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No compren los nuevos relatos de la dana de Valencia

Imagen impactante de la dana de València.

Imagen impactante de la dana de València. / Levante-EMV

Juanjo Villena

Estamos a escasos días de que se cumpla un año de la catástrofe de Valencia que conmocionó al mundo. Las imágenes fueron desgarradoras para cualquiera, independientemente de su nacionalidad o raza, y los datos de víctimas aún más. Aún hoy es muy difícil comprender cómo pudieron morir cerca de 230 personas en un país avanzado como el nuestro. Y hay quienes aún no han sido capaces de asumir su responsabilidad y, no solo eso, es que en las últimas semanas están intentando inocular su relato tergiversado.

Vivimos en una época donde cualquier tema queda sepultado en cuestión de días. Las noticias se superponen y arrastran una polvareda que lo inunda todo, impidiéndonos ver con claridad entre tanto sesgo y bulo. En ese olvido, las medias verdades campan a sus anchas, dejando migas de pan a gorriones famélicos que, por sedentarismo digital, se conforman con cuatro titulares precocinados. Esto los asesores políticos y los jefes de redacción lo saben de sobra, no dan puntada sin hilo. Tampoco en su tarea de templar los ánimos de la población afectada por la dichosa dana. Lo pretenden conseguir con falsedades y también con dinero.

Les invito a ser críticos con lo que lean u oigan, que contrasten la información y, sobre todo, que no olviden que la gestión de aquella tormenta colosal fue nefasta. Los modelos meteorológicos sí pronosticaron días antes las lluvias extraordinarias y la AEMET activó avisos rojos a primera hora de la mañana de aquel martes. Si realmente algún técnico sugirió que la apisonadora iba a irse hacia el noroeste, camino de Cuenca, nunca se debió bajar la guardia, porque el sistema convectivo ni se movió ni perdió intensidad hasta bien adentrada la noche. Sin síntomas de remisión no se puede garantizar la seguridad de la población.

El CECOPI (operativa autonómica) empezó muy tarde y muchos ayuntamientos de las comarcas litorales del golfo no se emplearon a fondo en sus CECOPAL (municipal) al no ver llover. Me consta que se llegaron a decir cosas como que la avenida no iba a llegar porque el viento soplaba en contra. La Confederación Hidrográfica del Júcar debió explicar mucho mejor los datos, el Centro de Coordinación de Emergencias falló y el capitán tenía que estar en el barco, que iba a la deriva. El Gobierno de España no estuvo a la altura. El fallo fue multiorgánico y los implicados deben reconocer sus errores de una vez por todas. Seguro que no lo hicieron a propósito pero me temo que pedirles coherencia es demasiado, resulta mucho más fácil mentir y que los acólitos exalten su falta de espíritu crítico.

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