mi compañero Luis, de València, me dijo 'aquí no está pasando nada'. Intentaron llegar a Utiel, pero en 30 minutos ya llegaba el agua allí y los estaban movilizando.
También tuvo que rescatar a Emi, una mujer mayor, cortando las rejas de la ventana mientras el agua llegaba a la segunda planta de su casa o a Gloria, de mediana edad, colocando una escalera de tijera encima de la barca y bajándola en medio del aguacero. Dice que en ese momento su cara era de total tranquilidad, ya que "tenía que tranquilizar al resto de voluntarios que había allí. Que vieran que yo estaba sereno". Sin embargo, asegura que "no estaba nada tranquilo. He trabajado muchos años pero nunca he tenido que rescatar a gente que conocía. Gente querida. Eso me produjo mucha tensión. Cuando estás viendo gente que saludas cada día pidiendo ayuda porque se ahoga...", cuenta.
Durante el tiempo en que la UME no podía entrar a un Utiel sitiado por el agua, logró organizar a los voluntarios y que todos estuvieran concentrados en la tarea. Improvisó camillas con puertas de armario, cuerdas con mantas y realizó rescates complicados con los precarios medios que había. Un año después la gente del pueblo le sigue parando por la calle y agradeciendo aquello. Todo Utiel guarda un especial cariño al vecino que puso su vida en una pala de excavadora para salvar la de sus vecinos, aunque él, por su forma de ser, no lleve muy bien los halagos ni ser el centro de atención.
Líder en la reconstrucción
Sin embargo, su papel no acabó en la larga noche del día 29. José fue importante en los días siguientes y en organizar a los voluntarios. Esos días no podía dormir y a las 4:30 de la mañana ya estaba arriba. "Me recorría toda la zona e iba a las casas para examinar las grietas y descartar peligros. Casas, farolas, estructuras que podían caerse"... Pronto, un grupo de bomberos de Madrid le ayudó en esta importante tarea.
"Había tantos voluntarios en un punto que casi molestaban, debíamos saber muy bien dónde podían entrar y qué no para no tener accidentes. Había casas con el suelo rehundido y grietas muy serias", explica. Volvió a entrar en "modo trabajo" y fue una de las personas -junto con alcalde y concejales- que organizaban a los voluntarios en sus tareas.
José no quiere reconocimiento y ni siquiera habla de sí demasiado en la entrevista, tan solo pide "volver a ser un barrio alegre". "Yo me incluyo como un vecino más. Es difícil quitarnos esto de encima, pero creo que la gente solo quiere normalidad y que la zona vuelva a ser el barrio alegre que era, en el que la gente le gustaba vivir. Será difícil, pero seguro que conseguimos seguir con nuestras vidas", explica el bombero.
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