Amor estadounidense a un claustro del siglo XIV, trajes napoleónicos y perros antidroga: Capitanía abre sus puertas
Miles de personas acuden a la jornada de puertas abiertas del Convento de Santo Domingo en València donde coinciden turistas, residentes de toda la vida y uniformes de época

Capitanía abre sus puertas para celebrar el día de las Fuerzas Armadas / Eduardo Ripoll

Para Larry Gerber, natural de Kansas, pero residente en Florida, la vista del claustro del siglo XIV no tiene el impacto de la novedad que para Marisa Ruiz, su marido y sus 50 años como valencianos. Paradojas de todo aquello que tiene un elemento visitable, de atracción a los ojos y a la cámara del teléfono móvil, elemento predominante en una mañana donde la variedad tiende al alza entre familias con niños que corretean curiosos entre elementos militares, un grupo de turistas con guía, deambulantes solitarios maravillados por la Sala de las Palmeras, matrimonios con la medalla de la veteranía y soldados del siglo XVIII.

Eduardo Ripoll
La variedad de visitantes llega al nombre con el que se conoce el lugar. Porque por mucho que el paso de trajes napoleónicos puedan hacer que haya quien piensa que las paredes levantadas hace casi 800 años son una sede momentánea del Ministerio del Tiempo, no, estamos en el Convento de Santo Domingo, la sede del Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad y pero que en el imaginario popular sigue siendo "Capitanía General", que este sábado ha abierto sus puertas por la Fiesta Nacional del pasado 12 de octubre.
Y aunque la mañana empieza tímida con un goteo de madrugadores curiosos, rozando el mediodía la asistencia es destacada. Hasta 10.000 personas llegaron a contabilizar como récord en 2023 y este año, con el plato fuerte de la arriada de bandera a las 20 horas se quiere volver a superar. Entre medias, cambio de guardia con trajes de época y exhibición cinológica, perros de la Policía Militar que demuestran el dominio de las instrucciones para labores de rescate o de detección de drogas y explosivos y que levantan los primeros aplausos del día.

Varias personas visitan la sala del trono de Capitanía General. / Eduardo Ripoll
Aunque antes ya había quien hubiera querido dar palmas ante lo que veía. Es el caso de María Dolores que admite que el espacio es "una joya". Y lo dice con conocimiento de causa porque es el segundo año seguido que entra. "Quería volver, es muy bonito", añade a la puerta de la Sala de las Palmeras, un rincón que recuerda a la Lonja en la forma en que sus columnas se alzan hasta el techo para abrirse como si fueran ramas. Es uno de los puntos donde los móviles más se levantan para tratar de captar la imagen.
No obstante, el posado más habitual es en el claustro. En ello está Marisa Ruiz, sonriendo entre dos columnas en una de las esquinas del patio mientras su marido le apunta con la cámara del teléfono. "Es la primera vez que venimos; merece mucho la pena, el sitio es una maravilla", indica incidiendo en que tenían "ganas de verlo", pero que cuando se daban las jornadas de puertas abiertas siempre acababan teniendo algo que impedía el plan. "Luego vamos por ahí y nos pegamos una paliza para intentar verlo todo y no aprovechamos para lo que tenemos aquí", añade.
Claustro "interesante"
La fascinación es generalizada, pero difícilmente hay quien la describa mejor que William Biringer. "El claustro es muy interesante porque se pueden ver los dos estilos del gótico del siglo XIII y del siglo XIV y que conecta perfectamente con la Lonja, San Juan del Hospital y la puerta de la Catedral", indica en un perfecto castellano pese a su origen estadounidense. Sus palabras evidencian que sabe de lo que habla: es profesor de Historia en el CEU de Castellón, pero una cosa es leerlo y otra cosa es verlo.

Cambio de guardia con trajes de época en Capitanía General. / Eduardo Ripoll
"El monasterio muestra la conexión y la evolución del gótico cristiano de la época en València", añade. Biringer, natural de Pittsburg (Pensilvania), 25 años asentado en València, pero que visita por primera vez el espacio a pesar de que no lo aparente por el conocimiento que transmite. Ya había estado previamente quien le acompaña, Larry Gerber. Profesor de música retirado, su anterior paso fue por su interés en el órgano barroco de la iglesia adjunta, rehabilitado en 2019.
¿Y en el Ejército qué dicen ante todo ello? Muestran su satisfacción por la afluencia de público que hay cada año y animan a las visitas. En este sentido, dan hasta tres motivos para dejarse pasar por allí: el primero, el sitio que consideran una "joya patrimonial". Después, el "significado" que tiene la celebración de un día como el 12 de octubre con el que esperan que sirva para "compartir valores" y, por último, para "poner en valor" el trabajo que realizan las Fuerzas Armadas, en primera línea en misiones fuera de España, pero también en catástrofes como los incendios o la reciente dana.
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